José Guadalupe Robledo Guerrero.
Hace más de un año, en este mismo espacio escribí que el mundo estaba entrando a una nueva guerra fría, meses después comenzaba la invasión de Rusia a Ucrania, y por consiguiente el ex agente de la KGB soviética y hoy presidente de la Federación Rusa desde 1999, Vladímir Putin, reiteradamente ha amenazado al mundo con utilizar sus armas nucleares, tal y como lo hizo la URSS en 1962 durante la crisis de los misiles.
Es menester señalar que en mi juventud, al igual que muchos de mi generación, fui seducido por la revolución rusa comandada en 1917 por Lenin, quien murió cinco años después, provocando el arribo al poder del tenebroso genocida Josef Stalin.
Luego vendrían otras revoluciones, entre ellas la cubana liderada por Fidel Castro, de donde surgió el famoso Ernesto “Che” Guevara. Estos sucesos, nos hicieron voltear al marxismo, porque todos esos cambios presumían haberse realizado bajo la visión de Karl Marx, que dejó al descubierto la explotación de la clase productiva: el proletariado.
En mi caso, aun sigo pensando que el marxismo explica con mayor precisión el desarrollo de la humanidad, que el que nos enseñan tradicionalmente en las escuelas, pero al conocer en qué terminaron esas revoluciones me decepcioné, porque ni son marxistas ni mucho menos proletarias. Acabaron en simples dictaduras con sus pueblos sometidos y semiesclavizados.
En septiembre de 2002, invitado por el entonces diputado federal Jaime Martínez Veloz, tuve la experiencia de estar en una reunión de no más de 10 personas con Fidel Castro, entre los que se encontraban el escritor Carlos Montemayor y la actriz María Rojo. En esa ocasión le pregunté a Fidel Castro ¿Por qué los antisociales (lumpen) están adueñados del Centro Histórico de la Habana? Y respondió: No los hemos sacados para no tener críticas de que nuestro gobierno es represivo. Sin embargo, la realidad es que los dejaron ahí, para justificar el deterioro físico en que se encuentran los edificios, muchos de ellos derrumbados por la falta de un mínimo mantenimiento.
Posteriormente en 2017 entrevisté a la hija del Che, la pediatra Aleida Guevara, con la mediación de mi hijo Alejandro, quien guarda una fraterna amistad con ella, con la que platiqué horas fuera de grabadora. Aleida vino a México a los festejos de la Independencia el pasado 16 de septiembre, en representación del gobierno cubano.
A Cuba la conozco bien, la he visitado varias veces, he recorrido su territorio desde la Habana hasta Holguín y he visto en qué acabó esa revolución que tanto me sedujo: pobreza, hambre, falta de libertades, represión, dictadura; un país en ruinas físicas y económicas.
Castro logró engañar al mundo, la revista estadounidense Life lo entrevistó, lo aduló como un guerrillero que desafiaba al dictador Fulgencio Batista, pero Fidel nunca dijo que su revolución era socialista, tal vez por eso culparon al Che Guevara del viraje de la revolución. Luego, el Che sería traicionado por el partido comunista (estalinista) de Bolivia, lo que ocasionó su muerte.
Cuando pude analizar objetivamente los sucesos y conocí la historia, comencé por criticar en mi fuero interno el despreciable papel que hizo Fidel Castro al alquilarles, al principio de su gobierno, la Isla a los soviéticos, para que allí instalaran misiles nucleares apuntando a los Estados Unidos y provocando la crisis que puso al mundo al borde de una guerra nuclear, tal como ahora lo hace Putin.
Alquilarle la Isla a los soviéticos, le valió a Castro que la URSS financiara a Cuba durante 29 años hasta 1991, dos años después de la caída del Muro de Berlín. Posteriormente Cuba consiguió recursos de otros países del área socialista, el último que ayudó al régimen cubano fue el presidente venezolano Hugo Chávez y actualmente recibe apoyos económicos del gobierno de López Obrador. Aún así, el pueblo cubano está inmerso en la miseria, sin libertades y huyendo de Cuba hacia el sueño americano.
Hoy nuevamente, la propaganda rusa y cubana insiste en difundirse en México con ayuda del gobierno de AMLO, y es acatada por algunos sin formación ideológica, sin asomarse a la realidad y sin ninguna actitud crítica. Ni siquiera se preguntan: ¿Por qué si los regímenes socialistas son un paraíso, sus pobladores insisten en abandonar sus países como sucede con los cubanos, venezolanos y nicaragüenses?
El marxismo, alguna vez me dijo un estudioso del tema, es “El análisis concreto de una situación concreta”, y pese a ello los nuevos “revolucionarios” son incapaces de ver la realidad que viven las poblaciones de Cuba, Venezuela y Nicaragua. No cabe duda que seguimos siendo sujetos pasivos de la propaganda mentirosa de quienes hicieron una revolución, para someter a sus pueblos a una dictadura unipersonal que nada tiene que ver con el marxismo, con el progreso ni con la libertad.
Esos regímenes han demostrado su fracaso, porque se hicieron en países donde el desarrollo de las fuerzas productivas no logró alcanzar su etapa superior. ¿Para qué intentar en emularlos o en hacer algo parecido?
Política aldeana
Ahora que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, anda en campaña peleándose con los gobernadores de oposición, el grupo Guacamaya dio a conocer, que según los reportes de la Sedena hackeados, se vincula al secretario de Gobernación con los huachicoleros y con una red de tráfico de combustible que opera a gran escala en Tabasco. El reporte de inteligencia fue entregado a los mandos militares el pasado 31 de agosto. La Sedena identifica dicha investigación con la clave “caso Olmeca”, en donde se ubican nombres, familiares de perforadores, traficantes de huachicol, compradores, choferes de pipas y la ubicación de gasolineras, bodegas, rutas de conexión y protección institucional. A Adán Augusto López se le identifica con la clave de “Tío”. Según los documentos hackeados por Guacamaya, la Sedena identifica que las rutas de tráfico de hidrocarburos están bajo la protección del CJNG y que el titular de Gobernación se puso a sus órdenes y le pasó un contacto con la Seido para que fuera su enlace. La investigación involucra a funcionarios de alto nivel de Pemex, ingenieros e inspectores de la Guardia Nacional y trabajadores de puertos marítimos de Dos Bocas. Se ha identificado que se trata de millones de litros de combustible robado que se extrae en pipas y lo llevan a estados del norte del país mediante la protección de rutas por medio de la Guardia Nacional.
Preguntas huérfanas
¿Por qué los secretarios de la Sedena y de Semar se han negado a comparecer ante la Cámara de diputados para explicar el hackeo a sus archivos?
¿Será cierto que detrás de los gobiernos de Morena viene el crimen organizado?
¿A qué se debe que los calefactos de Morena no respetan las leyes electorales? ¿Están emulando a AMLO en su desprecio por la legalidad?