¡Toma las calles la vieja oligarquía!

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  • En un hecho histórico, los mejores exponentes del anquilosado régimen que por casi un siglo saqueó al país salieron el domingo a tomar las calles para tratar de frenar la pérdida de sus privilegios.
  • El pretexto para despotricar contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, o bien, la gota que derramó el vaso, es la reforma electoral, cuyo tema central es el cuestionable desempeño del dispendioso INE.

David Guillén Patiño.

Como ya es del conocimiento general, el pasado domingo gruesos contingentes de mexicanos abarrotaron las principales vialidades de 63 ciudades de cuatro países, incluyendo el nuestro, donde, según sus organizadores, cientos de miles de personas salieron a “defender” al Instituto Nacional Electoral (INE).

Tan solo en la Ciudad de México, algunos estiman que, a lo largo de tres kilómetros, desde la glorieta del Ángel de la Independencia hasta el Monumento a la Revolución, marcharon durante unas cinco horas más de 600 mil inconformes.

Woldenberg Karakowsky

De entre las acres consignas que los manifestantes, vestidos de rosa y blanco, lanzaron contra la administración presidente Andrés Manuel López Obrador, destacó la de “¡El INE no se toca!”, slogan del movimiento.

El otrora titular de dicha institución, cuando esta fue ciudadanizada (1996-2003), Isaac José Woldenberg Karakowsky, de origen judío polaco y lituano, sería el único orador de la marcha, misma que concluyó con un mitin en la Plaza de la República.

De convicciones comunistas y ex militante de los partidos de la Revolución Democrática (1989-1991), Mexicano Socialista (1987-1989) y Socialista Unificado de México (1981-1987), el también columnista del diario Reforma tomó la palabra sobre un templete montado en la referida explanada.

La perorata del septuagenario no fue lo que se esperaba. En ella dejo de manifiesto que lo suyo no es la oratoria, mucho menos hablar con la vedad.

El script que seguramente tuvo que seguir le generó al siguiente día una serie de críticas, aunque no en todos los medios de comunicación, que en su mayoría se limitaron a replicar casi textualmente sus expresiones.

Pero destacan una serie de observaciones que se le hicieron en los noticiarios de TV Azteca, poniendo a la deriva la veracidad del discurso que, en el mejor de los casos, estuvo plagado de medias verdades.

La primera mentira que la televisora detectó a Woldenberg Karakowsky fue su afirmación de que “buena parte de lo edificado se quiere destruir desde el gobierno”. Al respecto, la aclaración fue que “ni la iniciativa del presidente, ni ninguna otra plantean nada parecido, al contrario, lo que se busca es fortalecer al INE”.

El expresidente del Instituto Nacional Electoral señaló también que “México no puede volver a una institución electoral alineada con el gobierno, incapaz de garantizar la necesaria imparcialidad de todo el proceso electoral. México no puede, ni debe, trasladar el padrón electoral a otra institución porque el INE ha cumplido con creces en la elaboración de un listado confiable”. TV Azteca reviraría, señalando que esto es “falso también: en más de una ocasión, el padrón electoral ha sido puesto a la venta, hasta en Tepito”.

El orador, igualmente, cometió el desliz de decir que “México no merece una reforma constitucional en materia electoral impulsada por una sola voluntad, por más relevante que sea”. En este punto, el noticiero, en voz de Daniel Zanjeado, hizo el mismo señalamiento: “Falso una vez más: en el Congreso están en el análisis más de 100 iniciativas de reforma electoral, y hasta el momento todos los partidos han convenido en analizar todos los pros y contras de cada una de ellas”.

Según José Woldenberg, tocar al INE con el pétalo de alguna reforma causaría un caos, es decir: “México viviría conflictos evitables, innecesarios, interminables y costosos si las normas electorales no son producto del consenso de las principales fuerzas políticas del país”. Por supuesto, para TV Azteca esto también es falso, ya que “lo que se requiere es que los partidos políticos saquen las manos del INE. Luego de las últimas ocho reformas electorales en el país, los partidos han convertido a la presidencia del INE en un puesto político y, al resto del consejo, en un refugio de cuotas y cuates”.

Por lo demás, el orador que coronó la marcha evitó hablar del altísimo costo de las elecciones, de la conveniencia del voto electrónico, de los miles de millones de pesos que reciben del dinero público los partidos. Tampoco dijo nada acerca de las prebendas que disfruta la burocracia dorada de un instituto cuya principal razón de ser es organizar los procesos electorales, recopilar la sumatoria de votos que cuentan los ciudadanos y comunicar los resultados.

En síntesis, el proyecto de reforma político-electoral que está en manos del Congreso de la Unión, consta de los siguientes puntos:

Efectivamente, no desaparecería el INE, sino que cambiaría de nombre a INEC (Instituto Nacional Electoral y de Consultas), sin perder su carácter de autónomo; se reduciría el número de diputados de 500 a 300, y de senadores, de 128 a 96, así mismo, los consejeros del INEC y los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) serían propuestos por los tres poderes de la Unión y elegidos mediante el voto popular en elecciones abiertas.

Por otra parte, la reforma propuesta plantea la reducción, de 11 a 7, del número de consejeros del Instituto, en tanto, se otorgaría a los partidos financiamiento público solo para campañas electorales, lo cual se reflejaría en un menor presupuesto.

También se propone la reducción, a 30 minutos, del tiempo de propaganda política diaria en radio y televisión; la disminución en la participación necesaria en una consulta popular para que sea vinculante: del 40% al 30 por ciento; la eliminación de los órganos electorales estatales; y la implementación del voto electrónico.

Estando el proyecto tan claro, es de entenderse ahora por qué el presidente Andrés Manuel López Obrador se da el lujo de ridiculizar las arengas y argumentos forzados de quienes promueven la falsa defensa del INE.

Pero las críticas oficiales no son nuevas; se dieron incluso antes de la marcha, cuando el primer mandatario nacional retó a sus organizadores a concentrar a los marchistas en el Zócalo, lo cual no tuvo respuesta, pues habría quedado al descubierto la poca participación ciudadana en la manifestación. Según los cálculos del presidente, en el Zócalo capitalino caben 120 mil personas.

Pero más allá de evaluar la capacidad de convocatoria para la marcha, es importante darnos cuenta de la frágil fundamentación del movimiento, como ya se ha demostrado, lo cual no refleja otra cosa que la urgencia que tienen los emisarios del viejo régimen de recobrar el poder, pero, sobre todo, sus inmorales prebendas.

Lo llamativo de esta historia es que, en un hecho insólito, la burguesía se atrevió a recorrer las calles para conquistar un mundo de fantasía, seguramente del mismo tono rosa de las prendas que llevaban puestas. Su orgullo e injustificada indignación no les permitió advertir en sí mismos lo ridículos y patéticos que se veían caminando sobre el pavimento, bajo el disfraz de ciudadanos de a pie… ¿o de lobos rapaces?

Pido perdón a los ciudadanos que acudieron de buena fe al engañoso llamado de los llamados “clasistas”, “racistas” y demás, sin conocer en realidad la razón de su participación en esas marchas, y que de algún modo se pudieran haber sentido aludidos en este artículo. Definitivamente, no es el caso.

Comparto a continuación una lista de los representantes de la clase política a la que me he estado refiriendo, la cual todavía cree que pueden seguir tratando al pueblo como a retrasados mentales. Claro que muchos de ellos decidieron no acudir a las manifestaciones, o bien, se escondieron, pero estos fueron los más vistos:

José Woldenberg, Vicente Fox, Margarita Zavala, Elba Esther Gordillo, José Narro Robles, Claudio X. González, Claudia Ruiz Massieu Salinas, Emilio Álvarez Icaza, Miguel Ángel Osorio Chong, Marko Cortez, Alejandro (“Alito”) Moreno, Donaldo Colosio R., Arquidiócesis de Xalapa, Jesús Zambrano Grijalva, Jesús Ortega Martínez, Roberto Madrazo Pintado, Fernando Belauzarán, Santiago Creel.

También marcharon: Manuel Clouthier, Laura Zapata, Sergio Mayer, Joaquín Cosío Cochiloco, Carlos Alazraki, Lía Limón, Sandra Cuevas, Mauricio Tabe, Santiago Taboada, Jorge Triana, Lorenzo Lazo, Javier Lozano Alarcón, Miguel Treviño, César Hank Inzunza, Juan Manuel Gastélum, José Guadalupe Osuna, etc.

davidguillenp@gmail.com