Rufino Rodríguez Garza.
Pues fui a Guadalajara por tres cosas: primero por un premio a la librería Rodríguez Libros que yo represento, segundo una pequeña pero gran reunión de egresados de la cuarta generación de egresados del Tecnológico de Saltillo, y tercero visitar a unos queridísimos parientes muy cercanos.
En el primer caso muy agradecido que se hayan fijado en este modesto librero, y si, tengo 27 años recién los cumplí en el mes de julio de dedicarme a este oficio. En 1995 empezó esta aventura y me ha dado muchas satisfacciones, ser librero es una profesión en peligro de extinción y las satisfacciones han sido numerosas al ayudar al estudiante, al tesista o al escritor.
El vender libros usados es toda una odisea pues los recibe uno ya sean donados o comprados, recibirlos, arreglarlos, limpiarlos y luego valorarlos para poner el respectivo precio. Gracias a estas librerías de libros usados se ha venido a llenar el hueco que dejaron las librerías de línea o de libros nuevos.
En Saltillo ya no hay librerías con todo y que la población estudiantil se ha multiplicado, hay más de 11 universidades particulares y aunado a todas las oficiales nos da un total por el momento de 23 diferentes carreras y no hay una sola librería establecida.
Macario Zamora es un librero de usados que vive en Guadalajara y que tiene varias librerías en esa ciudad, y cuenta además con una librería móvil montada en un camión habilitado como librería y que recorre las calles de la ciudad ofreciendo esta delicada mercancía.
Macario y sus amigos libreros organizan una Feria del Libro Usado y Antiguo desde hace 12 años, también el inquieto Macario recorre la república mexicana y se instala en ferias de libros que se organizan en los estados, esto le ha permitido recorrer ciudades de casi todo el país llevando libros a muy buen precio. En el caso de Coahuila ha estado presente en la Feria Internacional del Libro en las instalaciones de la Universidad de Coahuila campus Arteaga, también ha estado en la ciudad de Torreón, y en esas estancias conoció a mi persona y fue así que me invitó a que presentara en esta ciudad de Guadalajara mi libro Coahuila Indígena.
En el comité organizador fui designado como librero del año, honor que no merezco pero que acepto con mucho gusto.
Esta feria del libro usado de Guadalajara no sólo ofrece libros, sino que hace reconocimientos a personalidades de su propia polis y de la Ciudad de México y también de otras ciudades de la república. Fui merecedor a ese reconocimiento y más gusto me dio estar junto a grandes personalidades como el doctor Eduardo Matos, gran arqueólogo y al que recientemente en este mes de noviembre se le concedió el premio Princesa de Asturias y que puso muy en alto a México en el tema de las ciencias sociales.
Otras personalidades que también recibieron su reconocimiento fueron Arturo Saucedo, bibliófilo de la ciudad de México, el caricaturista monero “El Fisgón” y otros personajes de la cultura mexicana. Dicho reconocimiento está conformado en unas manos sosteniendo un libro abierto en plata y con un texto de los libreros y personalizado para cada homenajeado.
Por otra parte, aprovechamos algunos egresados de mi generación del Tecnológico de Saltillo para reunirnos como lo hacemos cada año y ahora tocó en la ciudad de Guadalajara, reunión muy nutrida a pesar de que los sobrevivientes estamos en lugares diferentes de la república.
Una excelente convivencia entre compañeros que salimos en el ya lejano año de 1969 como la cuarta generación.
Por último y no menos importante fue la reunión con familiares muy cercanos, pues hace 21 años murió mi hermano Rodolfo y el cual está enterrado en estas tierras de Jalisco, pude saludar a mi cuñada Bertha Lozano y un queridísimo sobrino Rodolfo Rodríguez hijo de mi hermano.