LOS POBRES Y LA PARTIDOCRACIA

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

Durante las décadas como periodista, en mis escritos siempre insistí que el peor problema de México era su corrupta partidocracia y por ende los politicastros que de ella vivían, y en esta opinión ningún partido se salva, todos son parte de esa gran corrupción que tiene de rehén a nuestro país. Finalmente fue la partidocracia la que diseñó el modelo de “democracia a la mexicana” que les ha servido para enriquecerse con el voto de los pobres.

Los pobres son pues, la otra parte del problema mexicano, a los que ningún politicastro tiene siquiera la intención de sacarlos de su precaria condición, pues luego quién votaría por los saqueadores. Sin embargo, la pobreza y la corrupción son las dos cantaletas que los políticos de los partidos aluden en sus cansados, repetitivos y demagógicos discursos, tanto en campaña como en el poder, sin que la situación cambie. Parece ser que ningún partido quiere luchar contra esos flagelos.

El presidente no de la república, sino de Morena, Andrés Manuel López Obrador, recién nos dijo: “Ayudando a los pobres va uno a la segura, porque ya sabe que cuando necesita defender, en este caso la transformación, si cuenta con el apoyo de ellos, no así de los sectores de clase media, ni con los de arriba ni con los medios ni con la intelectualidad. Entonces, no es un asunto personal, es un asunto de estrategia política”.

Andrés Manuel López Obrador, recién nos dijo: “Ayudando a los pobres va uno a la segura, porque ya sabe que cuando necesita defender, en este caso la transformación, si cuenta con el apoyo de ellos….»

Más claro que nunca, AMLO dejó ver la rentabilidad electorera de los pobres, quizás por eso durante sus cuatro años de gobierno los pobres aumentaron 6.1 millones más que al principio del mandato de López Obrador. Y este aumento ha seguido creciendo en el gobierno de la Cuarta Transformación, que según dicen su prioridad es “Primero los pobres”. Será por eso que AMLO, como todos los dictadores del “socialismo latinoamericano”, se pronuncia en favor de un país de pobres al que puedan manipular con dádivas.

Ahora con la 4T, la partidocracia se ha reorganizado con el clásico chapulineo de los oportunistas. El PRI, PRD y PAN nutrieron las filas de Morena, que ahora se ha convertido en el cuarto PRI, con todas sus mañas y corruptelas elevadas a la máxima potencia, pero no podía ser de otra forma, pues los que siguen en el poder con el obradorismo son mismos que desde otros partidos nos saquearon.

El PRI desde el nacimiento del Partido Nacional Revolucionario en 1929 hasta 1999 que se entregó la presidencia al panista Vicente Fox Quesada, gobernó a México 70 años, y fue el modelo a seguir hasta la fecha. El PAN, el partido de los conservadores y la iglesia católica, fue durante todo el tiempo un equilibrio público contestatario, pero en las recámaras del poder tenían sus acuerdos. El PRD, hijo putativo del PRI, en 1988 se convirtió en el refugio de la izquierda priista, en donde se fortaleció y luego se debilitó con sus tribus, hasta que AMLO decidió constituir a Morena con el PRD y los tránsfugas de otros partidos en su vehículo para llegar al poder.

De los demás partidos, incluso los que aun siguen vigentes, solo podemos decir que se trata de organizaciones mercenarias que siempre apoyan al mejor postor. Allí están vivitos y coleando como ejemplo del mercantilismo electorero, el Partido del Trabajo del “maoísta-salinista” Alberto Anaya, y el Partido Verde Ecologista de México del “Niño verde”, el mercenario Jorge Emilio González Martínez, de quien tantas anécdotas de sobornos se conocen.

Para todos los partidos los pobres son rentables electoralmente, por esa razón las campañas políticas ya no son de propuestas, programas de obras públicas o planes para estimular el desarrollo y progreso en las regiones más atrasadas, lo que ahora cuenta es qué partido les ofrece mayores dádivas o quién le da más por su voto. El progreso de un municipio, estado o país ya no es lo importante, para los que demandan unos pesos para comer.

Este montón de palabras, solo explican algunas cosas que pasan desapercibidas, por ejemplo, que tres de los cuatro candidatos a gobernador de Coahuila son expriistas, y el cuarto es alquilado por cualquiera y siempre sumiso al orden priista. El fundador de la Unidad Democrática de Coahuila (UDC) Evaristo Pérez Arreola, fue alcalde de Ciudad Acuña, y retornó a Coahuila presumiendo ser asesor del presidente Salinas de Gortari.

Entonces, para qué tanto brinco estando el piso parejo. Si usted va a votar el 4 de junio, hágalo por uno de los cuatro candidatos salidos del PRI, finalmente de allí provienen la gran mayoría de los nuevos gobernantes de Morena en los estados de la república. Y no se olvide, Morena es la cuarta transformación del PRI: La primera transformación fue del PNR de Plutarco Elías Calles al PRM de Lázaro Cárdenas del Río; la segunda fue la del PRI de Miguel Alemán Valdés; la tercera es la del PRD de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y la cuarta transformación es la de Morena de Andrés Manuel López Obrador. Así es la historia, y el PRI sigue vigente ahora que transmutó en Morena.

Política aldeana

Con la candidatura a gobernador de Ricardo Mejía Berdeja por el PT, la situación electoral de Coahuila se ha tornado confusa, pues hasta ahora no se sabe el juego que está jugando Mejía al dejar su alto cargo policiaco, renegar del partido de AMLO, desafiar las instrucciones del tlatoani y de paso, no darle el adiós al presidente. La gran mayoría de observadores saben que Ricardo Mejía no lleva las de ganar, en tal caso se le augura un tercer lugar en las elecciones, aunque hay quienes lo sitúan en el segundo lugar. Por eso se cree que algo se está tramando, algunos piensan en que habrá declinación de algún candidato en favor de otro, tal y como sucedió en 1999 cuando Alejandro Gutiérrez Gutiérrez “La Coneja”, declinó en favor de Enrique Martínez y Martínez a cambio de la senaduría. ¿Estará Mejía pensando en declinar en favor de Guadiana antes de las elecciones o éste declinará a favor de Mejía? Si ya sucedió una vez, ¿por qué no puede suceder otra?

Preguntas aldeanas

¿Conocerá el director de Planeación de la UAdeC, Jesús Alberto Montalvo Morales, la mala imagen pública que tiene como para querer ser Rector? ¿Será cierto que se encuentra en esa importante posición universitaria por recomendación de Jericó Abramo Masso y Luis Efrén Ríos Vega?