Carlos Padilla Muñoz.
No cabe duda que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene un sello muy especial, mezcla de aciertos y desaciertos, ocurrencias y puntadas personales del ejecutivo es la firma de esta administración que seguramente pasará a la historia por el desbalanceado resultado.
En esta administración destacan las llamadas obras faraónicas, como son el Tren Maya, que conectará el sureste del país, y podría funcionar como algo parecido al Canal de Panamá, pero terrestre. Esta obra aparte de ser de las más costosas, ha sido controvertida por los altos costos ecológicos, económicos y políticos.
Esta obra, el Tren Maya, fue una ocurrencia o puntada personal del Presidente López Obrador, sin tener los proyectos definidos, hubo de corregirse los trazos con costos muy altos, aparte de las denuncias por afectar zonas arqueológicas y la destrucción de una gran parte de la selva del sureste, uno de los recursos naturales más importantes en el país.
Otro de los puntos no definidos, son los tiempos, faltan menos de dos años y se calcula que la obra podría estar terminada antes del final de esta administración federal, pero no es una seguridad, por lo que podría correrse el peligro de que la obra quedara inconclusa y en el olvido. Esto podría funcionar.
La construcción de la Refinería Dos Bocas, bajo la promesa de procesar el petróleo suficiente que se extrae en México, para producir la gasolina y demás energéticos como el gas natural, y así poder garantizar el consumo interno y disminuir o eliminar al cien por ciento las importaciones y en automático bajar el precio de los energéticos que maneja Pemex.
Imagínense tener gasolina, diésel y gas a bajo precio, como López Obrador lo prometió al inicio de la administración, sería el despegue económico para nuestro país y bajaría la inflación que ahoga a los mexicanos. La inflación se calcula con la realidad en un 37 % y no el 7.5 como lo indican los voceros de este régimen.
Esta refinería fue otra puntada de López Obrador, y aunque las pretensiones son buenas, la forma de hacerla y proyectarla, no fue la debida y ha sido otra de las obras controvertidas.
Ya había un proyecto ejecutivo para hacer un aeropuerto de primer mundo, incluso ya había algunas obras en lo que fue el Lago de Texcoco, una obra con mezcla de dinero del gobierno federal con inversiones privadas, pero López Obrador tuvo la puntada de cancelar todo el proyecto, con pérdidas multimillonarias, además de construir o parchar el aeropuerto militar de Santa Lucía, que ha resultado una obra no apta para el manejo del transporte aéreo de una de las ciudades más pobladas del mundo.
La cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y la construcción del aeropuerto ahora llamado Felipe Ángeles, tuvieron más perdidas que haber terminado el nuevo aeropuerto, además que el Felipe Ángeles resultó inoperante, al grado que por varios meses ha sido un elefante blanco y ahora el gobierno federal está obligando a varias líneas aéreas a funcionar en este aeropuerto, cuya ubicación no cumple con los requisitos para tener la conectividad necesaria.
Aquí en la Laguna el presidente López Obrador tuvo una puntada, que podrá beneficiar a dos millones de laguneros. Invertir 12 mil millones de pesos en el Proyecto de Agua Saludable para la Laguna. Consiste en traer agua entubada de la Presa Francisco Zarco para potabilizarla en el poblado San Jacinto para continuar la red hidráulica hasta Lerdo, Torreón y Gómez y conectarse en una red con Matamoros, Viesca, Madero, San Pedro, Mapimí y Tlahualilo.
Esta puntada, que no había tenido ningún presidente en los últimos años, seguramente será la vida para los laguneros, que ya están consumiendo agua contaminada con arsénico, cadmio y plomo. Se trata de una puntada benéfica para la Laguna y que se tiene proyectada terminar antes de que termine su gobierno AMLO.
No todo lo que ha hecho el presidente es malo, solo que algunas carecieron de proyectos firmes, bien estudiados, se carece de un equipo de coucheo para los proyectos y grandes obras.
Queda en el tintero la recuperación de los Ferrocarriles de México, que se robó el expresidente Ernesto Zedillo, en una maniobra quirúrgica, engañando al pueblo de México, haciendo creer que se había vendido a una empresa transnacional con asiento en Estados Unidos.
Esto en el aspecto de obras, en el plano político, AMLO ordenó un reacomodo con la mecánica para la comunicación social vinculada entre el Gobierno federal y los medios de comunicación. Aquí no solo entraron las puntadas, predominó el odio y el encono personal contra aquellos periodistas y medios que publicaron las puntadas del ejecutivo.
Una de las medidas emprendidas por el presidente fue la Ley Mordaza en materia de comunicación social, para ello aprovechó lo que marcaba el artículo 26 de la Ley General de Comunicación, donde se autorizaba a los gobiernos de las tres instancias, para invertir hasta el 3% de su presupuesto anual para difundir las obras ejecutadas, programas y actividades de gobierno, así como campañas de salud, seguridad y otros rubros.
Primero habló con los medios como Televisa girando órdenes a través de su Dirección de Comunicación Social, para hacer que se despidiera a periodistas y conductores como Joaquín López Dóriga, el payaso tenebroso Brozo, Carlos Marín, Aguilar Camín y últimamente Denis Maerker, bajo la amenaza de, que no hacerlo, se suspendería el millonario contrato de publicidad que se tenía.
Así fue con algunos medios escritos como Reforma, Universal, Proceso y otros, ahora el medio preferido es TV Azteca. El costo de las transmisiones de las Mañaneras, que se maneja por otro rubro, es multimillonario. Además de la difusión que le dan en las redes sociales que no son gratuitas. Aquí no funciona la reducción de la Ley Chayote, recordando aquel refrán, “Hágase su voluntad en los bueyes de mi compadre”.
Ahora con la disminución del presupuesto de la llamada Ley Chayote a .01 % los medios recibirán un mil por ciento menos, por no decir que nada, por lo que más de 18 estados y cientos de municipios se han amparado y han presentado controversias ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, algunas han prosperado como el estado de Coahuila y México.
Sin conectar lo que dice y piensa con lo que hace, el Presidente de la República ha comprado muchos problemas, que seguramente tendrán altos costos en los comicios del 2024.
López Obrador le apuesta al voto duro de los 15 millones de pensionados y con los rumores de que deberán votar por Morena, de lo contrario se terminarán las pensiones, que si bien es poco dinero para mantener una familia, es un aliciente para millones de mexicanos que no tienen un empleo suficiente y otros que no tienen nada.
Otra de las puntadas que podrían conocerse en los próximos días, es el cambio de candidato en Coahuila por parte de Morena, por su avanzada edad, la contrariedad que produjo en el presidente el empresario coahuilense al ofrecer mil hectáreas de terreno en la región carbonífera a la empresa Tesla para que se instale en Coahuila, cuando el presidente quiere llevarse esta inversión al sureste, la región que ha sido beneficiada con el 80 por ciento del presupuesto de estos cuatro primeros años. Podría haber cambio de candidato. El que entraría al quite es Luis Fernando Salazar, quien le ha mostrado lealtad, o bien fusionarse con Ricardo Mejía Berdeja, con el que trabajó por cuatro años.
La orden de meter a la cárcel a Rosario Robles, de la que se habla hubo amoríos antes de que fuera presidente y a quien le debe muchos favores. Y así podríamos mencionar muchas puntadas de este presidente que en verdad ha gobernado con un sello muy personal, las puntadas de un presidente.
La intención aferrada de desaparecer al INE, el mismo organismo que avaló su triunfo en el 2018, es otra de sus puntadas llenas de rencor y odio contra Lorenzo Córdova su presidente y sus consejeros. Dice que se trata de otras de sus puntadas, obedeciendo posiblemente a quienes le hablan y le endulzan el oído.
Y qué decir de la sucesión presidencial. Para nadie es desconocido que los dados cargados benefician a Claudia Sheinbaum, la Gobernadora o Jefa de la Ciudad de México. Ella fue nuera por un tiempo de López Obrador, es madre de un hijo de uno de los hijos del presidente. Además, AMLO sabe que Claudia podría ser moldeable y hasta manejable para extender su mandato a doce años cuando menos, como lo hacen los dictadores.