- En solo cuatro años, caos, desaparición de instituciones.
- Habrá reuniones en todos los estados de la República.
Pascacio Taboada Cortina.
Hace poco más de 210 años los mexicanos clamaban e imploraban por un México Independiente; en La Reforma del 47 –hace 176 años—imperaba el dolor por haber perdido más de la mitad del territorio nacional y la necesidad de contar con un gobierno capaz de implantar un régimen basado en la justicia, la confianza y cimentado en un orden jurídico y de respeto al estado de derecho, en el marco de un pueblo que se debatía entre la pobreza, la ignorancia y la incertidumbre.
Mientras tanto, en el movimiento que dio inicio al largo proceso de la Revolución Mexicana de 1910 hasta 1934, la lucha armada se derivó de un prolongado autoritarismo, que no heredó más que enfrentamiento entre los mexicanos, pobreza y desigualdad social, ignorancia y acaparamiento de tierras y toda clase de recursos naturales
Con estos antecedentes, hoy en día poco más de 100 millones de mexicanos –descontados los 30 millones en números gruesos que votaron en 2018 a favor del todavía Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador– claman por un cambio en la forma de gobernar, sin ataques cotidianos a personajes y organizaciones sociales a quienes el mandatario llama “neoliberales”, “conservadores”, “contrarios del régimen”, “periodistas y comunicadores” de todos los medios formales de comunicación, “salvo las benditas redes sociales”, como les dice el jefe del Ejecutivo. Sí, surgieron “de la noche a la mañana” y son capaces de “besar… los pies” al presidente de la República en cada “mañanera”.
Los temas en los que pondrán énfasis todos los oradores que participarán en la concentración masiva y popular, la concentración masiva de ciudadanos, este 26 de febrero en el Zócalo de la Ciudad de México, y se ha mencionado que habrá reuniones en prácticamente todos los estados de la República, son del dominio público: la caída de la economía mexicana, con todas sus secuelas de desempleo, desnutrición que padece más del 50 por ciento de la población mexicana; una inflación que afecta en mayor medida a las clases necesitadas, a los pobres; la caída del Producto Interno Bruto (PIB), la baja inversión nacional; señales de denuncia del ejercicio de cuantiosos recursos económicos que absorben las mentadas “obras faraónicas”, como el Aeropuerto “Felipe Ángeles”, la Refinería Dos Bocas”, y el “Tren Maya”.
Otro tema muy importante es la falta de productividad en el campo mexicano, debido a fraudes cuantiosos en el seno del organismo del gobierno llamado SEGALMEX, que compra, apoya con recursos a productores del campo (bueno, se supone) paga precios oficiales de los granos básicos y leche, distribuye bienes y mercancías en comunidades empobrecidas… y roba en cantidades extraordinarias. Tanto, que la Auditoría Superior de la Federación (dependiente de la Cámara de Diputados) no tiene la menor intención de hacer cuentas claras con ese organismo, porque casi todos los funcionarios se escondieron, incluido el señor secretario de Agricultura, don Víctor Villalobos, de quien depende el organismo SEGALMEX.
Por lo que se refiere al sistema bancario que hace décadas apoyaba al desarrollo rural, cuya heredera es una Financiera Nacional para el Desarrollo Agropecuario, no aparece por ninguna parte. El campo mexicano está empobrecido, porque no hay créditos y, el presupuesto anual que asigna el Gobierno de la República, se ha reducido en los cuatro años del actual gobierno. Y así con las secretarías de Estado, salvo, por supuesto, las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina. Son las preferidas del señor Presidente de México.
Las instituciones de Salud, del IMSS e ISSSTE, no cuentan con los recursos oficiales de presupuesto, suficientes y de aplicación prioritaria en todas las naciones del mundo. No tienen vergüenza los funcionarios del gobierno, al señalar que México ocupó el cuarto lugar de muertes en el mundo, por efecto del Covid-19, sólo detrás de Estados Unidos, la India y China, curiosamente con poblaciones nacionales aproximadas de 350 millones, 1,200 millones y 1,500 millones de habitantes respectivamente. Estas cifras, comparadas con México, con 130 millones de habitantes, es para “ponerse a llorar”.
Por otra parte, las organizaciones que daban una así sea una pequeña dosis de seguridad y certidumbre a las clases populares, de trabajadores y campesinos han desaparecido prácticamente de la vida nacional, llámese CNOP, CTM, CNC y muchas otra más.
En otro orden de cosas, este domingo se denunciarán las artimañas del presidente de México, para atar al Instituto Nacional Electoral, para poder “manejar a su antojo”, las próximas elecciones presidenciales, hasta llevarlas a algo parecido a una dictadura.