Fernando Fuentes García.
El rompecabezas del proyecto mundialista es tan viejo y visible, que, si los seres humanos hubieran sido más atentos, fácilmente lo hubieran podido descifrar y armar, para denunciarlo y ponerle un alto. Lo que hoy presenciamos y vivimos es un nuevo y duro golpe a los pueblos del mundo, resultado de haber dejado de lado la historia y subestimado la máxima vil de los maestros de la humanidad, quienes han anunciado desde hace más de cien años el camino que habrían de seguir. La humanidad pecó de omisa e inocente y la historia le estremeció nuevamente sorprendiéndola en el camino del desfiladero, entre un nuevo medioevo y la hecatombe, con un posible destino: Un nuevo renacimiento. ¿Cómo es que una rapaz minoría, ha llevado a la humanidad a caminar en el desfiladero? Esta aportación, la primera de varias, intenta ayudar a visualizar algunas respuestas a tan abismal pregunta.
La cultura no es una actividad del tiempo libre; es lo que nos hace libres todo el tiempo, señalaba en entrevista la escritora española, Luisa Etxenike. Le invito a tomar conciencia. La novelista distinguida por el gobierno francés como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, reclamaba el destierro de las humanidades del sistema educativo y el arraigo del desinterés por preservar los patrimonios humanos y culturales. A pregunta expresa, la escritora reniega entrar en la polémica de un proyecto con intensión premeditada.[1]
Efectivamente, los “maestros de la humanidad” como en 1776 les designaba el máximo exponente del capitalismo, Adam Smith, planearon deliberadamente el asalto al poder de los pueblos del mundo (sus democracias) y el saqueo de sus recursos, con el progresivo sistema de traslado del poder y la riqueza, que bautizaron como neoliberalismo. El trance de la democracia, debiera dar paso a la ley de la naturaleza o laissez-faire, pero regida desde el poder oligárquico y una gobernanza mundial corporativa y bancaria, idealizada por una poderosa elite financiera y aristocrática anglo-estadounidense, que ha heredado sus conocimientos y habilidades para concentrar el poder y la riqueza, desde los barones, príncipes y nobles ingleses del siglo XIII o Siglo de los Castillos. Para comprender este asalto a la humanidad, hay que precisar sus antecedentes históricos, para lo cual oriento los siguientes párrafos en el extraordinario análisis histórico que nos brinda el francés Pierre Hillard, doctor en Ciencias Políticas y maestro en Relaciones Internacionales, en su texto “Historia del nuevo orden mundial” (2010).[2]
Tras la pérdida en 1763 de los territorios de Canadá y Estados Unidos (EU) por Francia, la Corona Británica se expande y su oligarquía se fortalece. El poderío anglo-sajón sigue su expansión y después de la Revolución Francesa y la derrota en 1815 de Napoleón Bonaparte, logra dar forma a su imperio, conformando una aristocracia que, bajo el auspicio de la City (centro de negocios de Londres) y de Wall Street (bolsa de Nueva York), comienza a soñar en el control del mundo. El ideal, se formaliza en la figura del magnate Cecil Rhodes (1853-1902), promotor del imperialismo británico en África, quien visualiza la estrategia: La unificación del Imperio Británico y los EU. Para ello establece dos tácticas: Por un lado, el reclutamiento de destacadas personalidades con educación superior y comprometidas con su ideal, para colocar en puestos claves en diversos sectores y por el otro lado, la transmisión de sus conceptos e ideales a través de la educación (adoctrinamiento) de prospectos.
La Universidad de Oxford, adoptaría el ideal de Rhodes con la creación desde 1903 de las becas bautizadas con su nombre, entregadas a selectos candidatos de diversos distritos electorales del orbe, entre ellos el presidente estadounidense Bill Clinton (promoción 1968). A Oxford llegaría también el ideal socialista de la Sociedad Fabiana (1884), que buscaba una sociedad sin clases que condujera en primera instancia a la fusión del socialismo (Estado benefactor) y del capitalismo (leyes del mercado) y en consecuencia a una economía monopolística en el marco de un Gobierno Estatal Globalizado. El esquema de cambio sería gradual en el tiempo, suave pero implacable, mismo que responde a la estrategia de conquista bélica del general romano Quinto Fabio Máximo frente al general cartaginés Aníbal. El ideal es adoptado por Alfred “Lord” Milner (1854-1925), becario de Oxford, hijo espiritual de Rhodes, gobernador de la Colonia de El Cabo en África, jefe del Gabinete de Guerra del Primer ministro David Lloyd George en 1916 y Ministro de Guerra en 1918.
El pensamiento de la Sociedad Fabiana se expande con la creación en 1895 de la London School of Economics, la que forjó el espíritu de numerosos dirigentes y personalidades en el mundo, incluidos el padre del actual Primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el financiero George Soros y el escritor H. George Wells, quien plantea en su libro El nuevo orden mundial, la visión de un Estado (gobierno) mundial sin clases, constituido en diez circunscripciones o bloques. El concepto Fabiano y el de Rhodes, se difunden en los libros de Wells y toman impulso bajo el auspicio de Lord Milner, con las Mesas Redondas[3] (think thanks), que en colaboración con élites financieras estadounidenses, se instalan a partir de 1910 en Inglaterra y en EU, con el fin asentar la predominancia del mundo anglo-sajón y lograr el gobierno mundial.
La familia mundialista será rehén de la vieja condición humana de rivalidad. Las ambiciones de poder, influencia y riqueza, confrontan a la familia y originan dos estrategias en competencia (hasta la actualidad), ambas con el mismo fin, la instauración de un Estado (gobierno) mundial: La primera, la construcción de un mundialismo (globalización) liderado por el bloque anglo-sajón unificado (Imperio Británico asociado a los Estados Unidos) al que luego podrían integrarse otras naciones y la segunda visión, la construcción de un mundialismo (globalización) planetario o multipolar(todos a la vez), donde ningún país tenga la capacidad de imponer su ley o su filosofía política.
Es critico entender que, a estos tiempos, las familias dominantes de la banca y los negocios, los Rockefeller, Morgan y Rothschild, retomaban la vieja práctica de la banca central inglesa para crear la banca central en América, iniciativa que impulsaba el banquero de origen alemán, Paul Warburg (asentado en EU desde 1902), el que después fuera jefe de la Junta de Gobernadores y Vicepresidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos (1914-1918) y miembro del Council on Foreign Relations. En obscuro escenario (Isla Jekyll. Georgia, 1910), los banqueros redactarían el proyecto de Ley de la Reserva Federal, mismo que habría de firmar el presidente estadounidense Woodrow Wilson (1913-1921), dos días antes de la navidad de 1913, quién llegaba al poder con fuerte patrocinio de los banqueros.[4]
Una máquina de manipulación económica al servicio de un monopolio bancario se había impuesto. Un Estado dentro del Estado que, para su lucro, provocaría la entrada de EU a la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Con el apoyo del coronel Edward Mandell House (1854-1938), principal asesor y mentor del presidente W. Wilson, con quien los banqueros tenían íntima relación, instigarían el hundimiento del RMS Lusitania, ocurrido el 7 de mayo de 1915 a causa del ataque de un submarino alemán.[5] De especial interés los apuntes de E.M. House, que más adelante habrá que retomar.
El bloque anglo-estadounidense, aventaja al bloque de la globalización multipolar con la conflagración. Lord Milner y el banquero sueco Olof Aschberg, quien mantenía buenas conexiones con Wall Street con su filial bancaria en Londres y que además dirigía el banco soviético Ruskombank, amplían la ventaja al involucrar capital económico y político anglo-estadounidense, para financiar y apoyar la revolución bolchevique en 1917. El ex diplomático estadounidense, Michael Springmann, sitúa el origen de la guerra contra Rusia hace más de 100 años, cuando en 1918 el presidente W. Wilson interviene con 13 mil soldados estadounidenses, en la Batalla del lago Baikal, en Siberia, apoyando a la Legión Checoslovaca (los rusos blancos) que luchaban contra el Ejército Rojo (los rusos bolcheviques). El imperio británico apoyaría a la legión de los rusos blancos con 57 mil soldados.[6] Importante retomar a Springmann para hablar sobre la guerra proxy en Ucrania, antes una de las 15 repúblicas que constituyeron desde 1922 la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Al fin de la primera conflagración mundial, el bloque anglo-estadounidense sale a flote y fortalecido con el Tratado Naval de Washington (1922) que limita el desarrollo de la marina de guerra estadounidense y forja lo que Winston Churchill llamó en 1946 la “relación particular”. Una escultura de George Washington, se develó en la plaza Trafalgar de Londres para conmemorar la formalización de la relación. Francia y Alemania quedaban arruinadas y bajo el yugo de la banca londinense y neoyorquina.
El oportunismo del capital anglo-estadounidense aprovecha la reconstrucción para sacar provecho económico, y ya sea a conciencia o no, fortalece el poderío industrial germánico y nazi. En 1925 se funda en Alemania el gigantesco consorcio de acero y química, I.G. Farben, que habría de producir explosivos y gases como el Zyclon B, usado para el Holocausto. Los hermanos banqueros Paul Warburg y Max Warburg, habían sido miembros ejecutivos de I.G. Farben, uno de la filial de EU y el otro de la de Alemania, respectivamente.
El proyecto mundialista se refuerza colocando dos tanques de pensamiento o think thnks para transmitir la política extranjera anglo-estadounidense. Uno en Inglaterra en 1920, el Royal Institute of International Affairs, también conocido como Chatham House, impulsado por el pensamiento de Rhodes/Milner. El segundo en EU, el Council on Foreign Relations, creado en 1921 bajo el patrocinio del coronel E. M. House, quien funge como liga entre los ideales del grupo de Milner en Inglaterra y los del poder de Wall Street.
Importante destacar a este momento que, desde la creación en 1913 de la Reserva Federal de EU, el monopolio de banqueros ha manipulado a través de este banco central, la expansión y contracción del sistema monetario y provocado, con esta y otras estrategias (tasas de interés más adelante), severas y periódicas crisis económicas, en el afán de tomar más poder y agregar riqueza. Desde entonces, dos recesiones preceden a la crisis de la Gran Depresión de 1929, que en el análisis del economista Milton Friedman, fue deliberadamente causada por la Reserva Federal, al contraer en un tercio el circulante monetario de 1929 a 1933. Otras 10 recesiones le siguen a la de 1929 y preceden a la del 2007.[7]
Ante el lastre de la depresión de 1929 el Estado sale al rescate con las políticas de J.M. Keynes en Inglaterra y en EU con el New Deal del presidente Franklin Delano Roosvelt (1933-1945), quién en su primer año de gobierno reconoce el obscuro poder detrás en una carta escrita al coronel E. M. House, en la que expresa:
“La verdad real del asunto es que un elemento financiero en los grandes centros, ha sido dueño del Gobierno desde los días de Andrew Jackson”. [8]
Con el pretexto de acabar con la depresión, ese mismo año (1933) se deroga en el intercambio interno, el patrón oro del dólar estadounidense. Tras el asalto de 1929 al pueblo estadounidense, se produce un nuevo atraco, bajo amenaza de cárcel se le obliga al pueblo a entregar el oro que tuviera en su posesión al Tesoro. No es de extrañarse el trato que le brindan hoy, al pueblo estadounidense y a los pueblos del mundo, en especial al pueblo europeo.
La imposición de las arbitrarias condiciones del Tratado de Versalles (1920) a Alemania y sus aliados, aunado a la crisis económica desatada de la Gran Depresión de 1929, conlleva a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), de nuevo alentada por el capital anglo-estadounidense. La Standard Oil de John D. Rockefeller se colude con I.G. Farben para sacar provecho de la guerra, de hecho, la Standard Oil proveía a la Fuerza Aérea Alemana con un aditivo de patente.[9] Otra organización a mencionar es la Union Banking Corporation, la corporación bancaria, también con liga a I.G. Farben, es castigada bajo el Acta de Comercio con el Enemigo en 1942. Una de las cabezas de esta corporación era Prescott Bush, el padre y abuelo de los ex presidentes estadounidenses George W. Bush y George H. W. Bush; trascendente retomarlos en adelante por la estrategia bélica que entre siglos emprendieron. Hoy sabemos que EU de nuevo provocaría su entrada a la guerra, agrediendo a los japoneses con maniobras económicas y dejándose atacar en Pearl Harbor en 1941, para justificar a su pueblo, la entrada al conflicto.[10]
De esta conflagración, que cierra (gana) la URSS, el 2 de mayo de 1945, en la que de 24 a 27 millones de rusos fallecieron (no subestimar estos hechos), la facción anglo-estadounidense saldría victoriosa, dejando a EU en gran ventaja, al quedar incólume (con alrededor de 400 mil bajas) y fortalecido económicamente. Las condiciones no podían ser más propicias para seguir el programa mundialista unipolar. Los lineamientos estaban ya expuestos. Por un lado, entre las guerras, el austriaco Richard de Coudenhove-Kalergi (1894-1972), apoyado entre otros, por el banquero alemán Max Warburg, impulsaba la idea de establecer una federación de federaciones, que habría de iniciar configurando bloques políticos federativos, iniciando con la unión de Europa. Por otro lado, el programa neoliberal, se había establecido en 1938 con el Coloquio Lippmann, retomo estos dos últimos hechos en la siguiente aportación.
En congruencia, en junio de 1944 se establecen las políticas económicas mundiales que habrían de acabar con el proteccionismo para dar paso al globalismo con los “acuerdos” de Bretton Woods (Nuevo Hampshire, EU), que, por su puesto la URSS no avaló. La propuesta “democrática” inglesa diseñada por John Maynard Keynes se deja en la mesa y se impone la arbitrariedad de Washington con la propuesta de Harry Dexter White, ejecutivo del Tesoro de EU. Dexter redactó el borrador del Fondo Monetario Internacional (FMI), una semana después del ataque a Pearl Harbor, organismo que quedaría en las manos de EU al igual que el Banco Mundial (BM), creados ambos en 1946. Se establece así el dólar estadounidense como moneda de referencia internacional, ofreciendo cierta garantía con su respaldado en oro. El acuerdo obliga a los países en déficits de sus balanzas de pago, a financiarse a través del FMI, estipulando además que para acceder a sus beneficios, los países deberán de acordar con este organismo, sus políticas económicas.[11]
El impulso globalizador se pone en marcha conformando “un perfecto y legal sistema de saqueo”, es decir, de transferencia de riqueza pública a favor del sector privado, vía la condicionalidad atada al crédito del BM y FMI. El ogro estadounidense se erigirá y marcará el rumbo de la humanidad en 1946 y 1947, tras el exterminio de los pueblos de Hiroshima y Nagasaki, acción hasta ahora impune. Ya sin adversarios, se impone el dominio unipolar de Wall Street y Washington con su supuesto altruismo, apoyado por la City de Londres. Tiranía imperialista que en estos tiempos culmina con el colapso del sistema neoliberal y el fortalecimiento y acercamiento de Rusia y China que, tras el punto de quiebre marcado por la guerra proxy en Ucrania (2014) frente a la Federación Rusa, perpetrada por el bloque anglo-estadounidense y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), salvo Turquía y Hungría, mueven al mundo hacia un nuevo orden monetario y la era multipolar. Hago aquí una pausa para hablar sobre el momento neoliberal en la siguiente aportación.
Referencias
[1] Texema G. Crespo. elDiario.es, 26/04/2015). http://www.eldiario.es/norte/cultura/cultura-actividad-tiempo-librelibres_0_380062062.html
[2] Pierre Hillard. Historia del Nuevo Orden Mundial. Red Voltaire, (7/08/2010). https://www.voltairenet.org/article166611.html
[3] https://www.commonwealthroundtable.co.uk/
[4] United States. Congress. House. Committee on Banking and Currency, 1865-1974. Money Trust Investigation. http://fraser.stlouisfed.org/publications/montru/
[5] Edward Mandell House. Los Papeles Íntimos del Coronel House. 1926. P.432
[6] Michael Springmann. The 100 year war. US attempts to destroy Russia. 26/08/2022. https://bit.ly/3D3L91J
[7] Peter Joseph. Zeitgeist: The Movie. Companion Source Guide. https://www.peterjoseph.info/
[8] Elliott Roosevelt. Franklin Delano Roosvelt: His Personal Letters, 1928-1945. (Nueva York: Duell, Sloan and Pearce, 1950), p373.
[9] Trading with the enemy (1983), Charles Higham: Delacorte Press, New York NY; Pp. 32 – 62
[10] Robert B. Stinnett. Day Of Deceit: The Truth About FDR and Pearl Harbor.
[11] https://es.wikipedia.org/wiki/Acuerdos_de_Bretton_Woods