Jesús M. Moreno Mejía
“Decir que la culpa no tiene ley,
es reconocer nuestra culpa.”
Heinrich Mann
La declaratoria de culpabilidad de Genaro García Luna en un tribunal del vecino país del norte, se ha convertido en una terrible onda expansiva en todos los medios políticos de México, en virtud de haber estado relacionado con infinidad de funcionarios públicos de todos los niveles, incluyendo a oficiales del Ejército Mexicano, quienes aparentemente participaron en la trama del crimen organizado en nuestro país, llevando ello aparejado un sinnúmero de muertes y desapariciones en toda la nación.
Es triste reconocer como una realidad lo escuchado en pláticas con amistades y familiares, así como en los corrillos de café y otros centros de reunión, afirmando que vivimos en un Narco-Estado, al suponer que una gran mayoría de servidores públicos del gobierno mexicano tuvieron un nexo, directo o indirecto, con las organizaciones criminales que operan en todo el territorio.
Genaro García Luna, llegó a ser considerado como el funcionario más influyente durante los sexenios anteriores al actual gobierno, sin embargo acaba de ser declarado culpable de varios ilícitos relacionados con el narcotráfico de drogas, y de mentir a las autoridades estadounidenses, al ser juzgado en un tribunal federal de Nueva York, en el vecino país del norte, justamente en la misma corte judicial donde fue sentenciado a cadena perpetua Joaquín «El Chapo» Guzmán, ex líder del cartel de Sinaloa, al que protegió el ex Secretario de Seguridad Pública Nacional.
No es nuestra intención detallar los pasos que se dieron en el proceso judicial al que fue sometido García Luna, pues de todo ello se ha informado ampliamente en diferentes medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales (para vergüenza de todo México), sino a las implicaciones que trae el veredicto unánime del jurado que conoció la causa, al haber sido considerado culpable de los cargos formulados en contra del ex funcionario.
Esto último ha confirmado que el crimen organizado se logró infiltrar hasta la cúspide del poder en nuestro país, sobre todo durante una de las épocas más cruentas de la guerra entre el Estado y el narco, justamente en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
Recordemos, aunque sea brevemente, que García Luna fue reclutado en 1989 como investigador del desaparecido Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), el área de Inteligencia de la Secretaría de Gobernación de aquel entonces, y que en sus primeros años ese organismo policiaco se encargó de monitorear la actividad de los grupos guerrilleros activos que operaban en México, especializándose posteriormente en el combate a las bandas de secuestradores.
Del Cisen pasó a la Policía Federal Preventiva, y de allí a la Agencia Federal de Investigación, cuyas dos corporaciones desaparecieron cuando García Luna se encargó de la Secretaría de Seguridad Pública, a partir de 2006. Fue desde ese puesto que García Luna impulsó un agresivo combate al narcotráfico -conocido como «Guerra Contra el Narco»- que incluía la participación del Ejército Mexicano, y que, según algunas estimaciones, dejó más de 250.000 muertos.
Durante su paso por los diferentes cargos que ostentó, el ex Secretario de Seguridad Pública se relacionó con no pocos funcionarios públicos de los diferentes niveles de gobierno, incluyendo a algunos oficiales castrenses, a fin de cometer sus fechorías.
Fue al término de la administración de Calderón en 2012, que García Luna se mudó al estado de Florida en EUA, donde residió hasta su detención en Texas en diciembre de 2019, para luego ser sometido a proceso en un tribunal federal de Nueva York, donde el martes 21 de febrero pasado el jurado lo encontró culpable de los delitos que le fueron imputados.
Por las declaraciones de los testigos llamados a declarar por parte de la fiscalía que conoció de dicho procedimiento judicial en EUA, se le señaló insistentemente haber tenido una estrecha relación con líderes del crimen organizado, recibiendo cantidades millonarias de dólares en sobornos, en especial del grupo liderado por “El Chapo” a fin de llevar cocaína al vecino país del norte, cuando era Secretario de Seguridad Pública en el gobierno del ex presidente Felipe Calderón, entre 2006 y 2012.
Extraoficialmente se sabe que la justicia federal de Estados Unidos, tiene en la mira a varios de los más cercanos colaboradores de García Luna, por lo que ha puesto en guardia al propio ex presidente Calderón, quien se ha adelantado a manifestar pública, e inocentemente, que él “nunca supo nada” de los malos pasos en que anduvo su Secretario de Seguridad Pública.
El caso es que tanto Calderón como algunos de los funcionarios que dependían de García Luna, así como aquellos con los que tuvieron nexos directos e indirectos, hoy “se encuentran en capilla”, como coloquialmente se dice, pues temen ser llamados a cuenta por la justicia estadounidense, amén de los contados funcionarios involucrados que están considerados como inculpados en delitos relacionados con el tráfico de drogas y otros delitos no menos graves.
Dada la cercanía de las campañas electorales en Coahuila y el Estado de México, también ha causado intranquilidad a los partidos contendientes, por tener posibles nexos con Genaro García Luna y sus cómplices, y por ello la expectación es mayor en el mundo político nacional.
En base a nuestros anteriores comentarios en este artículo, nuestros lectores deben tener seguramente una mejor opinión a lo aquí tratado, pues nuestra intención es sólo despertar la inquietud de quienes nos leen.
Por ahora… ¡Es cuanto!
Y hasta la próxima.