Fernando Rangel de León.
Los natalicios de los próceres de la historia de México, como Miguel Hidalgo, José María Morelos, Ignacio Allende, Francisco Villa, Emiliano Zapata y Francisco I. Madero, entre otros, son recordados como una simple efeméride; pero en cambio el natalicio de Benito Juárez, el 21 de marzo de 1806, en San Pablo Guelatao, Oaxaca, es recordado con día inhábil; solo que por una reforma a la Ley Federal del Trabajo, en 2005, ese día de asueto se cambió para el tercer lunes de marzo; que en este 2023, cayó en lunes 20.
Ello es así porque mientras la primera transformación de México, la Independencia, lograda entre otros por Hidalgo, Morelos y Allende, se festeja el 16 de septiembre; y la tercera transformación de México, la Revolución, alcanzada por Madero, Villa y Zapata, se festeja el 20 de noviembre; la segunda transformación de México, la Reforma, obtenida por los grandes liberales del siglo XIX, encabezados por Benito Juárez, no tiene una fecha determinada.
Por eso es que el 21 de marzo no solo se festeja en lo personal el natalicio de Benito Juárez, sino lo que él simboliza: La Reforma, ese gran movimiento del pueblo con el que se separó a la Iglesia del Estado, convirtiéndolo en laico, garantizando las libertades individuales en las leyes de reforma que serían incorporadas a la Constitución de 1857, liberando las ataduras económicas feudales; naciendo así el estado mexicano moderno, que lo colocó en el concierto de las naciones.
Thomas Carlyle, afirmó que la historia era la historia de los héroes; afirmación que no es del todo cierta; porque la verdad es que los héroes no son seres providenciales sino individuos de excepción que en un momento dado encabezan al pueblo en sus movimientos sociales por alcanzar el bienestar para todos, que fue lo que hizo Benito Juárez.
Pero esos individuos que lideran un movimiento social transformador del pueblo, no lo hacen solos sino con colaboradores igualmente excepcionales que ellos, como lo fueron en la Reforma, Melchor Ocampo, Ponciano Arriaga, Jesús González Ortega, Mariano Escobedo, Ignacio Ramírez “El Nigromante”, Sebastián Lerdo de Tejada, Francisco Zarco, Ignacio Manuel Altamirano, Ignacio L. Vallarta (Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que estuvo en favor de la segunda transformación), y una pléyade de grandes hombres que querían un México libre y próspero.
Por lo que todos los mexicanos que querernos la historia debemos de luchar desde la trinchera en la que estemos, debemos de continuar con la dialéctica de la misma hacia el progreso de todos.