En la selva lacandona, a la orilla del Usumacinta, esta imponente ciudad sobresale no sólo por su bellísima arquitectura y arte escultórico, sino por sus 124 inscripciones distribuidas en estelas, altares y dinteles, que relatan las acciones de sus gobernantes, ceremonias, batallas, rituales y vida cotidiana.
Para llegar a Yaxchilán, el viajero debe llegar primero a Frontera Corozal, lugar donde se encuentra el Centro turístico Escudo Jaguar, y surcar las aguas del sagrado Usumacinta, el río más caudaloso de México y el más largo de América Central. Yaxchilán se originó como una pequeña aldea hace alrededor de dos mil años; con el paso del tiempo se transformó en una de las ciudades más importantes de la cuenca del Usumacinta.
Uno de los edificios más impresionantes de estilo petén es la estructura simétrica 33, construida hacia el año 750 d. C., a la que se accede por una plataforma doble con escaleras y cuya cresta se apoya en los contrafuertes interiores. La estructura se construyó en honor al gobernante yaxchilense de mediados del siglo VIII d. C., Pájaro-Jaguar (que gobernó entre los años 752 y 768 d. C.), cuya imagen aparece en decoraciones de estuco en el centro de la cresta del tejado. Delante del edificio hay una estalactita tallada que representa una cueva sagrada. Pájaro-Jaguar siguió ampliando Yaxchilán, construyó once edificios más y 33 monumentos.