ENIGMÁTICOS GRABADOS

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Rufino Rodríguez Garza.

¿Qué secretos sabremos cuando logremos descifrar estos grabados milenarios que son tan abundantes en estas tierras norteñas, donde los habitantes de épocas pretéritas se propusieron encriptar sus mensajes?

Desde la primera vez que los tuve ante mis ojos quedé maravillado y desde entonces, hace más de 40 años, sigo buscando localidades y trato de imaginar el significado que dejaron inscritos en estos cuadernos de piedra.

Pronto empezarán a hablar y podremos entender estos escritos maravillosos y misteriosos, seguramente se trata de localidades donde había agua, cacería y productos recolectables que buenamente proporciona la naturaleza; hasta ahora nadie ha descifrado estas inscripciones, lo que no quiere decir que no entendamos algunos dibujos.

Hay algunos grabados que se les llama “naturistas”, siendo obvio su significado, es el caso de representaciones fantásticas de algunas armas, ya sean puntas de proyectil, navajas enmangadas, el complemento de la lanza que sería el terrible átlatl, arcos, flechas y algunos símbolos de territorialidad.

También es frecuente identificar figuras humanas mayormente masculinas y muy pocas que representan a la mujer.

Otros motivos que observamos en los grabados en estas antiguas piedras son objetos de uso cotidiano como serían los raspadores, pero también lo que suponemos son plantas, árboles y flores.

También se han ido identificando no pocos marcadores planetarios pues podemos identificar al astro rey, la luna en diferentes posiciones (es decir creciente o menguante), también es frecuente advertir el planeta Venus que en culturas mesoamericanas es la representación de Quetzalcóatl o estrella de la mañana.

Otras evidencias conocibles serían los puntos o cuentas que bien o mal representan cómputos calendáricos.

Así por ejemplo en los alrededores de Paredón, (Presa de la Mula) se observa un mural donde se identificó un calendario lunar que fue debidamente documentado y certificado por arqueoastrónomos como Aveni y localmente por nuestro querido William Breen Murray (+).

Es decir que para nosotros no eran unos bárbaros, sino gente cuidadosa que vivía en armonía con el entorno, que se movían constantemente en busca del preciado sustento. Es así que se ve en esos antiguos cuadernos que grabaron la fauna tan útil para la supervivencia y podemos así admirar chamanes levantando un felino rodeado de reptiles, (lagartijas y tortugas) en los alrededores de Paredón, más concretamente en Ojo Frío.

También gracias a estos grabados podemos darnos cuenta de fauna extinta para estos lugares, tal es el caso de los borregos cimarrones, los bisontes y la antilocapra que llamamos berrendos.

Las piedras tienen la palabra algún día encontraremos la “Rosetta” y podremos entender los misteriosos mensajes que aún se conservan en estas olvidadas rocas de nuestros territorios norteños.