Jesús M. Moreno Mejía.
“No se cree al mentiroso
ni cuando dice la verdad”.
Marco Tulio Cicerón.
Es costumbre de los políticos de cualquier país mentir en todo aquello que no le conviene o le perjudica, y por ello el gobierno del vecino país del norte nunca admite tener en su territorio Cárteles domésticos, quienes se encargan de distribuir y vender drogas en todos los estratos sociales de su territorio.
Para todo buen entendedor, es innegable que en esa nación existen grupos criminales que reparten los productos prohibidos que llegan del exterior de EUA, entre ellos la cocaína, las anfetaminas, el fentanilo, la morfina, el opio, la marihuana, la heroína, el LSD, el peyote, etc.
Son grupos criminales perfectamente identificados por las instancias gubernamentales, que operan en la clandestinidad, pero al parecer gozan de impunidad, pues raramente se les detiene, ya que se defienden de una u otra forma, legal o ilegal, o mediante la protección de personajes poderosos, que obviamente operan de manera oculta a fin de no ser reconocidos en ese tipo de actividades.
Si acaso se llega a mencionar a esos grupos criminales se le describe como “pandillas”, pero no como los conocemos en México, pues esos grupos no tienen que ser necesariamente jóvenes, sino adultos de todas las edades, asegurándose que tuvieron su origen en caravanas de motociclistas que recorren el territorio de la Unión Americana a bordo de sus vehículos, pero también señalan a círculos de extranjeros, especialmente provenientes de Centro América.
Actualmente, dado el auge de las drogas sintéticas que contienen el mortal fentanilo y que según estadísticas causa un promedio de 170 muertes diarias a ciudadanos estadounidenses, indica que la drogadicción en dicho país se ha incrementado, pero las autoridades de allende el Río Bravo en lugar de aprehender a los distribuidores, finca la responsabilidad a países de donde provienen los narcóticos, entre ellos México.
Y nadie puede negar que los Cárteles domésticos del vecino país del norte se abastecen especialmente de Cárteles mexicanos, que surten las drogas a granel, para luego ser distribuidas en las ciudades más importantes de EUA, pero difícilmente la Drug Enforcement Administration (DEA), llegan a atrapar a quienes reparten los mortales productos, bajo la idea de que en ese país es válida la actividad comercial de lo que sea.
Ha trascendido que en Los Ángeles California, el problema principal lo realiza una pandilla conocida como “Calle 18”, pues en ese lugar residen personas de origen centroamericano, que en alguna ocasión estuvieron ligados con el grupo de delincuentes conocido como “La Mara Salvatrucha”.
En Chicago, por su parte, hay una pandilla conocida como “Gangster Disciples”, que ocasionan constantes problemas de violencia, señalándose a ellos como los distribuidores de drogas.
Nueva York no se queda atrás en ese tipo de actividades ilícitas, pero ahí son varios los grupos que operan de manera independiente, siendo unos de origen asiático, otros rusos o bien puertorriqueños.
El caso es que nos seguimos preguntando en México, por qué no se reconoce en el vecino país la existencia de los Cárteles domésticos que tienen. Las razones son muchas, tal como el no querer admitir que ellos iniciaron el consumo de drogas, pues hace alrededor de 100 años a sus soldados les daban su dotación de marihuana, y tiempo después drogas, como lo hicieron también los nazis con sus tropas.
Las oficinas anti narcóticos de Estados Unidos de América, se crearon en los años 1968 y 1973 con diferente nombre, pero fue en la administración del presidente Nixon cuando se fundó la DEA, cuyo organismo tiene un gran poder en toda Latinoamérica, para imponer su política y su intervención extranjera, mediante el combate a los exportadores de droga a EUA.
Siempre ha sido para los estadounidenses señalar a sus vecinos del sur como los causantes del problema de las drogas, sin desconocer que en su nación existe un alto consumo de todo tipo de sustancias tóxica, pero no actuar en contra de quienes distribuyen las drogas en su país, quienes son discretos en su actuar, exhibiéndose con perfil muy bajo, no obstante manejar millones de dólares.
Tampoco vamos a justificar a los gobiernos latinoamericanos en su errático actuar en contra de los Cárteles de las drogas, incluyendo a México, pues operan con toda impunidad, gracias a tener compradas a autoridades judiciales y de otras instancias gubernamentales, y ello un grave problema interminable, diversificado con otros ilícitos aún mayores.
¡Hasta la próxima!