Dos carnales corruptos
Los habitantes de General Cepeda están hartos de los procesos “amañados” que cometen los panistas Juan Salas Aguirre y su hermano Pablo, para apoderarse de casas y terrenos abandonados en la cabecera municipal desde hace 5 años. No hay nadie que frene su ambición desmedida y ya llevan por lo menos cinco despojos.
Los dos carnales tienen tres administraciones dirigiendo esta división territorial, conformada por 48 ejidos y con una población de 12 mil 471 habitantes, quienes aseguran que no votarán por el alcalde Pablo Salas en caso de que busque la reelección en 2024, como lo hizo Juan años atrás.
El edil Pablo aprendió rápido la lección de cómo gobernar General Cepeda y superó a su maestro, quien es su propio hermano, en cometer todo tipo de irregularidades desde que inició su periodo (2022-2024).
Los albiazules Pablo y Juan se convirtieron en el “terror” de los terrenos que se quedaron abandonados porque sus dueños murieron y los hijos, herederos naturales, se fueron del pueblo en busca de mejores oportunidades de vida y ya no volvieron.
Los parientes lejanos nada pudieron hacer porque adicionalmente el predio y otros terrenos carecían de escrituras y un pleito legal cuesta caro y pasan años hasta lograr que se solucione.
Es ahí donde los dos carnales están dedicados a hurgar en los papeles de catastro y ver los terrenos en esas condiciones para quedarse con ellos mediante la sencilla fórmula de encontrar el predio, confirmar que no hay quien o quienes lo reclamen y pagar un par de años de impuesto predial y posteriormente proceder a su escrituración.
Utilizando a su Policía Municipal, que está compuesta por 16 agentes y mediante el pago de apoyos económicos a las corporaciones estatales, es la forma como Pablo y Juan amedrentan a quienes los critican y se oponen cada vez que se apoderan con procesos “arreglados” de algún inmueble en la zona urbana de General Cepeda.
LA HISTORIA SE REPITE
Cuando los patenses decidieron apoyar y votar a favor del panista Juan Salas para que el exalcalde priista, Rodolfo Zamora Rodríguez, dejara de mandar en el municipio, el primero lo cuestiono y luego lo denuncio ante la Procuraduría General de la República (ahora Fiscalía General de la República) por el delito de Quebranto al Patrimonio de General Cepeda.
En ese entonces, se aseguró que Zamora Rodríguez destinó en su administración municipal 280 millones de pesos a empresas fantasmas que nadie justifico y que Juan Salas filtro información a los medios del respaldo que recibía Rodolfo de su familiar, el ex secretario de Gobierno, Víctor Zamora Rodríguez (qepd) durante el periodo del ex gobernador Rubén Moreira Valdés.
Ahora, Juan y Pablo vivieron un infierno durante la noche del Grito de Independencia del pasado 16 de septiembre, cuando docenas de familias les dijeron corruptos y les hicieron muchos reclamos con pancartas.
«Justicia, basta de desalojos y saqueos de casas», «Fuera los Salas», así como «Justicia para el Pueblo», eran los escritos y los gritos de hombres y mujeres en el momento que Pablo hablaba por micrófono y vitoreaba las palabras de “Viva México”.
El pueblo de General Cepeda se le volteó a los dos carnales por una sola razón, son corruptos y sus mismos colaboradores afirman que poseen fortunas a través de personas allegadas, que son sus prestanombres desde hace años.
Es momento, para que el Fiscal Anticorrupción en Coahuila, Jesús Homero Flores Mier salga de su zona de confort, actué y aplique la ley como debe ser.
Igualmente, el titular de la Auditoria Superior del Estado, Manuel Ramírez Briones, sigue en su oficina sin salir y evadir a los medios de comunicación para no hablar de los exalcaldes que saquearon municipios y se enriquecieron ilícitamente. Como es el caso de General Cepeda.