LA REVOLUCIÓN MEXICANA

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Fernando Rangel de León.

            Después de la Huelga de Cananea en 1906 y la Huelga de Río Blanco, en 1907, que causaron muertes, desapariciones y encarcelamientos, de obreros y gente del pueblo; y el malestar de las grandes mayorías por la pobreza,  el régimen de Porfirio Díaz, que había iniciado en 1876, para 1910, ya estaba agotado; pues sus estructuras de poder ya  no podían contener el hambre de las libertades públicas y la sed de justicia del pueblo, que con tanto tino y valentía denunciaron los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón, en su periódico Regeneración, y Francisco I. Madero, en su libro La Sucesión Presidencial de 1910.

            El enorme y descarado fraude electoral de Porfirio Díaz, a Francisco I. Madero, candidato presidencial del pueblo en 1910 y a quien encarceló, fue la gota que derramó el vaso; para que éste enarbolando  el Plan de San Luis, convocara al pueblo a levantarse en armas en contra de Díaz, bajo el lema: “Sufragio efectivo. No reelección”, el domingo 20 de noviembre de ese año; pero dos días antes aquí en la Laguna, principalmente en Gómez Palacio, Durango, algunos generales  ya habían iniciado el levantamiento.

            El 18 de noviembre, los hermanos Aquiles, Máximo y Carmen Serdán, se levantaron en armas en la ciudad de Puebla; habiendo perdido la vida los dos primeros; hecho que por su cercanía a la capital de la República, repercutió en todo el país; principalmente en el estado de Chihuahua, donde Francisco Villa, Pascual Orozco y otros, se levantaron en armas, al igual que otros inconformes con el régimen porfirista, en otros lugares del país, como Sonora.

Del inició de la Revolución, a mayo de 1911, la rebelión en todo el país, se hizo incontrolable por el Ejército Federal de Porfirio Díaz, quien según palabras suyas, para que ya no hubiera más derramamiento de sangre del pueblo a quien dijo querer mucho, a finales de ese mes renunció a la Presidencia de la República, y a su autoexilio en París, Francia, a donde partió desde Veracruz en el buque Ipiranga, en donde fue despedido por un grupo de la alta sociedad y uno que otro del pueblo.

Hasta allí la Revolución no había ocasionado el alrededor del millón de muertes que se le atribuye, sino a lo más unas decenas de miles; pues en esos 6 meses que llevaba el movimiento, del 20 de noviembre de 1910 a fines de mayo de 1911, todo se redujo a quitar a Díaz de la Presidencia; e inmediatamente  después a elegir a Francisco I. Madero, como Presidente y José María Pino Suárez, como Vicepresidente; a quienes asesinó Victoriano Huerta, en la Decena Trágica.

Derrocado Huerta, la verdadera lucha encarnizada de la Revolución, fue entre las facciones de Venustiano Carranza, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, y otros, por un lado; y por otro Francisco Villa, Emiliano Zapata, Felipe Ángeles, y otros; luchando los primeros por la ambición del poder y los últimos por transformaciones sociales; habiendo triunfado aquellos.

Carranza, ya en la Presidencia, promueve la Constitución que nos rige desde el 5 de febrero de 1917, y trata de imponer a su sucesor; por lo que fue asesinado por Obregón; quien a su turno lo sería por Plutarco; hasta que llegó Lázaro Cárdenas, quien fue el primero que empezó hacer realidad los anhelos por los que fue la Revolución.

Esa tercera transformación de México, fue para que se respetara el voto  y para mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías; pareciéndose en esto a esta cuarta transformación.