Profesor Evaristo Velasco Álvarez.
Han sido ya ríos de tinta y montañas inmensas de papel; horas interminables y millones de discusiones sobre este asunto del ¿DESCUBRIMIENTO? de América ¿Por Cristóbal Colón? ¿Por España? ¿Y Erick el Rojo, no cuenta? ¿Y Américo Vespucio, no existió? ¿Y la inmensa cantidad de evidencias de que los asiáticos y europeos y africanos ya habían estado visitando y comerciando con los pueblos autóctonos de esta parte del mundo llamada América, no cuentan?
Intentando iniciar por algún lado, me remonto al momento del embarque de los ¿españoles? Que se atrevieron a descubrir una nueva ruta para acortar las distancias entre Europa y la India, y que alentados por el navegante Cristóbal Colón, que según la historia era italiano, de Génova, con su teoría de que el mundo en realidad es redondo (o redondeado), y con el dinero obtenido por las joyas de la reina de Castilla, Isabel la Católica, navegaron el océano Atlántico, un buen día 3 de agosto de 1492, desde el puerto de Palos de la Frontera (actualmente en Huelva, España).
Para ese entonces, y con la intención de situarnos en el espacio geopolítico histórico de esa parte de Europa, debemos recordar que la península ibérica fue conquistada por el ejército romano desde 218 A.C., hasta principios del siglo V, con la llegada de los Visigodos a la península. Estos llegaron desde el sur de Francia (Toulouse), impulsados por los árabes y deseosos de territorios y dinero por lo que invadieron la península ibérica, dominando a los Suevos y reduciéndolos a un pequeño grupo llamado los cantabros asentado en lo que es ahora el país Vasco. Y al sur se refugiaron los bizantinos, porque el imperio de Constantino no pudo detenerlos.
Para 711 D. C. la Hispania o península ibérica fue invadida por los árabes, y toda la región ahora conocida como Andalucía (o Al-Ándalus visigodo), estableciendo su califato en Córdoba, pero que con su reinado, le dieron a los habitantes de la península su primera unidad peninsular. Y para el año 970 (+-), los musulmanes derrotaron a los visigodos, ocupando todo el territorio peninsular, hasta el triunfo del luchador Rodrigo Díaz de Vivar, mejor conocido como El Mío Cid (1007).
Con la derrota de los musulmanes por El Cid y los ejércitos de Navarra, comienzan a consolidarse los reinos de León, Barcelona, Castilla, Aragón, Navarra, Toledo, Granada, Zaragoza, etc., que aunque se aliaban y des aliaban, pudieron mantener la península como un solo territorio para los hispanos. Así que para 1492, la península era un complejo agrupamiento de reinos, pero sin identidad propia, como lo conocido como ESPAÑA.
Isabel heredera de Castilla, se casa con su primo Fernando, soberano de Aragón, y al darse cuenta de que a la muerte de su padre, su hermano ascendería al trono, lo convence por la fuerza que la reconociera como reina, siendo reconocida como Isabel I de Castilla y reina de Aragón, por su matrimonio, y bendecidos (la pareja), por el papa Alejandro VI (reconocimiento promovido por Rodrigo de Borgia), por lo que la pareja real fue conocida como Los Reyes Católicos.
Así que, cuando nuestro continente fue reconocido como descubrimiento de Cristóbal Colón, éste no vino en nombre de España, porque el país no se conocía, sino hasta que por la fuerza económica que Castilla y Aragón adquirieron por la brutal conquista, pudieron unir a todos los reinos de la península, surgiendo el nombre de Reino de Hispania, derivando a España actual.
Ahora bien, quienes nos conquistaron no fueron los de la RAZA PURA que tanto proclamaron, porque fueron antes dominados por romanos, germanos, visigodos, árabes y luego por franceses. ¿Podrán entonces decir que vinieron conquistadores de RAZA PURA?
Por lo tanto, ¿De dónde surge la expresión: LA MADRE PATRIA? Pero mientras que esto pasaba por allá, también en nuestro territorio continental habitaban tantos grupos étnicos que no se puede hablar de un pueblo americano. Había: aztecas, toltecas, chalcas, cholultecas, tlaxcaltecas, chichimecas, mixtecos, zapotecas, purépechas, chicahuales, caxcanes, apaches, zacatencos, otomíes, yaquis, seris, lacandones, mayas, etc. Y en el sur dominaban los incas y en el norte los pieles rojas, los sioux, etc. Pero no nos descubrieron ni Colón ni los españoles, antes y después de ellos vinieron los chinos, los japoneses, los hindúes, los vikingos, etc.
ASÍ QUE ¿DE CUÁL RAZA HABLAN? ¿De cuál país español dicen que vinieron los conquistadores? Incluso no existía el idioma español, sino el castellano y lo que sucedió después fue que Isabel fue muy hábil para convencer a los soberanos de los demás reinos hispanos a unirse para formar un país fuerte y poderoso. Pero toda la actual nación portuguesa se mantuvo independiente, siendo cosa del apoyo papal para que surgiera el país Portugal.
Sin embargo, los conquistadores nos trajeron un idioma que unificó a las diferentes agrupaciones del territorio, desde la Argentina hasta el norte de nuestro país, territorios que luego buscaron su independencia. También trajeron una serie de condiciones y circunstancias que le han dado el rostro que ahora tiene nuestra patria. Pero debemos reconocer que los habitantes de Yucatán, Campeche, parte de Tabasco, parte de Chiapas y Guatemala, siguen siendo predominantemente mayas.
Los tamaulipecos son muy diferentes a los defeños, a los jaliscienses, y los oaxaqueños difieren mucho de los bajacalifornianos; los potosinos difieren de los nayaritas y entonces encontramos que aún con el paso de los años nuestro amado país sigue siendo un reino de reinos, perfectamente identificables por rasgos faciales, por color de la piel, por costumbres, por cultos religiosos, por desarrollo poblacional, por expresiones muy regionales.
Entonces, ¿De cuál raza hablan? ¿Y hasta donde es justo y conveniente que “CELEBREMOS” la llegada de nuestros conquistadores que no tuvieron misericordia y nos trataron con la punta del pie? Pero bien valdría la pena dejar en el olvido todas las masacres y el dolor y que nos concentráramos en hacer que nuestros hijos y nuestros descendientes en lo general, busquen la verdad en la libertad y en aras de la unidad final del hombre, sin importar su origen. Sólo asó lograríamos ¡Que viva México!