Jesús M. Moreno Mejía.
“No es posible olvidar
las impresiones gentiles en
la memoria, son indelebles.”
Thomas de Quincy.
Obtuvo el merecimiento de la mejor Columna dentro del Premio Estatal de Periodismo (PEP) Coahuila 2022, por su trabajo titulado “Torreón y su Centro Comercial”, mas sin embargo no se enteró de ese resultado, pues la luz que irradiaba en sus escritos dejó de brillar el 16 de junio último a causa de un coágulo en su brillante cerebro.
Nos estamos refiriendo al inolvidable compañero reportero lagunero, Higinio Esparza Ramírez, con más de 65 años de trayectoria periodística, dentro de los cuales 45 años los dedicó ininterrumpidamente a laborar en diario “El Siglo de Torreón”, para luego dedicarse a escribir de manera independiente a partir del año 2001, pero un par de años fue llamado por el propio periódico a colaborar con su columna “Anécdotas.”
Como reportero destacó con trabajos surgidos en el devenir de la vida y las circunstancias, especialmente en hechos ocurridos en La Laguna de Durango, dado que sus fuentes informativas eran las de las vecinas ciudades de Gómez Palacio y Lerdo, Dgo., publicadas en “El Siglo de Torreón.”
En abril de 2001, dicho diario decidió prescindir de los reporteros más antiguos: Higinio Esparza Ramírez, Rodrigo Caballero Contreras (+) y quien esto escribe, por considerarse que deberíamos dar paso a las nuevas generaciones surgidas de las universidades.
Fue entonces que se convirtió, por un corto tiempo, corresponsal del periódico “Victoria”, de la ciudad de Durango, para luego revelarse como redactor de cuentos y anécdotas, con mucho ingenio, con inagotable animación y en ocasiones con singular fantasía en todo lo que escribía. Participó en 2015 en el VII Concurso Nacional Literario, organizado por la Secretaría de Marina y Armada de México, obteniendo el primer lugar dentro del género de cuento, por el estado de Durango, con su trabajo titulado “Mares de Ensueño”.
Su columna periodística inicial la tituló, “Añoranzas”, misma que fue publicada en diferentes medios impresos de Torreón, entre ellos en “Noticias de El Sol de La Laguna”, “Extra de La Laguna” y “Progreso”, pero en los últimos años cambió el nombre por “Anécdotas”, al ser llamado por la que fue su casa editora durante 45 años, “El Siglo de Torreón”, así como en “El Periódico de Saltillo”, entre otros medios impresos, abordando diferentes temas, a cual más de alegres y ágiles en su lectura.
El Gobierno de Durango también le reconoció su valía como periodista, dado que era considerado duranguense por adopción, pues como se dijo anteriormente sus fuentes informativas fueron por muchos años las de la Región Lagunera de Durango, pero también por radicar desde hace tiempo en Gómez Palacio, Dgo.
Los compañeros del gremio siempre lo reconocieron como un colega alegre y amistoso con todos, y en mi caso particular como un gran amigo, pues era el decano del periodismo en La Laguna y por ello le fueron concedidos varios reconocimientos a su persona; la más reciente por parte del colectivo de comunicadores de la Región Lagunera, “Voces Irritilas”.
Reitero que en lo particular lo estimé como un amigo muy especial, por los años que convivimos en la misma sala de redacción, así como por las frecuentes reuniones en las que coincidimos; además, creo haber sido correspondido con su amistad, al grado de involucrarme en sus textos, muchas veces sin razón alguna, pero siempre amablemente y en ocasiones con merecimientos que no me correspondían.
Dado lo anterior, al enterarme de su fallecimiento, ocurrido once días después de haber entrado en coma, y por lo tanto totalmente inconsciente, me vinieron a la memoria los versos de una composición poético-musical de Alberto Cortés, que a la letra dicen:
“Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo. // Cuando un amigo se va, queda un tizón encendido, que no se puede apagar ni con las aguas de un río”.
“Cuando un amigo se va, galopando su destino, empieza el alma a vibrar, porque se llena de frío. // Cuando un amigo se va, se queda un árbol caído, que ya no vuelve a brotar, porque el viento lo ha vencido”.
¡Hasta la próxima…Higinio!