Mis sexenios (76). Tercer Informe y elecciones municipales

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

Enrique Martínez llegó a su Tercer Informe de Gobierno con todos los hilos del poder, pero le faltaban dos elecciones más antes de concluir su sexenio: la elección de diputados federales y la elección de su sucesor. De allí que los publicistas periodísticos se entretenían mencionando a sus favoritos, pues en esta ocasión, Enrique Martínez sería el que elegiría a su sucesor, pues el Presidente de México era panista.

En la elección de presidentes municipales, el PRI ganó Saltillo, Monclova y Piedras Negras, pero perdió Torreón, San Pedro y Acuña.

         En las elecciones sólo emitieron su sufragio alrededor del 40 por ciento del padrón electoral, el voto duro de los partidos. Las cifras del abstencionismo en Coahuila fueron igual a la media nacional, alrededor del 60 por ciento.

Enrique y Martínez Martínez

Obviamente, el voto duro del PRI es el mayoritario. Los partidos conservan su voto duro mediante dádivas, despensas, tinacos, cemento, etc., las cuales no sacan de la pobreza a los desheredados, por eso en cada sexenio aumentan los pobres en México. La pobreza y los programas asistenciales son redituables para la partidocracia y sus politicastros, pues además de acarrearles voto en cada elección, los mantiene en el poder para continuar el saqueo del país.

Por otra parte, la “democracia” electorera le cuesta a la nación miles de millones de pesos, gasto que se paga con los impuestos de los mexicanos. Con los impuestos también financiamos la corrupción, la impunidad y el cinismo de los ladrones disfrazados de autoridades, gobernantes, políticos, legisladores, magistrados, jueces, etc., todos unidos en contra de la población que les pagamos sus sueldos.

El viaje a la Habana

En septiembre de 2002, Jaime Martínez Veloz, entonces diputado federal, me invitó a Cuba. El 16 de septiembre, invitados por el gobierno cubano, presenciamos un evento artístico con lo mejor del arte musical cubano, en conmemoración del grito de Independencia en México.

Allá encontramos otros legisladores que se habían solidarizado con Fidel Castro en el escándalo del “Comes y te vas”, protagonizado por el presidente panista Vicente Fox. Debido a ello, se hicieron visitantes constantes a Cuba. Éste era uno de esos viajes, que sin ser diputado disfruté desde primera fila.

Ese 16 de septiembre, en el teatro Carlos Marx de La Habana, el gobierno de Fidel Castro ofreció una Gala Cultural para conmemorar el 192 aniversario del Grito de Dolores que diera en 1810 don Miguel Hidalgo, lo que dio inicio a la guerra de Independencia.

Allí, los más de cinco mil asistentes, en su inmensa mayoría estudiantes de Trabajo Social y Formadores de Artistas, disfrutaron del derroche de talento de cantantes y bailarines, y de la presencia del comandante Fidel Castro Ruz.

Durante tres horas aparecieron en escena grupos de ballet clásico, de danza, de bailes populares y folklóricos que se intercalaban con grupos corales, trovadores, solistas, intérpretes, tríos, y al final un enorme grupo de mariachis que hizo resonar las notas de la canción mexicana, lo mejor de la Isla, cantando y bailando la música mexicana.

El presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, reseñó la historia que hermana a México y Cuba, exaltó la memoria de Miguel Hidalgo, José María Morelos y Benito Juárez, y relacionó sus luchas con las de Céspedes, Maceo y Martí.

El escritor mexicano Carlos Montemayor, fue hilvanando las gestas heroicas de ambos países, hermanando ideológicamente a sus líderes revolucionarios, y señalando que estas identidades no pueden ser borradas.

Por su parte, la actriz María Rojo pronunció un discurso sencillo y elocuente, que le valió un atronador aplauso, cuando advirtió que los lazos fraternales de nuestros pueblos no se pueden terminar por un capricho.

Sin duda alguna, la conmemoración del Grito de la Independencia era una respuesta del gobierno cubano al “Comes y te vas”, pero ningún orador hizo alusión al conflicto entre Fidel Castro y Vicente Fox, bochornosa experiencia que el entonces Presidente de México, padeciera, debido a su lacayuna servidumbre con el presidente estadounidense George W. Bush.

A manera de desagravio, un importante grupo de legisladores mexicanos fueron a La Habana en varias ocasiones. De allí que Fidel mantenía una relación afectuosa con Martínez Veloz.

Cuando terminó el evento en el teatro Carlos Marx, Fidel Castro invitó a un salón del teatro a un pequeño grupo de mexicanos, no más de una decena, entre ellos el escritor Carlos Montemayor y su esposa, la actriz María Rojo, tres legisladores, Jaime Martínez Veloz y yo.

         Estando allí, Fidel Castro habló durante tres horas de los avances de la revolución cubana en materia de educación, salud, prevención y ciencia. Salpicada con datos estadísticos y envuelta en la ideología socialista, la charla del comandante Castro Ruz llevó de la mano a sus invitados por todos los rincones de la Isla y por los caminos de la revolución cubana. Compartió sus preocupaciones y sus proyectos.

La plática de Fidel, los entremeses cubanos y las bebidas nacionales de Cuba deleitaron a los presentes. En La Habana aseguran que dos de estas bebidas cubanas, el daiquiri y el mojito, las inventó el escritor y periodista estadounidense Ernest Hemingway, asiduo cliente del restaurante-bar La bodeguita del medio, lugar de obligada visita turística y de tragos.

En aquella visita a Cuba, volví a recorrer calle a calle el hermoso y deteriorado centro histórico de La Habana, lleno de jineteras y jineteros, vendedores de habanos ilegales, bellísimas mujeres, artistas callejeros, niños de rostros felices jugando en la calle y muchos antisociales (lumpen), quienes se apoderaron del lugar, y no han sido sacados -según Castro- para no crear conflictos y enfrentamientos.

El segundo año de Vicente Fox

          A dos años de su gobierno, Vicente Fox ya se había revelado como mentiroso, ignorante, mandilón, lengua suelta, deshonesto, megalómano, y muchas otras características de su personalidad. Ese era el que gobernaba a nuestro país.

En pocas palabras, el triunfo electoral de Vicente Fox era una muestra fehaciente de lo que dijo Platón 1.- Las masas ignorantes se equivocan. 2.- La democracia sin el saber sólo es una bacanal de estulticia y trivialidad.

Vicente Fox Quesada

Durante sus primeros dos años, Vicente Fox externó muchas barbaridades, entre otras, que él y su gobierno habían consumado la “transición democrática”; que la pobreza extrema y lacerante había sido aniquilada, y que más de 15 millones de mexicanos dejaron de ser pobres, porque se convirtieron en exitosos empresarios con los micro changarros que había impulsado su gobierno. Además, puso en venta al país, promocionándolo como el paraíso para las inversiones extranjeras.

Pero de la misma manera, en forma contradictoria, criticó al poder legislativo, responsabilizando a diputados y senadores de su rotundo fracaso, porque -según Fox- los legisladores responden a intereses personales y partidistas, en lugar de velar por los intereses nacionales. Lo cual es cierto.

En ese tiempo, una de las puntadas foxistas fue externar su deseo de que una mujer, obviamente Martha Sahagún, su esposa, cómplice y ventrílocua-, lo suceda en el cargo

De toda la estulticia foxista esto fue lo peor que escupió Fox, porque habló de heredarle la Presidencia a un ente pésimo, Martha Sahagún, y amenazó: “En su momento, los ciudadanos serán los que decidan.” ¡Pobre México!

(Continuará).

El secuestro de Luis Horacio Salinas Aguilera