Profesor Evaristo Velasco Álvarez.
Resulta muy estresante el hecho de estar encerrado en casa por cuestión de hacer caso a los científicos que nos hablan de que cuidemos nuestra seguridad por esto de la pandemia; y la pandemia por aquí y la pandemia por allá. Y estamos a punto de estallar porque nuestro cuerpo nos dice que ya es hora de salir y otras cosas.
Pero si hacemos cuentas, de verdad no estamos hartos de estar encerrados, de lo que estamos hasta la coronilla es de que todos los que se comunican con nosotros nos arponean con quejas y lloriqueos porque no pueden salir a parrandear, ni siquiera a la esquina, porque: “todos me regañan”…
Les propongo que mentalmente nos ubiquemos en el mejor lugar que se nos pueda antojar, para disfrutar de un buen día. Yo personalmente he decidido que todos los días me dispongo a disfrutar de un buen libro, acompañado de un vaso grande de agua de limón, al refugio de una palmera muy fresca, con el viento fresco de la brisa marina que me acaricia el rostro y que el murmullo del tumbo de las olas del mar, que me arrullan… y si vieran qué delicia es leer un buen libro…
Y les puedo recomendar lecturas clásicas, porque es momento de releer los clásicos, como: Don Quijote de la Mancha, La Celestina, Romeo y Julieta (y todos los libros de Shakespeare), o las obras de Ignacio Manuel Altamirano, Mariano Azuela, Agustín Yáñez; o tal vez lecturas de los Hermanos Grimm, o de Julio Cortázar, o de Gabriela Mistral, o de Neruda. Y si tenemos suficiente tiempo, entonces leamos a Gabriel García Márquez o a Víctor Hugo, León Tolstoi, Fedor Dostoievski; y ya entrados en la lectura, recordemos los libros que marcan los momentos antiguos de la humanidad, como: “El libro de los muertos” de los egipcios, repasar los libros de la Biblia, como: Jueces, Reyes, Salmos, y claro que El Apocalipsis de San Juan Evangelista.
Será fabuloso ahora sí poder en condiciones de debatir las ideas plasmadas por los grandes de la historia, con aquellos que también estén interesados de aclarar ideas sentadas en todos estos libros. Así, seguramente que haremos ¡Que viva México!
