REFORMAS A LA PENSIÓN ALIMENTICIA

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Fernando Rangel de León.

El Senado de la República, acaba de aprobar la reforma a la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, para crear el Registro Nacional de Obligaciones Alimentarias RENOA, en el que estarán los nombres de los padres que incumplen por 90 días su obligación de dar alimentos a sus menores hijas e hijos y adolescentes, conforme a resoluciones judiciales firmes.

Las sanciones para los padres incumplidores de sus obligaciones alimentarias, cuyos nombres aparezcan en el RENOA, son: no podrán casarse, no podrán obtener pasaporte, no podrán obtener licencia de manejo, no podrán acceder a cargos de elección popular, no podrán ser jueces ni magistrados, y no podrán tener acceso a trámites ante Notarios Públicos, relativos a la compraventa de bienes inmuebles, y todo lo relacionado a ellos.

Para esta reforma, las y los senadores, y antes las diputadas y los diputados Federales, quienes ya la habían aprobado, tomaron mucho muy en cuenta que los padres con no dar alimentos buscan provocar daño a la mujer a través de acciones contra los hijos; y también consideraron el dato del Instituto Nacional de Estadística y Geografía INEGI, que de cada 10 divorcios, siete padres no cumplen con su obligación de dar pensión alimenticia.

En el fondo de toda esta reforma subyace: “Por el bien de las niñas, niños y adolescentes, primero su derecho a la pensión alimentaria”; lo que convierte a México, en el mundo, como un Estado defensor de las y los menores indefensos; porque por más que hagan sus mamás por defenderlos, las leyes carecen de la coercibilidad, de la fuerza suficiente, bastante y eficaz para que los padres cumplan con la obligación de darles alimentos a sus hijos que ellos trajeron al mundo, quienes desde su nacimiento adquirieron el derecho natural y humano que se les proporcionara comida, ropa, calzado, techo, atenciones médicas, escolaridad, deportes, cultura, solaz esparcimiento, y en una palabra todo lo que necesita la niña, el niño y el adolescente, para poderse formar lo mejor posible y poder así enfrentar el mundo, cuando dejen de serlo.