Rufino Rodríguez Garza.
Este fin de semana, fue la ocasión de una salida de las que llamamos “de lujo”; asistir al Pelillal es toda una odisea y una invitación a lo desconocido, porque siempre podemos encontrar rincones que no habíamos visto en su totalidad o se nos pasó algún detalle.
A través de muchos años de salir al monte he tenido la oportunidad de llevar a varios fotógrafos mexicanos o de diferentes nacionalidades a fotografiar al desierto; en otras ocasiones me hice acompañar de Miguel Ángel Reyna, de Jean Kuit Res, Alfredo Destefano, Germán Siller, el cineasta y comunicólogo Sergio Avilés, Luis Padilla y por supuesto el camarada de muchas aventuras y descubrimientos José Flores Ventura.
Por una u otra razón fui requerido para salir a tomar fotos de motivos paisajísticos de nuestro desierto; otro motivo es el de fotografiar temas relacionados con el arte rupestre que van desde grabados hasta geoglifos, pasando por las pinturas rupestres.
Huelga decir que también he salido con los amigos de Nomádica y que también son excelentes fotógrafos. Otro amigo y fotógrafo de las alturas es Armando Aguirre Aparicio, mismo con quién volamos en una ocasión en una avioneta para tomar fotos aéreas de varios geoglifos ubicados en diferentes lugares.
El 9 de abril de este año salí al Pelillal acompañado por Daniel Garza Tobón; este joven, hijo del Doctor Rodolfo Garza Gutiérrez y de la doctora Gloria Tobón (+), es un destacado fotógrafo no solo de paisajes, sino también de la flora y de la fauna de Coahuila y de todo México.
Tiene en su haber más de 20 libros, ha ilustrado además con sus fotos la elaboración de innumerables agendas. Siempre con proyectos locales, pero también de otros estados en los que documenta la flora y la fauna de diferentes regiones del país; uno de sus proyectos actuales está relacionado con el agua de Saltillo y en todo el estado.
Daniel es un profesional de la cámara, siempre lleva consigo su vasta herramienta de trabajo, así como unos enormes telefotos con los que detalla con mucha precisión por ejemplo a las aves.
De paso al Pelillal nos detuvimos en la presa Palo Blanco, la cual está ubicada a 23 kms de Saltillo, rumbo al norte del estado; habíamos salido a las 6 de la mañana, el agua se encontraba en calma y pudo fotografiar los cerros vecinos que se reflejan en el espejo de agua de la presa.
A este lugar llegan aves migratorias, pudiendo observar esa mañana solo dos clases de patos. Salimos del lugar al filo de las 8 de la mañana enfilándonos hacia el norte para llegar al “Pelillo”; ahí saludé como siempre a los amigos del ejido, a Octaviano y su querida esposa Josefina Mata.
Ya con el aviso a las autoridades del ejido partimos la Presa Pantalones, continuando hasta llegar al anillo metálico que es llenado por el agua que se extrae de un pozo profundo, y el cual utiliza una bomba sumergible que utiliza energía solar para su funcionamiento.
Esta bomba da agua al ganado vacuno, caprino y caballar que por ahí deambula buscando su sustento en los escasos pastos del lugar.
Se dejó la camioneta en los alrededores de la bomba solar y cargamos las mochilas, con el dron, con mi cámara, cinta métrica, mi libreta y suficiente agua para la estadía.
Caminamos hacia el sitio con grabados, pero sobre todo a los geoglifos ya que era nuestro primordial destino. Daniel es un excelente fotógrafo, pero también le hace a las maniobras del dron que toma fotos y videos desde cualquier altura. Este aparato es una herramienta muy útil para tomar imágenes de los geoglifos, pues tiene la habilidad para elevarse y tomar varias fotografías desde diferentes altitudes; hago la referencia porque he utilizado a través de los años diferentes herramientas y modelos para poder fotografiar estos interesantes geoglifos: Escaleras, papalotes, avionetas e inclusive helicópteros.
Lo mejor fue el dron, siendo el amigo Daniel un artista en toda la extensión de la palabra, pues detalló el geoglifo grande visitado, y desde la escasa sombra de unas palmas se localizó otro geoglifo vistoso que es llamado “el bastón” por su parecido con dicho objeto; terminamos el provechoso día tomando fotos de los grabados de la cortina de la Presa Pantalones.
