¿Qué nos pasó?

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Fidencio Treviño Maldonado.

Cual bebé gordo, niño obeso, joven con abdomen abultado y adulto con sobrepeso, así nos cambiaron el entorno en que nos tocó vivir, nos engordaron el caldo y a grandes cucharadas nos lo engullimos y dejamos que así pasara. Muchas rancherías o comunidades se esfumaron, el éxodo a los pueblos grandes dejó caseríos fantasmas. Los pueblos crecieron y se convirtieron en ciudades, las ciudades se volvieron metrópolis y las metrópolis un conglomerado o enjambre difícil de descifrar. El tejido social nos empujó a la modernidad y con este cambio entramos a la tecnología y se perdió el poco o algo de roce familiar y social que alguna vez nos hizo ver como identidad regional, nacional y hasta universal en todos los niveles. Se terminó la paz, se acabo el alimento casero y nos invadieron los alimentos de banqueta y empaquetados, los agricultores, campesinos y labriegos, ante la hecatombe del campo, marcaron el éxodo hacia el norte, otros llegaron a la ciudad a trabajar en lo “que sea”, a vivir reducidos, cambiar por obligación y por hambre sus costumbres, a nadie le interesó el campo, sólo los votos que de él emanaban estaban presentes en las gruesas agendas de los políticos y era mejor ayudar a los nuevos agricultores, los llamados latifundios o emporios de grano, forraje, leche, carne, llevándose entre las patas a las leyes, las reformas, los recursos destinados para los ejidatarios pasaron a ser para los grandes productores o empresas fantasmas y los peor tomaron algo que es de todos, que le pertenece a la humanidad y les importó madres hacer eso, desde luego con el respaldo de las autoridades inherentes a ese gran recurso llamado AGUA. Sólo queda callado el caudillo del sur, Emiliano Zapata, ahí está en todos los recintos de las oficinas de la CNC, retrato quieto a espaldas del mullido sillón que ocupan los líderes de esta organización buena para nada y mala para acarrear votos, su anatema “La tierra es de quien la Trabaje” y Tierra y Libertad” se perdió entre la mala hierba de los campos abandonados y la corrupción de sus lÍderes vendidos.

¿Y lo otro cómo pasó? El desorden llegó como novedad, primero pasaron ropa usada y sucia, después whisky y otros aparatos electrónicos, el contrabando llegaba y las autoridades ganaban más que los contrabandistas, traficaron con manteca, productos cárnicos, con el huevo, con cientos de objetos que de los USA pasaban el puente como Juan entra a su cocina, el mundo feliz y corrupto en que la sociedad se acostumbró, por ser parte de ésta, cada ciudad tenía (aún tiene) sus mercados de Fayuca, no más que un juego de niños y adolescentes, comparado con lo de ahora.

Después México fue el trampolín de la alberca más grande para el consumo de drogas: los USA, México el puente en dónde se pasa (aún) toneladas de diferentes drogas, pero de pronto México dejo de ser trampolín y se convirtió en la alberca más grande del mundo se llenó y de alberca pasó a ser río o mar rebosando de droga, corrupción y sangre. Más allá de México desde antes y después de la llamada conquista fue un país bárbaro, nada se compara con la guerra entre hermanos que en la actualidad está pasando, una realidad incurable e irracional propia de la raza humana, emulando a la profesión más antigua que según la Biblia lo comprueba el matar; Cain mató a Abel.

Un poder irreconciliable es el que demuestran los imperios del narco, las mafias en los diferentes delitos y en pos de ese poder caen miles de víctimas colaterales, inocentes que se convierten en simples números, cifras que espantan y día a día crecen en esta masacre imparable, auspiciada muchas veces por quien debería ser quien apagara ese fuego, no bastan pláticas, conferencias, actitudes que desde luego son buenas para la sociedad, sin embargo se tienen que implementar otras medidas duras, tal vez drásticas y hasta dramáticas si se quieren, pero no hay de otra y desde luego quien las ejecute deben de ser personas comprometidas con la patria no con intereses banales, como desde hace tiempo se gobierna este país, y la misma pregunta ¿Qué nos pasó a los mexicanos?

La pregunta que se hacen 67 millones de mexicanos ¿Qué pasará con las ratas de cola larga y llamados de cuello blanco que han robado este país y que se sabe, con santo y seña, cuánto robaron, quiénes fueron y dónde se encuentran algunos de esos corruptos? Se reciben apuestas, la mayoría cree que no pasará nada, sólo un señalamiento y ya, la minoría piensa que si van a recibir castigo, mientras otro grupo de los llamados escépticos está a la espera de lo que será el resultado de todo esto. Son a ojo de vuelo de pájaro o como decían los viejos de “buen cubero” más de DOS BILLONES de pesos lo que estos gandayas entre Presidentes de la república, gobernadores, empresarios, líderes, altos y bajos funcionarios entre otros los que han saqueado y robado esa cantidad al pueblo. ¿Cómo fuimos tan indolentes para aguantar tanta corrupción la mayoría de los mexicanos?, cual niño de 5 años se le vendan los ojos para que le pegue a la piñata, así nos trataron por años los políticos mañosos y el pueblo fue o quiso ser ciego, manco, cojo, sordo y mudo ante lo que sucedía o sigue pasando con cientos políticos nacionales que se dedican al robo, al engaño, a la mentira, al fraude, corruptos pues hasta el tuétano y que la impunidad y fuero que dan los puestos son la coraza que esgrimen ante la débil justicia y el maltrecho Estado de Derecho mentado.

Ahora llega López Obrador a la presidencia y son los mismos que jodieron al país, los PANistas y PRIistas y recuas que les acompañaron los que nada les gusta de lo que hace el Presidente actual, es decir quieren seguir con su estilo muy corrupto de gobernar, porque no se han de quejar los PRIistas estuvieron 76 años y los PANistas 12, y nadie dejara de mentir que en esos años robaron e hicieron de las leyes menos que un papel sanitario, la corrupción no tuvo fin, se extralimitaron en todo lo malo, ahora López Obrador apenas lleva siete meses y ya es culpable de que al Chapo le dieran cadena perpetua en los USA, de la granizada en Guadalajara y hasta la sequía en algunos lugares y en otros las inundacio- nes. La pregunta sin embargo sigue en pie ¿Qué nos pasó a los mexicanos ante estas hecatombes?

Sin duda la negación y contradicción perpetua que seguimos los mexicanos, es decir, dejar las cosas al destino y que una casualidad o circunstancia remedie, lo irremediable…

kinotre@hotmail.com