Cayó El Carrete

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José C. Serrano Cuevas.

El 1 de agosto próximo pasado en los noticiarios nocturnos de estaciones televisivas se dio a conocer la detención de Santiago Mazari Hernández o Santiago Mazari Miranda, conocido con el alias de El Carrete o el 8. La prensa escrita publicó la noticia al día siguiente.

En las planas de algunos diarios se le identifica como líder del grupo delictivo conocido como Los Rojos. Este personaje fue detenido en el municipio de Leonardo Bravo, del estado de Guerrero, mediante un operativo conjunto de fuerzas federales, en el que participaron elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la División de Inteligencia de la Policía Federal (PF).

La carrera delictiva de El Carrete se define tras la muerte de Arturo Beltrán Leyva El Barbas, en diciembre de 2009. El cártel que lideraba el sinaloense se dividió y surgieron las células Los Rojos y Guerreros Unidos. Desde entonces se incrementó la violencia en el estado de Morelos, que hoy tiene uno de los índices delictivos más elevados del país, pues los integrantes de ambas organizaciones amenazan, extorsionan, secuestran, ejecutan, cobran derecho de piso, incluso controlan algunos ayuntamientos.

Los focos rojos se ubican en los municipios de Amacuzac y Puente de Ixtla, en los límites con Guerrero. Ahí, al sur de la entidad, los sicarios de dichas agrupaciones delictivas se disputan el territorio; en la zona cañera que comprende Jojutla, Tlaltizapán y Zacatepec los enfrentamientos son constantes; ambos grupos criminales también tienen incidencia en la zona centro: Cuernavaca, Jiutepec y Temixco.

Santiago Mazari Hernández o Santiago Mazari Miranda es originario de San Gabriel, municipio de Amacuzac. Hasta la fecha de su captura fue el líder de Los Rojos; vecinos de la región comentan que este criminal, presuntamente, tenía línea directa con el llamado Cártel de Sinaloa.

Empresarios y comerciantes de al menos ocho municipios de la zona surponiente de Morelos fueron víctimas del sanguinario criminal, quien les exigía hasta medio millón de pesos para permitirles trabajar en sus negocios o, de lo contrario eran secuestrados o asesinados.

El Carrete ha sido el hombre más perseguido por el gobierno estatal y sus aliados federales en la lucha contra el crimen organizado, pero también el líder de Los Rojos era buscado desde finales de marzo de 2015, porque ha existido la presunción de que este delincuente tuvo que ver con la desaparición de los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.

En 2018 el líder de Los Rojos amenazó al titular de la Comisión Estatal de Seguridad Pública del estado de Morelos, Jesús Alberto Capella Ibarra (actualmente titular de la Secretaría de Seguridad en el estado de Quintana Roo), quien anunció la detención de Alexis Osvaldo Mazari, hijo de El Carrete, en Jojutla. El hecho provocó una reacción violenta del grupo criminal; sus integrantes colocaron mantas en varios puntos de la entidad, el más visible en los límites de Jiutepec y Cuernavaca. En el texto se podía leer:

“Esto va para ustedes Alberto Capella Ibarra, Jorge Clave Pegaso y para ti gordo pendejo Lauro Quieoz Amador. La familia se respeta; Ojo por ojo… No respetaron el acuerdo que teníamos. Les valió madre el dinero que les dí; ahora va su familia; ojo por ojo… Prepárense para la guerra bola de putos cobardes. Atte… Santiago Mazari El Carrete”.

La nota publicada el 2 de agosto recién transcurrido destaca que la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) informó que la captura del delincuente, junto con uno de sus operadores conocido como Marco “N” obedeció a una orden de aprehensión girada por un juez, por los cargos de delincuencia organizada, delitos contra la salud y secuestro. Tras la detención, El Carrete fue conducido de inmediato ante el juez federal que determinó su captura.

Las autoridades encargadas de la procuración y administración de justicia tienen aún varios pendientes relacionados con la detención de los llamados objetivos prioritarios de la federación; es decir, el arresto y enjuiciamiento de sujetos criminales de alta peligrosidad. Es dable mencionar que las acciones emprendidas son meritorias para quienes las llevaron a cabo, pero esto no significa que deben aflojar el paso. La captura de El Carrete y su reclusión en el penal de Puente Grande, Jalisco es una lección replicable.

¡No la desperdicien!