Misión cumplida a mitad del camino: AMLO

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  • Análisis del tercer informe de gobierno.
  • En los últimos tres años se da un aumento de más de 4 millones de pobres.
  • El Presidente de la República, es el primer mandatario, lo que significa ser el primero en obedecer al pueblo.

Jorge Martínez Cedillo.

Infinidad de ángulos para el análisis del Tercer Informe de Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, se han desatado en todos los medios informativos. Son diversas las interpretaciones que rayan en el optimismo, en la falsedad, en la omisión o adjudicación de acciones, en un optimismo desbordado. El colmo: que 98 de 100 propuestas para mejorar las condiciones sociales y económicas de los mexicanos, en su periodo, “son misión cumplida a mitad del camino”. Si eso no es una falacia, hay que interpretarlo como una “mentira piadosa”.

En un país como México, considerado en un estatus de pobreza endémica por organismos internacionales, donde en los últimos tres años se da un aumento de más de 4 millones de pobres, hasta llegar en esa condición a cerca de 60 millones, de los cuales la mitad están en extrema pobreza –lo que indica también desnutrición en diversos grados—donde 15 millones de personas no cuentan con servicios de salud ni agua potable entubada, no cabe ningún optimismo y, menos, ninguna misión cumplida.

Nuestro México enfrenta en la actualidad tres crisis fundamentales que limitan su desarrollo: de salud, economía y seguridad. En todas estas actividades primordiales, la actitud y participación activa de las instituciones gubernamentales, las obliga a aplicar políticas y estrategias específicas, con puntualidad; de lo contrario, sólo se esperaría un Estado y un gobierno fallidos. Sin embargo, a diario trasciende que “nada se mueve, sin la autorización de la máxima autoridad”.

México entero está enfermo por el desgraciado Covid 19, y también por malas estrategias sanitarias, en particular en un aspecto elemental: vacunación totalmente irregular, insuficiente y con orientación política a favor de un partido en el poder. A esto hay que añadir la aparición de cepas nuevas del virus SARS-CoV-2, que siguen causando esquemas de contagios masivos y muertes, particularmente de adultos mayores, a quienes siguen personas de mediana edad, jóvenes y niños menores.

A estas fechas, los mexicanos hemos sufrido la pena de perder a diversos familiares y gente conocida, en un total aproximado de 260 mil personas, según cifras oficiales, aunque, de acuerdo con cifras que maneja el INEGI, el número real de muertes relacionadas con la pandemia, es de más de 500 mil fallecimientos en año y medio de la enfermedad en México.

Se sabe de múltiples irregularidades en el esquema de vacunación y detección de la enfermedad. Los pacientes del Covid 19 no somos culpables de la presencia en México del virus. El gobierno y en particular las autoridades sanitarias, tienen esa carga en su conciencia, por varias razones: desmantelar en breve tiempo todos los servicios sanitarios; sustraer los recursos fiscales para programas de otro tipo, y cancelar compras de medicamentos al extranjero que, bien o mal, funcionaban.

Se descuidó la aplicación de pruebas para la detección de Covid 19. Esa función se delegó a pequeños laboratorios particulares que cobran cerca de 300 pesos cada prueba, pero con cargo del paciente. Lo mismo ocurrió con análisis clínicos especializados, lo cual implica precios que van de 3,500 a 5,000 pesos por persona.

En el aspecto económico, las cifras plasmadas en su Tercer Informe de Gobierno, el Presidente de la República hizo énfasis en el incremento notable de las remesas que mes a mes envían los mexicanos residentes fundamentalmente en Estados Unidos y que contabiliza el Banco de México. El año pasado, dijo, se elevaron a 40 mil 600 millones de dólares y, en éste, se estima que se superarán los 48 mil millones de dólares. “¡Presumió con sombrero Ajeno!”

Estos resultados extraordinarios, significan parte del valor que tiene el sudor de millones de mexicanos que no han encontrado en su propio país, respuesta a sus demandas de trabajo, de capacitación para aprovechar mejor sus habilidades, y espíritu de superación hacia un mejor nivel de vida, de ellos y sus familias. ¡Nada le deben a nadie! Sólo hay que reconocer su gran esfuerzo y seguir adelante en la lucha contra la pobreza.

Mencionó el Mandatario otros rubros económicos que calificó de “récords históricos”, como lo referido en las remesas, en inversión extranjera; en incremento al salario mínimo; en no devaluación del peso frente a monedas extranjeras; en no incremento de la deuda; en aumento del índice de la Bolsa de Valores y en el valor de las reservas internacionales del Banco de México. Estos resultados no necesariamente significaron un altísimo esfuerzo del gobierno y de las instituciones nacionales, sin ser tampoco producto de la casualidad, porque nuestro país no se fundó el uno de diciembre de 2018.

Sólo cabría una interrogante: ¿” Qué ocurriría si todo el gobierno de México se volcara desde un principio, con trabajo, esfuerzo y guía para alcanzar los mejores resultados”? Nos gustaría que se cumpliera aquella expresión de un filósofo alemán, de que “el trabajo es la única forma de generar riqueza”. Trabajo, trabajo y más trabajo. Las palabras se las lleva el viento. Ya no queremos más palabras, sobre todo las mismas todos los días; ¡queremos hechos, no palabras!

La presunción soez expresada por el Presidente de la República, con referencia a los calificados récords económicos, obviamente fue de muy mal gusto. Además de que no son producto absoluto de su gobierno, significan la pujanza de un gran país, de su gente, de empresarios, trabajadores, académicos, campesinos, ganaderos, industriales y servidores turísticos. El gobierno solamente es una parte, no la más importante, que administra los bienes de la Nación. Y el Presidente de la República, es el primer mandatario, lo cual no significa que es el primer mandón, sino el primero en obedecer al pueblo que lo eligió.