Luis Fernando Hernández González.
Sin duda alguna, el estilo personal de gobernar del presidente Andrés Manuel López Obrador, está cimentado en su carácter personal de fuerte raigambre tropical que sin duda alguna le brindó resultados favorables a su proceder por algún un tiempo, prueba de ello, hizo de sus alocuciones mañaneras toda una práctica de menosprecio e insultos a diversas personas y sectores que no coincidían con su apreciación y visión en la práctica de sus acciones y políticas públicas.
El proceso de madurez social de participación que ha venido contemplando esta actividad en el país, es una gratificante muestra de que las cosas con sentido de responsabilidad pública están cambiando para bien de la sociedad, al ser su decidida activación en todo lo referente a la conducción, operación y desempeño que hoy la sociedad pone al sector gubernamental que el mismo López Obrador encabeza, al sentarlo en el banquillo de la inculpación pública.
Esto valorada bajo un planteamiento colectivo que debe de ser sustentado bajo el criterio de la responsabilidad de resultados claros, efectivos y trasparentes. Así lo demanda el dinamismo que hoy experimenta la participación social en su conjunto con esta gran manifestación popular del pasado domingo 26 de febrero concentrada en el zócalo capitalino.
Salir y dar la batalla para evitar atrasos generacionales y tiempos perdidos, se constituye hoy en día en la premisa a la que empuja con amplia decisión jóvenes, mujeres y hombres que interactúan mediante las redes sociales y se comparten información de hechos y sucesos que dan sentido al vivir en una sociedad que se implica y desea ser parte activa en la toma de disposiciones que generen rutas y operaciones de compromiso y confiabilidad para la vida de la colectividad.
Es la polarización, el encono y la diatriba de su lenguaje, el elemento fundamental que el mismo presidente ha utilizado para denostar e insultar, basado en la supuesta popularidad que le arrojan encuestas a modo en las que él confía y que le dan seguridad para su práctica de confrontación con sus adversarios, alejándose de la conciliación que él debe de encabezar como mandatario y líder de los mexicanos.
Hoy lo ciudadanos nos damos cuenta que quedan al margen de un pasado ominoso aquellos juegos y artificios engañosos que tenían como base a una sociedad desinformada, simplista y ajena por las cuestiones públicas, que se soportaba en el dejar hacer dejar pasar, cuando hoy en día las actividades públicas y privadas fluyen al soportarse y documentarse de manera vertiginosa por la información electrónica y las mismas redes sociales.
Esta mega concentración social marca un hito en la historia, que da sentido a nuevos conceptos y estrategias al establecer en el actuar y accionar político, tanto de personas como organizaciones, si no saben entender el significado de esta respuesta social que hoy mediante arbitrariedades de malabarismos legales busca someter al INE y despojar al ciudadano para ejercer su voto libre y secreto, violentando todo principio de consulta y acuerdo entre los actores políticos y organizaciones partidarias del país.
El importante sector de la sociedad que acudió al llamado nacional, son hoy un ejemplo del empoderamiento ciudadano, el mismo que decidido está a mostrar su rechazo por estas reformas políticas que la autoridad busca aplicar y que mediante la sustentación de amparos de agravio, partidos políticos y el mismo Instituto Nacional Electoral habrán de anteponer ante el Tribunal del Poder Judicial Electoral y la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación, para que sean estas instancias las que determinen, si hubo o no violación a los principios constitucionales que deben de regir estas acciones electorales .
Es por ello, que la sociedad salió a la calle, mostró su rostro y encara a quien pretende de forma autoritaria una conducción banal y mezquina, bajo el arropo populista que no tiene ningún significado en la realidad social de sectores dinámicos y emprendedores que hoy conforman en su sinergia a una sociedad que busca en todos los sentidos y contextos la superación de su entorno, sea este municipal, estatal y nacional para una vida de mayor dignidad y progreso social.
Esa es la sociedad que salió a la calle, al mostrar su rostro encaró con su presencia el significado de su reproche al autoritarismo gubernamental que encabeza el mismo presidente, para ahí manifestar el deseo que es a vivir en libertad, en democracia y con un orden legal que señala la constitución de la república, efectivamente lo que todos los mexicanos que participamos y respaldamos es alejar y mostrar nuestra oposición a una autoridad que alejada del consenso y el respeto público busca la toma de decisiones al margen del sentir ciudadano.
Por ello, las palabras del gobernador del estado Miguel Ángel Riquelme, cuando dice cobra significado lo expresado con este movimiento por la sociedad al manifestarse, pues con su mensaje debe de ser escuchado, atendido y por supuesto respetado por todos los actores políticos, quienes deben de tomar nota que hoy los ciudadanos participan, se informan, actúan y opinan sobre toda cuestión pública y toda actuación en la política.
Es sin duda alguna, esta gran parada social del pasado 26 de febrero de 2023, la que marcará un parteaguas del actuar en la vida social y política, cuyas repercusiones ya se atienden al poner sobre aviso al partido gobernante oficial, pues con ello se marca los signos iniciales de una avasalladora derrota en la ciudad de México, y una pérdida de confianza en su actuar gubernamental que los ciudadanos habrán de cobrar en la elección federal de 2024 en todo el país.
Sin duda algunos hechos públicos como éste, necesariamente deben de tener sus repercusiones tanto para la vida interna y el actuar de partidos y organizaciones, como también en sus operaciones y estrategias que les mejoren en su vida democrática y les den claridad frente a una demandante sociedad, lo cual debe de ser un reflejo de atención razonada a los requerimientos ciudadanos, que es el de limitar cúpulas hegemónicas que afectan la confianza en el actuar político y social, obligando a organizaciones para el implementar estrategias que correspondan a los llamados que reclaman los ciudadanos y que dispuestos están hasta obtener el éxito en sus postulaciones, esta parada ciudadana es el inicio histórico, sin duda alguna, de la metamorfosis que deben de tener partidos para contar con la confianza de los ciudadanos, importante es hacerlo antes de que el tiempo los aleje del sentir de la sociedad.
Recordemos hoy y siempre que ser ciudadano significa participar activamente en la vida social, política y económica de la comunidad y de la sociedad. Una activa ciudadanía es el actuar y proceder responsablemente en un México dinámico, cuando se convierte en el signo fundamental de este tiempo al estar informada sobre lo que sucede en el entorno social, para aportar ideas, promover y apoyar cambios, en las que se mejore y exprese todo tipo de opinión con libertad y respeto.