Fernando Rangel de León.
Recientemente han visitado entre otras grandes personalidades del mundo al Papa Francisco, en Ciudad del Vaticano, en Roma Italia, Javier Milei, quien lo declaró el más grande en la historia de Argentina; y las candidatas a la Presidencia de México, Claudia Sheinbaum Pardo, de la Coalición Sigamos Haciendo Historia, formada por MORENA, PVEM y PT; y Xóchitl Gálvez Ruiz, de una coalición que está cambie y cambie de nombre, del PRI, el PAN y lo que queda del PRD.
Seguramente cada uno de esos ilustres visitantes, invitaron al Papa Francisco, a visitar a sus respectivos países, a Argentina, Milei; y a México, Claudia y Xóchitl; para demostrarle al argentino Jorge Mario Bergoglio, lo mucho que se le quiere en su natal Argentina y en México; países en los que los católicos son mayoría.
El Papa Francisco, más que jefe de la Iglesia Católica en el mundo, es un líder humanista que ve ante todo por los pobres, los desvalidos, los que menos tienen, los que más sufren por falta de pan y de justicia; pero sobre todo porque se parece mucho en su humildad y en su sencillez a San Francisco de Asís, en quien se inspiró para tomar su nombre, y al que a diferencia de todos sus antecesores papales, rehusó ponerle un número para quedarse simplemente en Papa Francisco.
Mucha falta hace la mística en favor de la paz, de la seguridad y de la justicia, del Papa Francisco, en México y Argentina, en donde sus pueblos claman bienestar en todos los órdenes de la vida; por lo que sus gobernantes deben de seguir su ejemplo y realizar acciones concretas para acabar con la inseguridad, la violencia, la pobreza y la justicia, que flagelan a los más débiles.
Sheinbaum y Gálvez, para ganar la Presidencia de México, deben de comprometerse con el electorado y de llegar a ella realizar el humanismo del Papa Francisco, que abarca a todo el pueblo católico o no, inclusive a los ateos; porque todos somos hijos del Creador.