Alberto Elías Beltrán, acorralado

0
662

José C. Serrano Cuevas.

Alberto Elías Beltrán es licenciado en Derecho por la Escuela Libre de Derecho, un político con trayectoria en la administración pública federal, esencialmente en instituciones de impartición de justicia.

Alberto Elías Beltrán

En la extinta Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) fue asesor en la Subprocuraduría Jurídica y de Derechos Humanos, así como en la Dirección General de Averiguaciones Previas. En la también extinta Procuraduría General de la República (PGR), a unas horas de que Raúl Cervantes Andrade dejara la titularidad de la dependencia, Elías Beltrán asumió por suplencia como encargado de despacho el 16 de octubre de 2017, cargo que entregó el 30 de noviembre de 2018.

En su paso por la PGR, Elías Beltrán tuvo un desempeño mediocre, gris como los atardeceres de otoño. El primer conflicto que protagonizó fue cuando ordenó remover a Santiago Nieto Castillo de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade), el 20 de octubre de 2017, con el argumento de que violó el código de conducta del órgano.

Sin embargo, ese despido fue visto como una maniobra política, porque el señalamiento del fiscal electoral apuntaba a un posible desvío de recursos provenientes de sobornos de la empresa Odebrecht hacia la campaña de Enrique Peña Nieto.

Elías Beltrán se pasó por el Estrecho de los Dardanelos temas tan importantes como la creciente ola de secuestros, asesinatos dolosos y desaparición de personas; en reuniones con familiares de personas ausentes siempre demostró su incapacidad para entender estos temas y, sobre todo, para estructurar respuestas verosímiles.

En fechas recientes se ha dado a conocer en medios informativos que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), encabezada por Santiago Nieto Castillo, ha comenzado a cercar el círculo de quien fuera el último mandamás de la extinta PGR, Alberto Elías Beltrán.

De acuerdo con las notas publicadas la UIF no sólo revisa las cuentas del abogado Elías Beltrán y de su esposa Marcela Kuchle López, sino también las del hermano de ésta, Oswaldo Kuchle López, quien fue detenido en febrero de 2010 en Estados Unidos y sentenciado a pasar 24 meses en prisión por fraude de más de 3 millones de dólares cometido contra el Banco de Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos (Ex Im Bank).

En octubre de 2010 Kuchle López se declaró culpable de defraudar al Ex Im Bank, pues los fondos proporcionados por la institución para inversión fueron para uso personal.

El pasado 23 de octubre, la UIF solicitó la autorización de un juez para requerir información bancaria y financiera de Elías Beltrán, su esposa y su cuñado, así como de diversas personas morales; la petición fue autorizada por el juzgador.

La UIF afinó el olfato de sabueso y pudo detectar la participación de Elías Beltrán, Marcela y Oswaldo Kuchle López, así como diversas personas morales en la creación de varios despachos profesionales dedicados, presuntamente, a brindar servicios legales.

De acuerdo con el diario Milenio los despachos «parecen estar siendo utilizados para dar asesoría en materia de evasión de los controles de lavado de activos, lo que presumiblemente les permitió obtener elevadas cantidades de recursos que, posteriormente, fueron introducidos al sistema financiero nacional, mediante una multiplicidad de entidades mercantiles, las cuales parecieran haber operado con la finalidad de ocultar el origen y destino final de los mismos», detalla la resolución judicial.

De acuerdo con autoridades federales, derivado de la investigación a Elías Beltrán, habrían encontrado casi 100 millones de pesos provenientes, presuntamente, de estas actividades que terminaron en lavado de dinero. Un hecho significativo que llamó la atención de UIF fue que Marcela Kuchle López adquiriese una casa en las inmediaciones del Club de Golf Bosques de Santa Fe por 35 millones de pesos.

Los otros compinches en esta operación delictiva son Jaime Felipe Rayas Dávalos, Luis Manuel Cobos Gutiérrez y Rafael Lugo Sánchez.

Como diría el clásico: ¡Qué bonita familia!