José C. Serrano Cuevas.
El presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel Miranda, aseguró, en fechas recientes, que él es un panista de izquierda que siempre ha tenido una agenda progresista. Lo anterior, al ser cuestionado sobre cómo convencería a los militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a que lo apoyen para que sea el candidato presidencial de la coalición Va por México.
Lo dicho por el abogado Creel Miranda, incita a buscar información que defina lo que se entiende por izquierda en México. La pesquisa conduce a los terrenos de la izquierda democrático-reformista: la que propugna que el principal marco de actuación deben ser las elecciones libres (en que no existe coacción sobre el votante y se presentan los resultados de manera transparente), la acción parlamentaria y las reformas progresivas y con amplio consenso de los sectores sociales. Ideológicamente rechaza los sistemas políticos dictatoriales y marca distancia con cualquier teoría que inspire dicho tipo de sistemas.
La doctora en Historia María Elena Chico Pardo, ha publicado diversas obras, entre las que destacan: Cancilleres de México; Historia del Colegio de Notarios de 1902 a 1980; El papel de la mujer en la Iglesia Medieval.
En el libro Cancilleres de México dedica un capítulo a Enrique C. Creel Cuilty, de quien refiere que nació en la Ciudad de Chihuahua, Chihuahua, el 30 de agosto de 1854, en una familia mexicano-estadunidense, como tantas otras del norte de México y sur de Estados Unidos.
Su madre fue Paz Cuilty Bustamante, mexicana, pariente de la esposa del general Luis Terrazas (José Luis Gonzaga Jesús Daniel Terrazas Fuentes), gobernador y cacique de Chihuahua. Su padre fue Reuben W. Creel, de origen inglés, dedicado al comercio al menudeo, fungía como cónsul estadunidense en Chihuahua a mediados de la década de 1860.
Así que la familia Creel se mantuvo en estrecho contacto con los liberales cuando la ciudad y, posteriormente la frontera en el Paso del Norte, se convirtieron en los últimos reductos de las fuerzas republicanas encabezadas por el presidente Benito Juárez.
Al triunfo de la República en 1867, México se enfrenta a la reconstrucción social y económica del país, y la familia Creel atraviesa por años de estrechez, Enrique abandona la escuela para dedicarse a ayudar a su padre en la tienda familiar.
Su padre, optimista y confiado, lo pone al frente de la segunda tienda; la familia recupera la bonanza, la cual decae a la muerte del cónsul en 1874. Enrique en la orfandad y con los estudios básicos de educación primaria, espera la oportunidad de colocarse en algún cargo público.
Al subir Porfirio Díaz Mori al poder en 1876, Enrique tenía 22 años y empezaba a perfilarse como distinguido hombre de negocios. En poco tiempo se integró al grupo de los Científicos; su formación autodidacta lo colocó a la estatura de José Yves LimantourMarquet, hombre de confianza y muy cercano a Díaz Mori.
Enrique C. Creel en 1875 fue elegido por primera vez en el Consejo Municipal de Chihuahua, diputado local en cuatro legislaturas y cuatro veces diputado federal. Fueron los inicios de una larga carrera política.
En 1880 se casa con su prima Ángela, hija del general Terrazas; las dotes naturales de Enrique y su parentesco con el cacique hacen maravillas en los negocios; así reúne una de las más grandes fortunas de México. Alcanza todas las áreas de la actividad empresarial, ganadería, minas, industria y banca. Se dice que Enrique era el «verdadero cerebro» del clan Terrazas, que dominaba todas las actividades del estado.
Durante el porfiriato fue también gobernador de Chihuahua y además fungió como titular de lo que hoy se denomina como Secretaría de Relaciones Exteriores y embajador de México en Estados Unidos.
El texto de la doctora María Elena Chico Pardo, es extenso y escrupulosamente narrado. Contiene detalles como el parentesco del personaje biografiado y su bisnieto, el diputado Santiago Creel Miranda, a quien de lejos le llegó la fortuna y la vocación política, bienes a los que no renuncia, por más que intente portar un disfraz que lo convierte en un ente contradictorio.