Virgilio Rafael González Guajardo.
Candela Coahuila. – En medio de la rica historia y cultura que caracteriza a Candela, la actualidad nos enfrenta a una situación alarmante que pone en peligro el futuro de esta villa centenaria. La falta de agua, disputas por la educación y la corrupción desenfrenada se han apoderado de este rincón histórico, amenazando con destruir lo que por generaciones ha sido un lugar emblemático en Coahuila.
En medio de la rica historia y cultura que envuelve a la villa de Candela, una sombra amenazante se cierne sobre la comunidad. El río que ha sido fuente de vida para generaciones, el Candela, ahora se enfrenta a la sequía y la escasez de agua, un problema que se ha agravado por las acciones imprudentes de unos cuantos revoltosos que pretenden ocupar los principales cargos públicos en el municipio, la falta de consulta y la ausencia de consideración por el impacto ambiental demuestran un proyecto para el municipio irresponsable. Los habitantes de Candela se ven afectados directamente por esta medida, viendo cómo el recurso vital se agota sin que las autoridades tomen medidas adecuadas.
En las últimas semanas, la tranquila villa de Candela se ha visto sumida en una serie de acontecimientos alarmantes que han dejado a sus habitantes atónitos y preocupados por el futuro de su comunidad. La crisis abarca desde la escasez de agua hasta disputas políticas y sociales que amenazan con desestabilizar la paz que durante tanto tiempo ha caracterizado a esta histórica localidad.
La crisis del agua ha alcanzado niveles críticos en Candela, dejando a sus habitantes en una situación desesperada. La alcaldía, en un intento por resolver este problema, ha tomado medidas drásticas, como la puesta en marcha de una pedrera en una propiedad privada sin obtener ningún permiso y administrada por mafiosos provenientes de Zacatecas. Esta acción no solo carece de legalidad, sino que también pone en riesgo el nacimiento del Río Candela, una fuente vital para el suministro de agua en la región.
Lo más preocupante es la aparente complicidad de figuras políticas locales (vulgares agitadores), específicamente el comisariado de Valladares, quien ha tomado control de la escuela en connivencia con Israel Tijerina y Jaime Tijerina del partido Morena. Esta acción, llevada a cabo en complicidad con los Tijerina mencionados con antelación, revela un desprecio por la educación y el acceso a la misma, derechos fundamentales que deben ser resguardados en cualquier sociedad civilizada.
Esta toma ilegal ha dejado a los habitantes de Candela y a los estudiantes en una situación de vulnerabilidad, privándolos de su derecho fundamental a la educación.
Israel Tijerina, con aspiraciones a la alcaldía, muestra una falta evidente de conocimiento en administración pública y sus relaciones con personas non gratas causan preocupación.
Su desinterés por la legalidad y el bienestar de la comunidad plantea preguntas sobre su idoneidad para liderar.
Jaime Tijerina, por su parte, busca el puesto de primer regidor sin experiencia alguna, y pretende apadrinado por Israel Tijerina, ejercer roles como cronista y juez civil sin la preparación necesaria.
Una grave acusación recae sobre Jaime Tijerina, los habitantes del municipio de Candela comentan que, desde hace tiempo, se ha dedicado a apropiarse de propiedades que no le pertenecen, sumiendo a los candelenses en una preocupante crisis de corrupción y abuso de poder.
Este comportamiento, incompatible con la historia y cultura de Candela, ha generado temor entre los habitantes, quienes se sienten amenazados por la posible llegada de estos personajes al poder.
Los candelenses, lejos de subestimarse, demuestran ser mucho más inteligentes de lo que algunos creen. La resistencia contra la posible llegada de Israel Tijerina a la alcaldía es palpable, ya que reconocen en él un riesgo mayor que cualquier otro líder en la extensa historia de Candela.
En este momento crucial, la villa enfrenta una verdadera tragedia que podría dejar secuelas irreversibles en su legado histórico y cultural. La comunidad, con principios éticos intachables, merece un liderazgo comprometido con la transparencia, la legalidad y el bienestar de sus habitantes. Candela está en grave peligro, y es responsabilidad de todos preservar la esencia que ha caracterizado a esta villa a lo largo de los años.
La comunidad de Candela no puede permitirse tener líderes que actúen al margen de la legalidad y despojen a sus propios vecinos de sus hogares y tierras de cultivo. Es crucial que los candelenses tomen conciencia de la gravedad de la situación y se unan para salvaguardar su patrimonio y su futuro. La rica historia y la abundante cultura de Candela no deben verse amenazadas por la imprudencia y la falta de ética de aquellos que buscan el poder sin tener en cuenta las necesidades reales de la comunidad.
Lo más alarmante es que la pedrera está ubicada en el nacimiento del río Candela, poniendo en riesgo la integridad del curso de agua y la biodiversidad que depende de él. La falta de consulta y la ausencia de permisos adecuados plantean preguntas serias sobre la legalidad y ética del proyecto de Israel Tijerina.
La villa de Candela se encuentra en un momento crítico, y la intervención ciudadana se hace indispensable para evitar que la sombra de la incompetencia y la corrupción se apodere definitivamente de la región. El destino de Candela está en manos de sus habitantes, y es imperativo que tomen medidas para preservar la esencia misma de su comunidad antes de que sea demasiado tarde.
Los candelenses, conocidos por su inteligencia y compromiso con la comunidad, no están dispuestos a permitir que la villa caiga en manos de líderes incompetentes e inescrupulosos. La rica historia y cultura de Candela merecen ser protegidas, y es imperativo que la comunidad se una para hacer frente a esta amenaza inminente.
En estos tiempos difíciles, es esencial que los ciudadanos de Candela se mantengan informados, se unan en la defensa de sus derechos y exijan respuestas y soluciones a las autoridades responsables. La villa está en grave peligro, pero con la colaboración de la comunidad y la presión ciudadana, se puede evitar un desastre y preservar la esencia misma de Candela para las generaciones futuras.
Con total seguridad nuestro gobernador, el Ingeniero Manolo Jiménez Salinas, tomará las acciones necesarias para que los antes mencionados personajes no se hagan del poder en Candela, evitando así el malestar entre los ciudadanos que ya están cansados de la corrupción y de la violencia a la que se ven expuestos en nuestra antes tranquila y pacifica Candela, pueblo mágico.