En México la crisis económica y el narco estado acechan

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Jorge Arturo Estrada García.

“Para que no se pueda abusar del poder,
es preciso que el poder detenga al poder”.
Montesquieu.

“Todas las cosas están sujetas a interpretación,
la interpretación que prevalezca en un momento dado
es una función del poder y no de la verdad”.
Friedrich Nietzsche.

Somos el rival más débil. Trump, llegó en mal momento para México. Renegociaremos el tratado comercial en clara desventaja. La economía nacional está muy debilitada, y dependemos de la manufactura de exportación. Los pecados de un gobierno tóxico son aprovechados, por el mandatario estadounidense, para lucirse ante sus bases electorales, cumplir sus compromisos de campaña y consolidar una posición de poder. En nuestro país, la crisis económica y el autoritarismo acechan.

En México, el tejido social está roto. Estamos en un país envuelto en la tragedia de los cientos de miles de homicidios y desaparecidos, impunes. Hay millones de familias habitando en territorios dominados por la delincuencia. También, somos una nación dividida, polarizada, así lo decretó Andrés Manuel y lo convirtió en realidad; así, le convenía a su proyecto de poder.

De esta forma, en medio de la apatía, la resignación y la desinformación, la Cuarta Transformación se instala poderosa en lo interno. Sin embargo, el morenismo es sumamente vulnerable ante los ataques de Donald Trump. Los pactos inconfesables del Rey del Cash son su talón de Aquiles. Y, la Casa Blanca lo sabe a la perfección. Seguramente, los usará para doblegarlos.

La realidad de México es terrible. Somos un país de fosas clandestinas. Los campos de exterminio salpican el territorio. Los desaparecidos aumentan exponencialmente. El gobierno de Estados Unidos aplaude la obediencia mexicana ante sus dictados. Los enterados, de ambos países, hablan acerca de los casos que involucran a políticos que pactaron con grupos delincuenciales. La etiqueta de narco estado ya está impresa.

Es evidente que el futuro no pinta bien para México. Somos un país de manufacturas con salarios bajos, como ventaja competitiva, desde hace 30 años, en un mundo en donde la tecnología se desarrolla rápidamente. Nuestros niveles educativos son de los más bajos de la OCDE y nos rehusamos a evaluarnos con las pruebas PISA. AMLO se cerró a las evaluaciones para evadir las críticas por los malos resultados en educación, salud, economía, corrupción, pobreza y en la mayoría de los temas. A todas sus ideas arcaicas las denominó “Humanismo Mexicano”. Las cifras son reveladoras y alarmantes: En 2024, ocupó el lugar 38 en corrupción, de los 38 países miembros de la OCDE, solamente obtuvo una calificación de 26 puntos de 100 posibles. En la prueba PISA 2022, México se ubicó en el lugar 35 de 37 países de la OCDE. El puntaje promedio fue de 478 puntos, México obtuvo solamente 407. En comprensión lectora y matemáticas, México fue el tercer país peor evaluado. En ciencia tuvimos la peor puntuación, únicamente el 34% de los estudiantes mexicanos logró el nivel mínimo en matemáticas y comprensión lectora.

De esta forma, tenemos a más de la mitad de los habitantes en la pobreza y trabajando en la informalidad. Pero, sobre todo, están necesitados del dinero de las Becas del Bienestar, que reparte el gobierno morenista a cambio de acarreos electorales y a mítines. El impulso del neoliberalismo trajo progreso, a muchos sectores del país, pero la ineficiencia de los gobiernos federales no logró que los empleos formales llegaran a todos los sectores de la población. Sin tratados de libre comercio justos, el país se hundirá en una crisis de magnitud insospechada.

Es evidente que, en medio de la tormenta que Trump desató sobre nuestro país, López Obrador trabaja para fortalecer su Maximato y echa a andar la sucesión presidencial rumbo al 2030. Ya perfila a su hijo, Andrés López Beltrán. El tabasqueño controla a Morena, él lo creó, es el movimiento que él encabeza y que ahora dirige Andrés junior. 

Este movimiento, creado por el tabasqueño, construyó la maquinaria electoral para ganar 22 gobernaturas, las mayorías legislativas, la destrucción de los contrapesos, el aplastamiento de los opositores, la cooptación y neutralización de muchos medios de comunicación. También, lo usa permanentemente, para generar el desprestigio de los comunicadores. Y, además, construir redes de odio en las redes sociales.

La presidenta, Sheinbaum, fue forzada por Trump a desmantelar la estrategia de los Abrazos y no Balazos. Esto deja vulnerable al tabasqueño ante la justicia estadounidense. En nuestro país, Claudia, se esfuerza por agradar al lenguaraz mandatario estadounidense. Así, el gobierno morenista, que se autodefine de izquierda, sin proyectos alternos viables, lucha por mantener vigente al modelo neoliberal que sustenta la viabilidad de la economía mexicana. Aunque, la presidenta y Andrés Manuel López Obrador, ya dinamitaron la confianza de muchos inversionistas, al desmantelar al Estado de Derecho y a la democracia.

Así, la deuda externa se dispara, el crecimiento se estanca y la recesión amenaza. La calificación crediticia nacional ya está muy dañada, al borde de la reprobación. De igual forma, la Inversión Extranjera, nueva, es escasa y las esperanzas del nearshoring ya se disiparon. Pero, ahora la meta es salvar al libre comercio del T-MEC. La evolución a la mentefactura, está lejana, somos un país rezagado en desarrollo de la tecnología y el conocimiento. Somos altamente dependientes de Estados Unidos, de su mercado, sus empresas y sus empleos que genera en México.

De esta forma, rápidamente el mandatario estadounidense irá conquistando sus metas. Adicionalmente, este gobierno tiene demasiados pecados y pactos inconfesables. AMLO, vendió su alma al diablo cuando recorrió el país, durante años, convertido en Rey del Cash.

Es una época turbulenta. Los planes de Donald Trump desestabilizan las relaciones políticas económicas y sociales en varios continentes. Nuestro poderoso vecino, nos coloca en medio de su agenda electoral. Es así, que nuestro gobierno morenista, tan soberbio y agresivo en lo interno, se vuelve tan dócil, reflexivo y cooperador con los deseos del neoyorkino.  ¿Será Trump el destructor de la Cuarta Transformación? Son tiempos interesantes. Veremos.