Recuerdos de la normal

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Profesor Evaristo Velasco Álvarez.

Todavía resuenan en mi memoria la algarabía, los gritos de entusiasmo y las porras que entre toda la hermandad de los internos en la Escuela Normal Rural “Gral. Matías Ramos Santos”, de San Marcos, Loreto, Zac., muy emocionados vitoreábamos a nuestros compañeros que jugaban contra algún equipo de fútbol de las poblaciones cercanas a la Normal.

Escuela Normal Rural “Gral. Matías Ramos Santos”

Y los desplantes de Compeán, los dribles de Chío Mota, las carreras de Raymundo de la Torre, la defensa espectacular de La Pinta y en las tribunas era todo gritos y festejo, porque casi siempre resultaban triunfadores. Y destacaba Chío Mota con su entusiasmo que contagiaba al equipo completo, mientras que desde la portería La Maquinota (Sergio Arturo) gritaba: “¡Eso, muchachos, a darle duro!”.

Esos años maravillosos en que como chamacos hermanados por la necesidad del internado, nos apoyábamos unos a otros y logramos entrelazar nuestras vidas, sin importar que fuéramos de Michoacán, de la frontera de Coahuila con Estados Unidos o de Zacatecas. Y si bien, legítimamente teníamos cada uno una familia propia, de pronto la vida nos premió con cientos de hermanos que deambulábamos y luchábamos juntos por lograr alcanzar un espacio profesional en el mosaico multicolor de nuestro querido México.

Y cuando nos hemos vuelto a encontrar, no importa que ya hayan pasado más de 50 años de esos años de internado, nos volvemos nuevamente chamacos y disfrutamos de nuevo al recordar las travesuras que compartimos, recordar los amores de estudiantes, revivir algún detalle que ahora, a la distancia, nos parece tan inicuo y tan simple, pero que entonces nos significaba la existencia.

Los escapes a Loreto, las tardes increíbles del cine del señor Villalobos y las competencias en el billar de NEY, que nos costaba que nos rebajaran puntos de indisciplina y que los maestros nos reconvenían diciendo que no pusiéramos en riesgo nuestro futuro. ¡Ah! ¡Cuántos sueños forjamos…! Y cuando finalmente salimos al mundo y nos enfrentamos a la realidad, ninguno de nosotros nos arredramos ente situaciones muy difíciles que se nos fueron presentando a lo largo de nuestro desempeño, siendo calificados como maestros de excelencia por nuestros mismos alumnos y por los padres de ellos.

Y recorrimos los caminos polvorientos y atravesamos ríos, arroyos, montañas y dificultades miles que se nos pusieron en el camino, pero llegamos a los destinos que la patria nos asignó. Unos en Zacatecas, otros en Jalisco, Otros en Guanajuato, otros más en Sonora o Baja California y algunos en Querétaro o en el Estado de México. Pero todos nos desarrollamos en las poblaciones rurales de nuestro amado país, aprendiendo a ser profesionales de la educación, pero sobre todo, aprendiendo a comprender a nuestra gente, a los campesinos que alimentan a todo México, con su esfuerzo, con su sudor y entusiasmo.

Algunos improvisamos teatros, espacios deportivos, centros de lectura elemental; otros crearon grupos de guitarras, violines y demás instrumentos musicales, desarrollando el gusto por el arte musical; otros se enfocaron por la danza folclórica, por el dibujo y la pintura, por la escultura, o por la oratoria y la declamación, y por la escritura; y en unos cuantos años el país respiró arte y se unieron más en la cultura creadora.

Y claro que les dimos muchas satisfacciones y momentos de alegría y de sentimientos de orgullo a nuestros padres y en general a nuestras familias. Y conocí Parral, Chih., y varias poblaciones de La Laguna en que algunos de mis compañeros me dieron asilo, y que sus propias familias nos vieron como parte de ellos. Luego en el desempeño de mis labores he podido recorrer lugares de ensueño de varios estados de mi México; desde Tamaulipas hasta Oaxaca y Chiapas y espacios mágicos como Morelos, Veracruz, Colima, Nayarit y más. Por lo mismo, a la distancia puedo decir con orgullo y satisfacción; HE VIVIDO; mi patria me dio la oportunidad de gozar de sus bellos lugares y de su amantísima gente. Sé que he logrado hacer ¡Que viva México!

velasco_alvarez@yahoo.com