La debilidad del noventa por ciento

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Fernando Fuentes García.

“La incapacidad para comprender la patología de nuestros
gobernantes oligárquicos es una de nuestras fallas más graves”.
Chris Hedges.

En junio del 2020 el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) y su fundador  Klaus Schwab dan a conocer al mundo su plan designado como el gran reinicio para plantear una nueva forma de capitalismo que reviva a la economía que paradójicamente este mismo grupo que se reúne en Davos colaboró en eliminar. Un claro intento de aplicar el muy socorrido gatopardismo y de disfrazar a la corporatocracia, cibercracia y bancocracia global como samaritanos. Lo que confirma el análisis de Naomi Klein, la galardonada periodista y corresponsal de The Intercept (https://theintercept.com/2020/12/08/great-reset-conspiracy/), quien además reporta que -mucho ojo en esto- el enfoque del evento fue el calentamiento global, el desarrollo de objetivos de las Naciones Unidas, las inversiones de impacto, el impacto en los grupos de interés corporativos, la responsabilidad social corporativa y la creación de confianza.

La crisis del virus del Covid-19 (curiosamente desatada un mes después del ejercicio “Evento 201” celebrado por el Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud, con la fundación del nada samaritano vidente Bill Gates y el Foro Económico Mundial, sobre el impacto de una pandemia con un virus llamado nCov-2019) ha sido el encuadre que se ha utilizado para poner en marcha el gran reinicio con la doctrina de Shock, acuñada por Naomi Klein, en la que la elite global aprovecha la calamidad para golpear las libertades con fines de control y distracción de las masas, para saquear recursos de las naciones mediante la deuda pública, para socializar las pérdidas de multinacionales y para crear una inmensa especulación de los mercados y enriquecerse aún más.

Es evidente que la crisis del virus también ha sido el perfecto encuadre para darle oxígeno a los grandes intereses fósiles bloqueando el “Green New Deal”, (https://www.jornada.com.mx/2021/02/01/opinion/017a2pol), ante el inminente embate de los intereses que representan la industria de energías alternas, en especial la fotovoltaica y la eólica, no porque sean las más limpias, sino porque hay un gran negocio, en los productos (de origen fósil y rápida obsolescencia) utilizados para la transformación energética y en la rentabilidad de los parques de producción, que invariablemente tienen un rapaz impacto sobre la suelo.

De igual manera la crisis de salud ha sido también aprovechada para abrirle el paso a las peligrosas ideas del transhumanismo o deshumanización (bautizado por el WEF como cuarta revolución industrial) y hasta las aterradoras ideas y políticas de salud impulsadas por el supuesto oráculo Bill Gates, quien lanza su infame premonición o más bien amenaza, diciendo que “la próxima pandemia podría ser 10 veces peor”, después de su llamado al mundo a gastar miles de millones para ahorrar billones y evitar millones de muertes. No será que el magnate y su esposa al frente de su fundación que hoy controla la Organización Mundial de la Salud y la Alianza Mundial para la Vacunación, pretenden recetarnos otras pandemias para lucrar con nuestra salud y lograr detener el avance del reloj de la población global? Vaya cinismo.

Sí así es, la fijación de los oligarcas a aquel pasaje del padre del capitalismo Adam Smith, en el que hablando de balancear al mercado de trabajo, propone poner un límite a la multiplicación de la especie, promoviendo la escasez de subsistencia en las clases más bajas para así reducir la capacidad de reproducción de sus fecundos matrimonios y del cuidado de sus retoños, es contundente y ha sido siempre una realidad, hoy más que nunca. Todo indica que lo que el sistema neoliberal fundamentó para este fin no fue suficiente, entre otras acciones la privatización de la salud y la educación, la promoción de la drogadicción, la política de inseguridad en el trabajo promovida por Alan Greenspan, la financierización de las economías, la deslocalización de la producción y el bloqueo del libre paso de la mano de obra.

La cruzada de los maestros o señores de la humanidad, como así los llamaba Adam Smith, hoy instituidos como la bancocracia, cibercracia y corporatocracia globalista, es a “consolidar” su gobernanza mundial (https://bit.ly/3omIkh6). Después de haberse apoderado del imperio estadounidense (https://youtu.be/hVtbN4dU5Jc), intentarán junto a los obscuros intereses del WEF, saquear a la humanidad aún más amenazándonos con las pandemias y la crisis de alimentos, si no nos dejamos vigilar y despojar de nuestras libertades. El lema que en el 2016 lanzara uno de sus organismos títeres, el Fondo Monetario Internacional, vuelve a resonar: «En 2030 no tendrás nada y serás feliz”. ¿Será que tal vez ellos que tendrán todo serán infelices? 

Y para imponer sus medidas a los Estados rebeldes, buscarán por un lado disfrazarse de samaritanos, transfiriendo por ejemplo las iniciativas de saqueo (que se llaman terrorismo) al ejército mundial OTAN-NATO (al que pretenden que México se sume) y a los estados totalitarios como el de Arabia Saudita (https://youtu.be/vXHzxlXhmnA). Por el otro lado buscarán mantener el compromiso de impulsar una feroz campaña de conflicto con Rusia y China, en la esperanza de recuperar el dominio global de occidente (https://youtu.be/nW6u_zKQC7k).

“Ominosa distopía” calificada por Vladímir Putín en su comparecencia de la Agenda 2021 de Davos (https://www.jornada.com.mx/2021/01/31/opinion/012o1pol). Enfoque rechazado en el mismo evento por el presidente Xi Jinping, quien declara que ese enfoque nos acerca a una guerra caliente, fría, comercial o tecnológica y apuesta por la paz proponiendo reconstruir la macroeconomía, el fin del expansionismo ideológico y el respeto a la diversidad de culturas; como así lo propone la célebre frase del presidente Benito Juárez. Ante las anteriores posturas, cabe recordar la condena al complejo militar-industrial hecha por Lawrence Wilkerson, exjefe de gabinete del secretario de Estado Colin Powell: “Somos el comerciante de la muerte del mundo”. Y todavía hay quienes se dejan atemorizar con el petate del comunismo y la rusofobia.

La astucia y patología de los titiriteros de los medios y del mundo no queda en entredicho, pues no conformes con concentrar 82% de la riqueza del mundo, ahora se aprovechan “cual demagogos” del clamor de cambio de la humanidad y hacen un llamado a demandar mejores y más responsables gobiernos y gobernanza y a caminar hacia la regeneración radical del planeta como una forma de resiliencia (adaptación positiva a situaciones adversas) al llamado “cambio climático”. Para ello crearán cambios exponenciales y rápidos, mediante la integración de los sistemas de los que dependemos (el económico, político, social y medio ambiental) y que ellos como ya constatamos prácticamente dominan. (Positive Luxury’s 2021 Predictions Report).

Para justificar sus acciones se lanza el nuevo modelo económico (como caballo de Troya disfrazado de humanismo) con la antigua fórmula del gatopardismo (eso que consiste en que todo cambie para que todo siga igual, fundamento de aquella obra de arte de Visconti llamada El Gatopardo de 1963). Surge entonces el modelo del Capitalismo Incluyente  hipócritamente de la mano de El Vaticano, pues es evidente que sus guardianes requieren de figuras con autoridad moral. No, no es que se hayan hecho humanistas, sino todo lo contrario. Ante un sistema que llegó a su límite por la concentración de la riqueza y la evidente presión del noventa por ciento, han reconocido la oportunidad que representa el giro copernicano fundamentado en el manto sagrado del humanismo y la sustentabilidad, bajo el cual podrán mantener y ampliar su control, dejando a muchos en el aire frente a los cambios exponenciales y rápidos que promoverán con sus peligrosas ideas.

Es así que el Banco Central Europeo dirigido por Christine Lagarde y BlackRock, la empresa de gestión de activos más grande del mundo, guiarán el cambio hacia el desarrollo sostenible, objetivo de las Naciones Unidas, colocando en su cartera al riesgo climático y el desempeño ambiental, social y de gobernanza (ESG por sus siglas en inglés) como sus principales componentes. Métricas que el nuevo dirigente del Estado imperial, Joe Biden, ha declarado que se impondrán como política doméstica y exterior, apoyado por el “deep state”, el pentágono, la cibercracia, (https://sptnkne.ws/EUH3) y el megabanco BlackRock, que ha subyugado al Estado comprando la deuda corporativa de la Reserva Federal durante la pandemia y que además hábilmente juega doble, con grandes inversiones en la industria de fósiles e interés en la privatización de Pemex (https://sptnkne.ws/FcZc).

La combinación de la concentración del capital y del poder político en esta mafia global, junto al impulso de cambios radicales y rápidos sustentados en el desarrollo sostenible, avalados mediáticamente por los gigantes tecnológicos de Silicon Valley e impuestos por los diversos organismos que esta mafia controla, no solo pondrá en jaque a las organizaciones (sobre todo medianas y del ámbito local o nacional) que no respondan oportuna y hábilmente al cambio de sus modelos de negocio (https://www.jornada.com.mx/2021/02/02/opinion/021o1eco), también creará un motivo para conquistar o terminar de saquear a economías y gobiernos ingenuos que se encuentren en desventaja y/o con políticos traidores, corruptos.  

Para ejemplificar lo anterior, no hace falta más que analizar la historia de lucha, que ya advertía Adolfo López Mateos, de los intereses extranjeros que han aprovechado el hambre de dinero y poder de los políticos y empresarios corruptos y traidores de la nación (que al final se han quitado la máscara uniéndose en el bloque PRI-PAN-PRD junto a la agrupación empresarial designada Sí por México) con quienes en confabulación y con la complicidad de medios de comunicación, periodistas e intelectuales orgánicos, construyeron el perfecto andamiaje para lograr el saqueo de nuestros recursos energéticos y el reparto del mercado con la privatización de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y de Petróleos Mexicanos; empresas y recursos que son “estratégicos” para la soberanía y seguridad nacional y la competitividad internacional de la nación.

Es verdaderamente repugnante constatar la histeria y ola de mentiras desatadas por connacionales en torno a la iniciativa de “reforma patriota” a la Ley de la Industria Eléctrica, enviada por el presidente al Congreso de la Unión (https://www.jornada.com.mx/2021/02/02/politica/003n1pol 2/5). Iniciativa que pretende “dar prioridad a la CFE en el despacho de energía” para revertir su extinción que un puñado de privados pretende provocar en detrimento de los intereses nacionales y el desarrollo social (https://www.jornada.com.mx/2021/02/11/opinion/002a1edi). La perversidad de la oposición que defiende intereses extranjeros no tiene límite y aprovechan el manto sagrado de la sostenibilidad que se lanza desde el exterior para acusar desde uno de sus organismos títeres y con la complicidad de medios, que la iniciativa incumpliría el Acuerdo de París. Queja que no considera que se ha dado preferencia a las energías más limpias (hidroeléctrica, termoeléctrica y geotérmica), ni tampoco cuestiona la eficiencia y supuesta pulcritud de la energía eólica y solar. 

Nuestro Destino Manifiesto: La reconstrucción y renacimiento de la República Mexicana con una verdadera causa democrática y humana.

La oportunidad que trae consigo la crisis del sistema neoliberal nos brinda dos claros senderos. El primero, es ceder a la mafia neoliberal del país, creyendo “ingenuamente” que velan por los intereses de la nación y ser programados desde el exterior, con una versión del neoliberalismo recargada con la fórmula Orwelliana de 1984. Lo que podría llevarnos a la decadencia irreversible y balcanización de la nación, que culminaría la Doctrina Monroe (1823) y el Destino Manifiesto (1845) marcado y seguido desde entonces por el vecino territorial y permitido de manera supina por los usurpadores y entreguistas presidentes y políticos del régimen anterior.

El segundo sendero se llama “la cuarta transformación”, el movimiento que conlleva dos objetivos. El primero es el destierro de la corrupción, el principio y combustible del sistema neoliberal que mantiene a la mafia económica y política, nacional e internacional. El segundo se trata de “ser los programadores” de un nuevo modelo económico y político verdaderamente  humanista, basado en el estado de bienestar y soportado por los pilares de la justicia, la honestidad, la austeridad y de una auténtica democracia representativa y participativa.

Es este último sendero por el que los mexicanos ya caminamos y que me parece debemos seguir defendiendo sin tregua, como así lo reitera el periodista, productor y corresponsal de guerra Epigmenio Ibarra (https://youtu.be/xPPBITNL0Vw). Pues ante la amenaza Orwelliana de 1984 y de la Doctrina Monroe, la cuarta transformación representa el sendero de la reconstrucción y renacimiento de la República Mexicana con una verdadera causa democrática y humana, que reafirmará los valores de unión, lealtad, libertad y patriotismo.

Sobre el Autor

Fernando Fuentes García es un escultor autodidacta especializado en el bronce, comprometido a transmitir la aportación única y vital del arte y la escultura a la sociedad y a contribuir a un mejor México. Convicción que ha ejercido publicando artículos y ensayos en el blog de ciencia y tecnología Reporte Ciencia UANL, en la Revista Levadura y El Periódico de Saltillo.