México es un estado fallido

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Jorge Arturo Estrada García.

“Los griegos decían que el asombro es el principio del conocimiento, y si dejamos de asombrarnos corremos el riesgo de dejar de conocer.”
E.H. Gombrich.

“El conocimiento empieza en el asombro.”
Sócrates.

“Asombro: lo más elevado a que puede llegar el hombre.”
Johann Wolfgang von Goethe.

Somos un país fatalista y egoísta, que transita casi indiferente entre miles de cadáveres. Son cerca de 300 mil en un año, víctimas de un gobierno inepto y soberbio y de ciudadanos apáticos e incapaces de tomar su destino en sus manos. Unos murieron infectados y otros baleados. Aún en medio de la tragedia, nos bombardean con mentiras desde las élites políticas en busca de votos que legitimen sus ambiciones de poder. Mientras, en la tierra del Sálvese el que Pueda, todavía hay personas que se las creen.

La clase política actual quedará marcada por sus actuaciones en esta etapa tan oscura de la historia. Los nombres de los gobernantes serán registrados a un lado de los resultados que obtuvieron para atender la contingencia mortal que agobia a sus gobernados. En contraste, los ciudadanos solamente alcanzaremos registros en las actas de defunción o en las listas de la vacunación, si alguna vez nos toca alguna.

En medio de la pandemia, en la que se van creando vacunas endebles, con resultados inciertos, muchos de los que van sobreviviendo se lo deben más a la fortuna, que a sus medidas de prevención, que a la calidad de los hospitales disponibles o que a la fortaleza de sus organismos. La muerte se ha normalizado en nuestro entorno.

Sabemos que el asombro nos conecta con la realidad. También, conocemos que asombro es salir de lo oscuro, de la sombra. Pero ya perdimos la capacidad de asombrarnos y transitamos en las tinieblas. Perdimos la capacidad de aprender, de querer saber más.

La transformación del país resultó infame, la inesperada catástrofe desnudó rápidamente las limitaciones del proyecto político del gobierno federal. Es un gobierno de un solo hombre con una mentalidad anclada en el pasado. De un solitario, que habita en un enorme palacio planeando recuperar a un país que ya no existe y que tal vez nunca existió. Un proyecto que con más gasolina mexicana y un tren nuevo, como ejes básicos, planea sacar adelante a México, en un mundo globalizado inmerso en la revolución tecnológica más acelerada de la historia.

En México, los dueños de los medios de producción, los que generan los empleos que mueven la economía, son extranjeros y junto a ellos un centenar de mexicanos a lo mucho. Así, las pequeñas y medianas empresas se limitan a formar parte de las cadenas productivas de los más grandes, generalmente. En ese escenario, únicamente el 57 por ciento de los empleos del país son formales, es decir con prestaciones, y la tasa de informalidad es del 43 por ciento. Nuevo León con 35.6 por ciento, Coahuila de Zaragoza con 36.7 por ciento y Chihuahua con 37.3 por ciento registraron los menores niveles de informalidad. Adicionalmente, sólo la mitad de los mexicanos se salvan de estar en la pobreza. En esas condiciones el país navega en un mar de saliva y engaños, sin un ápice de progreso.

Las exportaciones automotrices, el turismo, las remesas y el petróleo son las principales actividades generadoras de divisas. El sector automotriz mexicano es el cuarto exportador del mundo. También, es el sexto productor mundial de autos y sus partes. Es el principal generador de divisas del país, con más de 90 mil millones de dólares al año y genera un millón de puestos de trabajo en ensamblaje y autopartes, más otros 130 mil empleos directos en las redes de distribución.

De esta forma, el sector automotriz, de inversión extranjera directa, aporta más divisas que el turismo, el petróleo y las transferencias juntas. De esa magnitud es su importancia; y sin embargo, la generación de nuevos clústers con base en tecnología e innovación no forman parte del discurso presidencial. Lejos de buscarla, pareciera que se desea ahuyentar a la inversión extranjera. Pareciera, como si un tren y una refinería nuevos, bastaran para mover a la economía número 15 en el mundo, en tamaño.

En medio de la crisis económica que frenó al mundo, el gobierno se ocupa en generar votos por medio de transferencias de dinero a la mitad de los hogares para conformar una clientela electoral a su proyecto. También, son muy significativos los elogios presidenciales a los millones de dólares que los paisanos, envían a sus hogares. Hasta surge la idea de revivir al programa de braceros de mediados del siglo pasado. Pareciera que nos estamos enfocando en administrar la pobreza.

Así, dando tumbos, el tiempo avanza sin progreso. Pero, con pleitos y amenazas hacia todos los sectores. Con mucho rollo y excusas van quedando en evidencia la inseguridad, el crimen y las desastrosas estrategias para enfrentar la pandemia y la vacunación.

 Ante los fracasos de su gestión la actitud presidencial se endurece, le urgen los votos de junio 6 para consolidar su proyecto personal. Mientras, su partido está empantanado en el proceso de elegir candidatos.

Morena, poderío nacional y debilidad local

En Coahuila, la UDC de Lenin Pérez, el experto en alianzas dinamitó la que construía con Morena y les complicó el escenario a muchos de los aspirantes.

En Torreón, en Saltillo y Piedras Negras, Morena deberá optar por una mujer y no por Armando Guadiana, Luis Fernando Salazar o Claudio Bres, sus candidatos estrella. En el resto de los municipios coahuilenses Morena irá marginando a sus cuadros y reclutando a prófugos del prian para completar sus planillas. La poderosa figura del presidente López Obrador y su estructura de Servidores de la Nación deberán jalar los votos. La fortaleza del partido guinda es nacional, sus debilidades son locales.

En cambio, el PRI va con sus figuras locales y su aceitada maquinaria que recientemente arrolló en las votaciones para renovar el Congreso estatal. José María Fraustro Siller va apuntalado por Jericó Abramo Masso y Jaime Bueno quienes ya trabajan en tierra para ganar sus distritos electorales en Saltillo.

En contraste, el PAN solamente trae candidatos débiles como Tere Romo, la exesposa del exalcalde Manuel López Villarreal y Juan Pablo Valdés, el amigo y socio del hijo del exalcalde Isidro López Villarreal. Al blanquiazul de Saltillo se le cerró el mundo, el tío Rosendo Villarreal, sigue acumulando derrotas con sus maniobras. Esther Quintana será la única candidata competitiva del blanquiazul en la capital de la entidad. Chuy de León, nunca se decidió a transformar su partido a fondo erradicando cacicazgos tóxicos como los de Ernesto Saro Boardman y Rosendo Villarreal.

En Torreón la situación será más disputada, Jorge Zermeño deberá apuntalar a Marcelo Torres Cofiño en una elección complicada contra Román Alberto Cepeda y el candidato o candidata que inscriba Morena.

El proceso electoral está en marcha. Este proceso está mucho mejor organizado que la atención a la pandemia y que la aplicación de las vacunas. Tal vez deberíamos ser vacunados en las casillas aprovechando que seremos debidamente identificados, que estaremos en un lugar que ya conocemos y cercano a los domicilios. Así, luego de depositar la boleta, a unos metros, una enfermera aplicaría la vacuna, y listo. La logística electoral está perfectamente ensayada y es exitosa. Las ocurrencias del doctor López Gatell, son un desastre.

La enfermedad mortal navega sobre la mediocridad de quienes la combaten. Es evidente, que aun atravesando por la peor tragedia de su historia, la sociedad más educada y comunicada de la historia del país es incapaz de tomar su destino en sus manos. A lo más que atinamos es a aplaudir o a desprestigiar al tirano en turno.

La posmodernidad, se llevó las ideologías y dejó las mentiras como base argumentativa. Actualmente la mentira es la base de las narrativas. Vivimos en la oscuridad, lejos del asombro y de la luz que trae consigo.

El asombro nos conecta con la realidad. Pero ya perdimos la capacidad de asombrarnos y transitamos en las tinieblas sin aprender ni comprender y en medio de mentiras.

jjjeee_04@yahoo.com