Eurídice de la mitología griega, adaptada a la ópera moderna

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Jesús M. Moreno Mejía.

“Las grandes resoluciones
están fuera de toda regla y,
por consiguiente, fuera de
toda posible explicación”
León Chestov.

            A quienes nos gusta la ópera, tanto por su contenido musical como por el tema que se aborda en cada obra, por lo regular nos deja satisfechos por haber presenciado a todo tipo de personajes con voces privilegiadas, escenarios fantásticos, así como vestuarios ad hoc en cada caso.

Recientemente asistimos a una singular producción operística que fue proyectada en el bello Teatro Isauro Martínez (TIM) de Torreón, transmitida en directo desde el teatro Metropolitan (MET) de Nueva York, basada en el antiguo mito griego de Orfeo y Eurídice, ésta a quien le fuera arrebatada la vida después del matrimonio de ambos.

Orfeo ed Euridice MET NY

Pero para tener una idea más precisa sobre ese mito, tenemos que ubicar lo que le ocurrió a Eurídice el mismo día de su boda: ella es raptada en plena fiesta; escapa de su captor casi de inmediato, pero en su carrera pisa una serpiente y esta le muerde un pie, provocándole la muerte.

En otra versión de dicho mito, la picadura se produce cuando ella va caminando con un grupo de náyades (ninfas que vivían en los ríos, lagos o en las fuentes surtidoras de agua), que eran sus congéneres, pues Eurídice era también una de ellas.

Desesperado Orfeo (hijo de Apolo y de Calíope, quien cuando tocaba su lira las fieras se calmaban y a los hombres les hacía descansar su alma), decide bajar al inframundo en busca de su esposa y para ello pide a Caronte que lo lleve en su barca hasta la otra orilla de la laguna Etigia, sin embargo el conductor se niega, pero escuchar los acordes de la lira lo embelesan tanto que lo conduce a donde se dirige, e igual le ocurre al can Cerbero, guardián del infierno.

Al encontrarse frente a las divinidades del inframundo, Hades, señor de ese lugar, y de Perséfone, esposa de éste último, Orfeo les suplica le devuelvan a su amada; ambos acceden, extasiados por su música, pero con la condición de que él no vea el rostro de Eurídice hasta que ambos hayan salido del infierno.

Los dos se dirigían a la salida, pero antes de pasar la última puerta Orfeo no puede contener su impaciencia y mira el rostro de su amada, por lo que en ese momento es arrebatada nuevamente al interior del inframundo, en tanto él es expulsado violentamente de aquel lugar, quedando separado definitivamente de Eurídice.

Por no tener motivo alguno para vivir, Orfeo vaga por el mundo con su lira hasta morir y es entonces que vuelve a reencontrarse con su amada. Este es el relato común de dicho la leyenda griega.

Se han hecho diversas adaptaciones de la historia de Orfeo y Eurídice para interpretarse en ópera, desde 1600 a la fecha, y entre las producciones más modernas figura la del estadounidense Matthew Aucoin, con libreto de la escritora Sarah Ruhl, ganadora del premio MacArthur “Genius Grant”, reimaginando la historia familiar desde el punto de vista de Eurídice del mito griego.

Orfeo y Eurídice aparecen en esta producción operística como dos jóvenes enamorados, estando ambos en una playa. Ella, sin embargo, dice sentirse frustrada porque la mente de él parece estar en otra parte, pero su amado le ata una cuerda en el dedo anular de su mano, para así recordarle que él la amará eternamente, dándose cuenta ella que es una propuesta de unión matrimonial, y ella acepta.

Desde el inframundo, el padre de Eurídice le escribe una carta, ofreciéndole consejos para el día de su boda, pero se lamenta no saber cómo hacerle llegar su epístola, en tanto Orfeo y Eurídice bailan alegremente al terminar el enlace matrimonial.

Título original: Orphée ramenant Eurydice des enfers
Museo: Museum of Fine Arts, Boston (Estados Unidos)

Ella se siente acalorada y sale de la fiesta en busca de agua, pero en ese momento aparece un hombre misterioso y atractivo que le asegura tener una carta de su padre, la que le entregará si lo acompaña a un lujoso apartamento, y ella accede pues le interesa saber lo que le escribió su progenitor. Todo es un engaño de Hades, disfrazado de un hombre rico y atractivo, pues pretende seducirla y llevarla consigo al inframundo, lo que finalmente consigue.

Eurídice pierde la memoria al llegar al infierno, pues la lluvia que le cae dentro del ascensor que allá la condujo es una forma para lograr borrar todo recuerdo, así como la facultad del lenguaje, tal como lo afirman los tres guardianes burocráticos de la tierra de los muertos, representados por tres rocas (Little Stone, Big Stone y Loud Stone).

Cuando llega Eurídice al inframundo, su padre la saluda, pero ella no tiene idea de quién es él, no obstante que su papá trata de explicarle lo que le ha sucedido a ella. Mientras tanto, en el mundo de los vivos Orfeo llora la muerte de su esposa, a la cual le escribe una carta sin saber cómo hacérsela llegar, pero por ventura la misiva cae al lugar de las tinieblas a través de una cuerda.

El padre de Eurídice recibe la carta y le dice que es de Orfeo; a ella le dice algo en su mente dicho nombre, hasta recordar quien es y finalmente reconoce a su padre. Con la misma cuerda Orfeo hace llegar al inframundo las obras completas de Shakespeare, que lee el padre de Eurídice a su hija, la que poco a poco comienza a reaprender el lenguaje, palabra por palabra.

Orfeo decide encontrar a su amada por medio de esa cuerda y buscar la manera de traerla de vuelta al mundo de los vivos. Al llegar al inframundo, Orfeo hace tocar su lira y su canto comienza a despertar a los espíritus muertos, por lo que las rocas guardianes del lugar le llaman a Hades, quien era aquel que hizo que Eurídice llegara a su reino con un engaño.

Es entonces que Orfeo le hace saber de su deseo de regresar con su esposa a la vida plena, y Hades le manifiesta que para lograr su cometido no debe mirar atrás mientras ambos caminan de salida. Eurídice, por su parte, se debate entre seguir a Orfeo o quedarse con su padre, si bien éste le pide que se vaya con su esposo.

Cuando ve a Orfeo, ella duda que sea él, pero finalmente lo sigue y para salir de la incertidumbre lo llama cuando van en camino, Orfeo da la vuelta, sobresaltado, y junto en ese momento son separados uno del otro. El padre de Eurídice está desolado y decide bañarse con las aguas que le hacen perder la memoria.

En virtud de que Eurídice regresa al inframundo, busca a su padre y descubre que su papá ha perdido la memoria, lo que aprovecha Hades para convencer a Eurídice que sea su segunda esposa. Ella solicita antes un momento para prepararse y acude al abrigo de su padre, del cual obtiene un bolígrafo para escribirle una carta a Orfeo, dándole indicaciones de cómo tratar a quien sería su futura cónyuge, y al terminar de redactar la misiva se sumerge en el agua del olvido.

El ascensor desciende con Orfeo una vez más al inframundo, y al ver a Eurídice en el suelo se alegra, pero en el elevador le llueve y es borrada su memoria. Encuentra la carta que le escribió su amada, pero no sabe cómo leerla.

La interpretación del desenlace cada quien la puede tener, si bien asemeja lo que ocurre en ocasiones en la vida de los mortales, con sus enamoramientos y sus desamores; cada caso de diferente manera, pero sin llegar a concretarse lo esperado. ¿O usted qué opina?

¡Hasta la próxima!