Honrar a los padres…

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           Profesor Evaristo Velasco Álvarez.

Una de las más frecuentes recomendaciones que todos los adultos nos hacen es: “DEBERÁS HONRAR A TU PADRE Y A TU MADRE”. Y yo estoy totalmente de acuerdo en hacerlo, buscar por todos los medios el cumplir con creces este mandato, el cual es fundamental en el desarrollo de una sociedad fina, limpia y creciente, con aspiraciones de grandeza, en la que figuren siempre como la guía de todo a los padres.

Pero indiscutiblemente que este mandato conlleva en sí una obligación ulterior: que los padres deberán hacer todo cuanto esté a su alcance para ser merecedores de tal distinción y devoción de los hijos. Los padres deberán hacer lo que les corresponde en la crianza y buena formación de sus hijos, concentrándose en el deber adquirido de hacer de sus hijos los ciudadanos responsables y respetuosos que la sociedad necesita.

Porque resulta totalmente incongruente la exigencia del cumplimiento del mandato inicial, cuando los hijos han sido el producto de una aventura irresponsable de los generadores de la vida de alguien, cuando ha sido sólo por la calentura de una emoción sin razón más que el impulso animal de dos personas que ni se aman ni desean formar ningún vínculo familiar y que no les interesa crear una nueva vida, sino solo la satisfacción carnal de disfrutar de su sexo.

Hago la aclaración de que no estoy en contra de que se disfrute de la satisfacción del deseo carnal, y que no censuro el que alguien lo realice, sino en contra de que se haga irresponsablemente y que no se tomen las medidas necesarias para sólo disfrutar sin exponer a la mujer a ser madre de un ser que el engendrador ni quiere ni necesita. Porque ¿Si lo que se quiere es disfrutar, por qué no hacerlo con protección?

Pero cuando el hecho está ya consumado y estamos ante dos seres que por su debilidad e irresponsable actitud, son los padres de un nuevo ser y no adquieren por voluntad propia, la patria potestad del nuevo ser, no son dignos de considerarse personas que quieran honrar a sus padres, porque los están defraudando al enfrentarlos a la censura de una sociedad implacable. Los padres entonces, son los que sufren las consecuencias, y no son honrados por sus hijos.

Entonces, honrar a los padres empieza con la educación que les demos a nuestros hijos; que los hagamos responsables de todos sus actos; que los alentemos a la valentía de ser ciudadanos conscientes respetuosos de las leyes. Solo entonces podremos exigir a los hijos que honren a sus padres, para que, en su momento, puedan ser honrados por los propios. Solo entonces lograremos hacer ¡Que viva México!

velasco_alvarez@yahoo.com