Lic. Rafael del Río Rodriguez (1)

0
560

Lic. Simón Álvarez Franco.

             Nuestro hoy biografiado nació el 25 de febrero de 1915 en Saltillo, su infancia y adolescencia transcurrieron felices en aquella ciudad y en una cercana propiedad rural de la familia de su madre, llamada “Los Rodríguez”, lugar campirano y tranquilo, ahora absorbido por el crecimiento tan amplio de la Capital de Coahuila.

            Estudió la Primaria en la escuela anexa a la Normal y realizó sus estudios superiores en el Ateneo Fuente, en el que llegaría a ser maestro de Literatura, años después. Sus estudios profesionales los cursó en la Escuela Superior de Agricultura y en la Escuela de Derecho de San Luis Potosí.

Rafael del Río Rodriguez

Desarrollo profesional (2)

Torreón, Coahuila:

  • Gerente de la Cámara Nacional de Comercio
  • Gerente del Centro Bioquímico del Norte
  • Maestro de Literatura en la Preparatoria Venustiano Carranza de la UAdeC.

 Saltillo, Coahuila.:

  •  Secretario General de la Universidad Autónoma de Coahuila.
  • Tesorero General de la misma Universidad
  • Maestro de Literatura en el Ateneo Fuente.

Actividad Literaria:
 -En 1934 Gerente de la Revista Estudiantil “Antorcha” del Ateneo Fuente.
 -En 1940 funda con Héctor González Morales y Jesús Flores Aguirre “Papel de Poesía”, en Saltillo. Ya hemos hablado en artículos anteriores acerca de los méritos y significados de estos últimos poetas que le acompañaron en sus lides editoriales con buen éxito.  
-En 1940 con Emilio Herrera, Salvador Vizcaíno, Federico Elizondo, Enrique Mesta, Juan Antonio Díaz Durón, Alonso Gómez y Pablo C. Moreno forma el Liceo Lagunero, dando vida a la Revista “Cauce”.      
-Colabora con diferentes revistas y periódicos del país.
-Para el Siglo de Torreón escribió varios años la columna “La Ciudad y los Días”.
– Su obra impresa se recopila en Prosas y Poemas, (2) editado por la Bibliotecade la UAdeC en Saltillo, el año de 1980, conteniendo; Antena, Estío sin Ella, Un  Otoño, Épica del Desierto y otros poemas no coleccionados, El Verano que         Ardía, Poesía contemporánea y otros escritos.
-Vieja y Nueva Imagen de López Velarde, y Prosas Olvidadas.

                En el libro antes mencionado, se encuentra lo mejor de su producción literaria, llamándome poderosamente la atención la escasa bibliografía sobre este gran poeta y prosista, apenas un par de cortas, muy cortas, biografías, con escasos datos y ningún verso o prosa publicada en Wikipedia, cuando que si se le calificara por cualquiera de estas dos vertientes tendría que ser en forma amplia y sin redundancias, como el mejor poeta de la primera mitad del siglo XX en nuestro país.

     Emilio Herrera (1) acostumbraba enviarle cartas públicas en alguna de las cinco columnas que él manejaba en el Siglo de Torreón, muchas veces ya siendo finado don Rafael, como si aún estuviera vivo, al tratarlo sólo por su nombre de pila, sólo Rafael; nos llamó a varios de los lectores de don Emilio a confundirnos, como si se dirigiera a alguno de sus hijos, por cierto numerosos. olvido si tuvo un hijo con ese mismo nombre.

                  En lo personal y dado que al igual que el poeta que hoy tratamos de poner como ejemplo de calidad en su prosa y su verbo, un servidor también he repartido la madurez de mi vida entre Saltillo y La Laguna, sólo que dado la fecha de su nacimiento en 1915, se adelantó a un servidor en 20 años, por otra parte llegué a radicar a Torreón en 1972, como banquero con larga  carrera que ocupé más de 30 años, para luego radicar en Gómez Palacio, Durango, como Director Nacional de Ventas de una empresa avícola, lo cual me hizo llegar tarde a los círculos artísticos y literarios de esta región.

                   Posiblemente influye la utilización en el lenguaje de Rafael del Río el uso frecuente de un idioma plagado de palabras usuales en su época, que a través del tiempo han caído en desuso, como ejemplo en su poema, uno de los primeros creados por don Rafael, evoca al Ateneo Fuente con un verso que termina así: “y ardió mi anhelo con el vuelo de algún lilial cirio pascual (…) término traducible con el superlativo: “blanquísimo”. Y así utiliza palabras que ya no nos dicen nada, por arcaísmos, sino que nos orientan a buscar en diccionarios aquellas palabras que para nosotros son inusuales. Esto no es más que un ejemplo de cuánto ha cambiado nuestro idioma y como todo ser vivo, se continuará modificando, para bien o para mal. De su libro Antena, publicado en 1937 escogemos uno que demuestra su amor por la cultura en el 50 aniversario de su creación:

Ateneo

Pastoreo
y recreo
de mi aseo
Intelectual,
Te veo
Como la forma del deseo
De una realización primaveral.
Bajo tu patio conventual
en la mañana de otro día
me recibió la algarabía
de tu campana musical
y ardió mi anhelo
con el vuelo
de algún lilial
cirio pascual . . .
Fue tu fontana
la ventana
por donde mi alma se asomó
y vió pasar toda la vida
-un verso, un sueño, alguna herida-
lo mismo en Nervo que en Cocteau . . .

Saltillo

Una calcomania
y un anillo
en la plus-valía
de mi fervor sencillo.
Unas veces un rezo
con súbitas trasmutaciones
en beso,
que casi mide lo que mido yo.
Porque paralelamente
al arco ascendente
de mi instinto,
me he calado el palio
y el cinto salió
de Venus,
y así soy, se puede decir
Visir
Y Anacoreta
Por la veta
que de mi fluye sin cesar
conforme al minutero temperamental:
Un algo de cirquero en avatar.
(Saltillo,
perdóname si no hablo
de tu cerro del Pueblo,
de tu fortín Carlota o de tu San Lorenzo.
Mi espíritu propenso
a celebrar tus cosas.
no quiere aquí el retrato
aunque me he deleitado largamente
en tu cañón del 4 . . .)
Mi primitiva malicia
Se inicia
En una escuela Federal,
Con pupitres en fondo
Y un maestro Normal
Que no cree en la eficacia
Del paraíso terrenal;
Y después en la escuela quinceañera
la espuela de la curiosidad
en el ijar de la maldad:
Iniciación perversa de resquicios
y desenfreno de vicios,
envueltos en el manto mojigato
de una inocencia que cubrió su vuelo,
con pseudo-amateurismo de pacato
y falsificaciones de novelo.
Pero en el cofre que guardó la abuela
-cofre de misticismos provincianos:
Paño de ánimas, sábanas y vela
Perpetua de algún réquiem lejano-
también se recogió la esquela
de mi confirmación,
fe de bautismo
y de mí mismo
signo de profesión.
Por eso en mi gozo,
Me desposo con Saltillo
y anacrónicamente
canto un epitalamio victorioso
y un Te Deum glorioso!

                       Yo me pregunto si en literatura nacional existe una declaración de amor como ésta en que el autor hace gala de provincialismo, espíritu y mesura, para mostrar su amor por nuestra ciudad. Todavía con resabios del romanticismo, modernismo y adjetivación que estallaría gloriosamente en López Velarde.

Del mismo año, 1937, nos dejó otro libro; Estío Sin Ella cuyo poema liminar dice:

¡Ya me quedé vacío!
Solo hasta la soledad absoluta,
hemisférica,
sin espiga y sin ósculo.
Mi limo fecundante
se secó a un sol de agosto
cruel sobre la llanura,
sobre la inconmensurable llanura.
¡Y estoy solo!
¡Ni horizonte ni nube que escoger!
¡Estío sin ella!
¡¿Qué ni un pájaro mudo me acompañe?!
Buceo hasta una remota remembranza,
pero sin duda, ¿por qué no?
ella también enmudeció.
¿Me traiciona mi propia sombra?
No, está conmigo.
-Repito por probar:
¿Me traiciona mi propia sombra?
No, está conmigo.
Pero me está asombrando
mi silencio mortal
y me siento creciendo
-¡todavía niño!-
En un país artificial.
¿Qué significa pues
mi soledad tremenda
y mi absoluto vacío?
¡QUE ME QUEDÉ SIN ELLA EN ESTE ESTÍO!