¿Qué esperaban?

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

El pasado fin de semana, Morena tuvo elecciones internas para elegir a sus consejeros, evento que según se informó estuvo plagado de compra de votos, acarreos, exclusión de militantes fundadores, extorsión a los beneficiarios de los programas sociales, y en algunos estados hubo quema de urnas, altercados, violencia, etcétera.

A tal ejercicio electorero le han dedicado ríos de tinta y mucha saliva, enalteciendo o criticando el espectáculo. Para López Obrador fue una jornada democrática, para Mario Delgado fue histórica, mientras que para el PAN y el PRD fue un cochinero, por su parte el PRI guardó silencio; y a pesar de haber acudido a las urnas 2 y medio millones de votantes, sus dirigentes y fanáticos calificaron al evento como  todo un éxito, aunque no hayan votado ni el 10 por ciento de los que llevaron a la presidencia a López Obrador, pero cada quien se hace tonto como Dios le da a entender.

También hubo justificaciones, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, culpó de estas prácticas a los infiltrados, a personas externas, para salvaguardar el poco prestigio que tiene “La esperanza de México” en estas lides, pero algunos morenistas de hueso colorado, que se unieron al lopezobradorismo desde 2006, no se registraron como candidatos, porque “no tenían recursos para comprar votos”.

Otros morenistas, también de hueso colorado, denunciaron su experiencia personal, como Ricardo Monreal que no participó en el circo, porque excluyeron a militantes que simpatizaban con él, tal es el caso del joven politólogo Gibrán Ramírez Reyes, quien es de los pocos que pinsan y analizan sobre lo que está sucediendo en México con la Cuarta Transformación; por su parte, John Ackerman responsabilizó a Mario Delgado de los disturbios e ilegalidades en las elecciones, consiguiendo un centenar de votos. Otro de los mismos, Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Cámara de Diputados y aspirante al gobierno de Veracruz, solo consiguió 178 votos en Minatitlán. Ninguno de ellos logró ser consejero.

Pero, ¿Qué esperaban? ¿Por qué se sorprendieron?, cuando todos saben que Morena es un partido hecho con exmilitantes del PRI, PAN y PRD, esa es su base fundadora, quizás por ello los críticos de la alianza Va por México se abstuvieron a decir que las escandalosas prácticas que se dieron en la elección interna de Morena, las habían protagonizado exmilitantes del Prianrd, porque era tanto como hacerse un harakiri, pues fue en estos partidos donde aprendieron esas marrullerías, que hoy en Morena repiten con singular alegría, sin ninguna autocrítica.

Por tal motivo, la crítica de cochinero electorero que le endilga la “oposición” a la elección de Morena se antoja desvergonzada; y la presunción de AMLO y Mario Delgado que la jornada fue “democrática” e “histórica”, es simplemente cinismo.

Lo grave del asunto, es que en los desórdenes protagonizados estuvieron metidos hasta el cuello los gobernadores, alcaldes, legisladores y todo tipo de autoridades y liderazgos morenistas, algunos hasta hicieron valer su posición de poder, tal es el caso de Ana Elizabeth García Vilchis, presentadora de “Quién es quién en las mentiras de la semana”, y su esposo René Sánchez, consejero jurídico de AMLO, quienes se brincaron la fila para votar en Puebla y no perder su valioso tiempo formándose como lo hicieron todos.

Lo cierto, es que la jornada “democrática” e “histórica” de Morena, muestra en todo su realismo que la partidocracia mexicana y sus politicastros son el peor enemigo de la democracia, pues además de sus nocivas prácticas y la falta de valores, se comportan como lo que son: simuladores, farsantes, demagogos y mentirosos. Esa es la historia de la política a la mexicana y de sus corruptos politicastros, pero no hay de otra.

Política aldeana

Otra vez Coahuila es noticia nacional, y de nuevo es en la región carbonífera, en Sabinas, donde las familias mineras dieron otra cuota más de sufrimiento y muerte, para que otros vivales se enriquezcan con la desgracia de los mineros, explotando a los más pobres, que sin ninguna planeación, seguridad y equipo adecuado arriesgan su vida en las minas y pocitos artesanales, sin que ninguna autoridad haga algo por protegerlos. Muchos de los “empresarios” del carbón son ricos políticos y los mineros no tienen más recursos que su fuerza de trabajo. Nuevamente en Sabinas se mostró la poca importancia que tiene la vida de los 10 mineros que quedaron atrapados en el vientre de la tierra, ni siquiera sabían cuántos y quiénes estaban dentro de la mina derrumbada, la región carbonífera tampoco tiene el equipo necesario para sacar el agua del pocito inundado. Hace 16 años, el 19 de febrero de 2006, en la explosión de la mina 8 de Pasta de Conchos, murieron 65 infortunados mineros; y el año pasado en Múzquiz, murieron otros 7 mineros al quedar atrapados en su lugar de trabajo. A tres días del derrumbe del pocito, el gobernador Riquelme, que ha estado atento al problema, dijo ayer que el tiempo apremia para sacar con vida a los infortunados mineros que quedaron bajo tierra. ¿Hasta cuándo seguirá siendo esta región un infierno de mortandad y desgracia? ¿Hasta cuándo actuarán las autoridades responsables?

Preguntas aldeanas

¿Será verdad que Armando Plata Sandoval, el recientemente renunciado Auditor Superior de Coahuila, es uno de los principales cómplices de la impunidad de que han gozado los ladrones oficiales en los últimos 16 años?

¿Sabía usted que Arturo Farela Gutiérrez, presidente de la cofraternidad de iglesias cristianas y evangelistas, acusó a la iglesia católica de “pretender incendiar al país” con discursos de condena a la violencia?