Una lección al presidente: Lo sucedido en la Suprema Corte de Justicia de la Nación

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Luis Fernando Hernández González.

Una lección sin precedente para quien se cree dueño omnímodo del poder en México y sus instituciones, es la que este día 2 de enero de 2023, dieron  los ministros que configuran la Corte de la Nación, al elegir en forma mayoritaria a la magistrada Norma Lucía Piña Hernández, quien con seis votos a favor y  cinco en contra que obtuvo el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, la ministra fue electa como la primera mujer presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). 

La nueva presidenta de la Corte es profesora de Educación Primaria por la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, de 1974-1978, aprobada con Mención Honorífica.

Los mexicanos confían en a la aplicación del orden constitucional y en ello, una estima al estado de derecho.

Piña estudió la Licenciatura en Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de 1979-1984, con promedio 9.6. 

Tiene una especialidad en Psicología Social y Comunicación por el Instituto Nacional de Ciencias de la Educación de Madrid, España. También fue becada por la Secretaría de Educación Pública.

Cuenta con una especialidad en Derecho Constitucional y Administrativo en la División de Estudios de Postgrado de la UNAM. 

También es doctorante en la División de Estudios de Postgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 El significado social para la nación, es  la contención realizada que se da a la intromisión que sin medir circunstancias y consecuencias pretendía el Presidente López Obrador, al actuar públicamente  recomendando a personas que carecen de calificación, honorabilidad y prestigio ético y moral, bajo un criterio desmedido, petulante y grosero para socavar a la autoridad de otro poder en que se divide la dirección institucional que guían los objetivos estrictamente constitucionales  que están bajo la potestad de legalidad de esta autoridad en la división de poderes del país.    

Durante estos últimos quince días, la opinión pública y ciudadana se han ocupado en lo que sucede en la designación del presidente de la SCJN, generándose por ello,  una gran polémica por lo expuesto por el periodista investigador y académico Guillermo Sheridan, el cual sostiene en una información difundida serias irregularidades de titulación profesional para obtener el grado de licenciatura del UNAM en la presentación de su tesis para la ahora ministro Yazmín Esquivel Mosa, al calificársele de plagio en su contenido contextual de su compromiso de graduación, esta situación al generar un grave y gran escándalo público, desató una serie de comentarios en profesionistas, académicos, políticos y comunicadores sociales, misma situación que involucró al propio mandatario de la nación, quien sin recato alguno, públicamente en sus alocuciones mañaneras salió en defensa de esta persona, juzgándola de honorable e incorruptible en su desempeño como abogada, al ser por supuesto  esposa de su amigo, el constructor preferido del régimen, José María Riobóo Martín, situación y condiciones que en nada le valieron para  obtener esta importante designación al frente del órgano superior de justicia de la nación.

Al abrirse públicamente esta discusión se dio pie, a otras sensibles situaciones que vienen mostrar el contenido configurativo que el presente régimen tiene de la justicia y de la configuración de sus órganos y acciones, que hoy le exhiben y le comprometen como  4T en materia judicial, en este importante tiempo del país, pues como bien lo sabemos los comentarios y puntos de vista de todo género y diferentes  ópticas y contenidos, dan muestra y dejan sin sustento a su protector el presidente del república, tanto desde el punto de vista de su formación académica, como también  en sus actividades desempeñadas  como servidora pública en distintas instancias en la impartición de justicia.

Cobro relevancia este fenómeno gubernamental al ser propuesta originalmente como ministro de la corte a propuesta de López Obrador desde su designación, cuando ésta se dio en medio de la polémica de un supuesto conflicto de interés, pues al estar casada con este constructor José María Rioboó, uno de los principales asesores del presidente Andrés Manuel López Obrador en temas de infraestructura, lo que generó rechazo en los partidos de oposición.

Los distintos medios informativos dieron cuenta de cómo el presidente mediante una serie de artilugios deseaba poner a la ministra Yasmín Esquivel, más nunca pensaron que una persona clave en esta discusión bizantina sería el propio Édgar Ulises Báez Gutiérrez, hay una persona clave, el mismo autor de la disertación publicada un año antes del trabajo de la protegida presidencial.

Este hombre  que al permanecer resguardada por un padecimiento en su salud durante este tiempo de dimes y diretes, permanecía resguardado, sin responder ninguno de los dos teléfonos que dio a las autoridades como contactos, hasta este sábado, cuando un reportero de un medio informativo logró contactarlo en su domicilio y lo entrevistó en su casa, en uno de los barrios bravos de Xochimilco, e hizo declaraciones que dejaron mal parada a la ministra, en cuanto a una falaz declaración notarial en donde él asumía haber  configurado el plagio, que no fue citado para declarar sobre la elaboración de su tesis, y que tampoco podía haberlo hecho por encontrarse postrado por una neumonía. Pero dijo estar dispuesto, si su salud lo permitía, a presentarse ante las autoridades para demostrar que la tesis original era la suya

Bajo los resultados de esta situación definitivamente es un grave tropiezo para aquella ética y moralidad que cada día y mañana tras mañana el propio presidente AMLO se da baños de pureza, descalificando y denostando a corruptos e inmorales, cuando dice que su gobierno es de otra contextura en honorabilidad pública y conducción de principios y valores, que hoy se demuestra son inciertos y falaces en el ejercicio de su poder.

Con este suceso democrático y antiautoritario se genera un hálito de esperanza en la sociedad nacional.