El Pitahayal (II)

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Rufino Rodríguez Garza.

Este domingo 29 de enero del presente año, pasé a darle una vuelta al Valle del Pelillal para seguir dándole seguimiento a los alrededores del Cañón del Pitahayal.

Llegué temprano, me estacioné a la orilla del camino lado norte, frente a donde se encuentran unas buenas pinturas. 

Cargué la mochila Y me encamine despacio, todo por llevar zapatos nuevos, los cuales no he podido amansar. 

Recorrí el lado oriente del lomerío caminando hacia el Cañón de Zacarías, una hondonada luego un cañón con algunos grabados y le seguí hasta el siguiente cañón, al que le bautizamos como el Cañón de las Lagartijas.

Este nombre se lo pusimos por los grabados faunísticos y en este caso unos hermosos dibujos que se identifican como lagartijas, camaleones y algún otro grabado que hasta la fecha no podemos identificar, pero que tiene pico, cuatro patas con sus dedos y una cola que parece ser de pájaro.

Fui ligero de ropa, el frío sólo por la madrugada y el “Weather Channel” me marcaba que subiría a más de 25°.

Aproveche de la hora y de lo seco-nublado lo que me ayudó a retratar mejor a la lagartija grande (más de 38 cm.) y con un grabado exquisito. 

Hace algunos años cuando la descubrí sólo se veía parte de la cola, la curiosidad me llevó a despejar la planta huapilla que la cubría en más de un 80%; conforme fui retirando la planta fue apareciendo la bien grabada fauna reptiliana, procedí a retratarla desde diferentes ángulos.

Ahora siete años después regreso y ya no hay invasión de la planta, la dibujé y la medí y sólo me faltó anotar las coordenadas. Este sitio es único pues no hay otro igual pues aquí en un área pequeña hay cuando menos 7 grabados de este reptil.

Estos sitios son muy antiguos de nómadas cazadores recolectores, los reptiles como es el caso de las víboras, tortugas, camaleones y lagartijas también fueron parte de la alimentación de esos grupos.

El hombre al llegar a este continente ya había dominado el fuego, aquí en los alrededores del Pitahayal está invadido de chimeneas, las cuales hacían para cocer alimentos principalmente, pero también para otros efectos como es el ahuyentar a animales, calentarse de los fríos invernales, para sus fiestas o mitotes y para en las noches contarse sus leyendas ancestrales.

Pitahayal tiene representaciones que nos indican fauna que se aprovecha para el diario sustento y en este fabuloso lugar podemos observar representaciones de mamíferos cérvidos como son los venados.

Fueron suficientemente representados tanto con las astas como con las pisadas o sus huellas. Aquí en una cañada cerca del Pitahayal se localiza más de estas astas de venado cola blanca, pero curiosamente con la “calavera” de este útil animal, el cual era muy listo por lo que la caza no le sería fácil; presa con buena vista y mejor oído esto hacía que la caza se le dificultará a los cazadores recolectores.

Vale la pena mencionar que hay muchos grabados que nos ayudan a comprender la cacería pues se observan herramientas con las que se cazaba, pues se ven no sólo navajas en mangadas, proyectiles, el temible Atlat’l, ésta herramienta tiene mucha representaciones, consta de un vástago, un gancho o tope, el maneral y/o agarradera y su respectivo contrapeso, que servía para el mejor equilibrio de esta “máquina” para lanzar dardos.

También esta herramienta nos da una idea de lo antiguo del sitio, pues muchos años atrás se inventó el arco y la flecha.

La lanza para este propósito empezó a estar en decadencia y el arco se fue imponiendo.

La lanza históricamente fue la primera herramienta del hombre ya que fue utilizada durante milenios; posteriormente se fue transformando. Primero bastó un palo recto, pero al tiempo se afiló, luego esta punta se endureció al fuego, para posteriormente (tiempo de por medio) se utilizó una punta de pedernal.

Con la llegada de los europeos se fabricaron puntas de metal, tanto para lanzas como para las flechas. En el Pitahayal no se observan arcos, pero si grabaron el Atlat’l o propulsor.

También hay que destacar símbolos como el de orientación y una cruz encerrada en un círculo; cuando menos he observado una representación que se incluye en las fotos que acompañan estas notas sobre el Pitahayal y sus alrededores.

Otro motivo suficientemente representado es el de un “hongo”, el cual podemos relacionar con la honda o con un símbolo de territorialidad.

Los grupos tribales a través del tiempo marcaban sus lugares para habitar, cuidando sus aguajes, sus lugares sagrados, (como el entierro de sus difuntos) sus lugares de cacería o recolección.

Ellos marcaban esos territorios y creemos que este símbolo representa a un determinado grupo. 

Quiero aclarar que hemos documentado también símbolos territoriales en otros sitios del estado como lo es Narigua, donde el dibujo está realizado a base de líneas onduladas paralelas.

El Pitahayal y sus alrededores lo podemos considerar en mi humilde opinión como un territorio de cacería, donde la “magia simpática” jugó un muy importante desempeño, es decir, grabar el animal que se quiere cazar y en este lugar se grabaron astas de venados, pero también algunos reptiles como tortugas, serpientes, lagartijas y también camaleones.

De los venados también se grabaron sólo las huellas.

En estos lugares se realizaron ritos propiciatorios principalmente de cacería.

Se observa también una estructura de piedra en forma de cuadro, con una entrada que se dirige al sur. 

También se observan muchas chimeneas y/o fogones que seguramente fueron de campamentos de corta vida, pues el abastecimiento de agua estaba muy retirado del lugar.