LOS DOS MÉXICO DE AMLO

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

Mientras la oposición lucha para que la reforma del plan B de AMLO se declare inconstitucional, el presidente de Morena Andrés Manuel López Obrador continúa con su discurso de odio en contra de todos a los que desprecia: clases medias, intelectuales, periodistas críticos, jueces, etc., y al mismo tiempo ha creado para sí otra república que demanda su permanencia en el poder. AMLO ha dividido la república mexicana en dos: la del norte y la del sur, a la que ha dedicado dos de sus principales obras icónicas: La refinería de Dos Bocas en Tabasco y el tren Maya en Chiapas, Tabasco y Campeche.

No hay duda, que AMLO tiene una gran aceptación en la región sureste del país, y en los estados costeros del centro-sur de la nación, que son consideradas entidades pobres a pesar de su enorme riqueza natural, los cuales son subsidiados por la riqueza que aporta el resto de los estados, principalmente los norteños y el occidente del país.

Por tal razón, si a AMLO se le ocurriera dividir a México en dos repúblicas: la del norte y la del sur, ésta última sería un país bananero a semejanza de otros de América Central, como Nicaragua, con un gobierno déspota, autoritario y dictatorial. Quizás por eso, a López Obrador le encantaría la idea de tener un país para sí mismo, en donde su gobierno fuera vitalicio, y donde pudiera dejar a su descendencia el poder de dicha república.

Esto parece una idea utópica, pero no lo es tanto para la mentalidad demente del inquilino de Palacio Nacional, quien ve en la polarización la fuente de los votos a su favor. En el sureste mexicano no verían mal que AMLO se quedara en la presidencia el resto de su vida, con el fin de que les siguiera canalizando pensiones, provenientes de los impuestos de los que trabajan y aportan al progreso y desarrollo del país.

El único problema, es que si los estados norteños que trabajan y crean riqueza, no aportan sus impuestos para los programas sociales y para subsidiar el funcionamiento de los estados sureños, entonces de qué se van a mantener. Por eso el calificativo para esa república es de país bananero.

Lo cierto, es que los problemas que tiene México: inseguridad, carencia de medicamentos y un sistema eficiente de salud pública, así como el rezago educativo y la calidad en la enseñanza, la falta de empleos, la necesidad de más infraestructura, y una infinidad carencias, necesidades y problemas requieren de la unidad de los mexicanos para solucionarlos, pero AMLO ha decidido dividirnos con mentiras y con la promesa de un paraíso para los pobres, a cambio de una dictadura en donde él sea el que mande.

Mientras nuestro país continúa por el camino de la involución, promovido por AMLO y sus seguidores, la oposición se mantiene involucrada en la lucha electoral, cuidando sus pequeñas parcelas de poder, sin darse cuenta de los verdaderos planes de quienes detentan el poder republicano. Por tal razón, México se encuentra en el peligro de un grave retroceso institucional, pues los planes de López Obrador van más allá de su periodo presidencial, y hasta ahora nadie puede asegurar que AMLO dejará la presidencia cuando termine su periodo.

Ante el silencio de la sociedad, solo basta esperar qué le depara el destino a México con la acción divisora en que López Obrador ha metido a los mexicanos, o esperar que los ciudadanos recapaciten y luchen por conservar sus libertades y aspiracionismos. Las próximas elecciones en Coahuila y Edomex serán una oportunidad para demostrar qué es lo que queremos conservar y hacia dónde irá nuestro voto.

Política aldeana

En mi pasado comentario, publicado en este mismo espacio el pasado 26 de febrero, señalé que en los corrillos políticos de la Ciudad de México y en el círculo rojo toma más fuerza la versión de una negociación entre ambas facciones (la de Armando Guadiana y la de Ricardo Mejía), conducida por los principales promotores y padrinos políticos de ambos candidatos: Ricardo Monreal por parte de Guadiana y Adán Augusto López a favor de Mejía.

Según la información, esa negociación consiste en que en el convenio de coalición con Morena en 2024, el PT encabecé hasta tres distritos federales de los ocho que tendrá Coahuila y también la primera posición de la fórmula al Senado que sería para Mejía Berdeja, a cambio de que éste decline en favor de la candidatura de Armando Guadiana, pues confían en que la suma de Mejía Berdeja los pondrá en posición de competir contra el PRI y su candidato Manolo Jiménez que actualmente, en distintas mediciones, los rebasa hasta con 16 puntos de preferencia. 

Es así como el Secretario de Gobernación Adán Augusto López, el jefe del Senado Ricardo Monreal y el dirigente nacional de Morena Mario Delgado, han tomado el control de la campaña de Guadiana, y parte de su primera operación es acordar la declinación de Mejía a favor de Guadiana.

En términos generales esta fue la información que di en mi pasado comentario, y en la tarde del día de su publicación recibí por WhatsApp un mensaje de Ricardo Mejía Berdeja en el que me decía que “Nada de lo que dice el artículo con relación a mi persona es cierto. No solamente no iré nunca con Guadiana, sino que le voy a ganar a él y a sus amigos del Moreirato”.

Prometí que aclararía lo dicho por él, y es lo que pretendo hacer con este comentario. Aunque, a decir verdad, durante la semana que termina, en algunas columnas políticas de los diarios coahuilenses apareció esta información, incluso el periodista Carlos Loret de Mola se refirió al mismo asunto en su artículo titulado “Morena en Coahuila y la crónica de una muerte anunciada”, con información proveniente de las mismas fuentes, entre las que se encuentra Morena, PT, y los indiscretos equipos de sus candidatos: Armando Guadiana y Ricardo Mejía.

Por eso, ante esta aclaración, bien haría Mejía Berdeja en pedirle a sus simpatizantes mantenerse callados y no ser tan indiscretos. Aclaración cumplida. Saludos.

Preguntas huérfanas

¿Cuántos de los médicos cubanos que contrató López Obrador son espías y miembros de la inteligencia cubana?

¿Por qué no callan al dirigente priista de Coahuila, Rodrigo Fuentes Ávila, para que ya no diga sandeces, como eso del “carro completo”?