CAÑÓN DE ZACARÍAS (II)

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Rufino Rodríguez Garza.

En un segundo intento al fin pude llegar al Cañón de Zacarías. Claro está que por las dificultades terrestres por otra ruta, pues los caminos están inoperantes por falta de uso y por los deslaves. También por el cierre del camino debido a las cercas de alambre.

Una vez que pasé por el Cañón del Pitayal giré hacia el norte. Me estacioné casi al pie del hermoso cerro llamado “El Frentón”. Este es un lugar icónico de la zona arqueológica del Pelillal, pues precisamente en dicho Frentón se encuentra ubicado un hermoso complejo de pinturas elaboradas en su mayoría en color rojo, pero donde hay tierras que mezcladas con agua nos dan algunos colores.

Ya con el equipamiento procedí a caminar dirigiéndome al Cañón de Zacarías. El rodeo es grande, pero en el inter pude observar los efectos de las recientes lluvias que han propiciado el que las albardas estén ahora bien “pachonas” de tantas hojas.

La resistente gobernadora también está tupida de unas pequeñas flores amarillas que hacen que se vista de colores.

Otras flores son de un rojo intenso, pequeñas y muy bonitas como todas las flores y que corresponden al tasajillo (cilindropuntia liptocaudis) planta abundante que hay que tenerle mucho respeto por aquello de las abundantes espinas.

A unos días de que empezó el verano observamos que habrá una buena cosecha de pitayas, en especial la “agosteña”, y al mismo tiempo podemos observar algunas pitayas “sanjuaneras”.

Toda esta floración es tardía porque las lluvias no aparecían y llegaron demoradas.

Llegué a la boquilla del Cañón de Zacarías y pude observar que en su lado norte hay una pequeña represa, la cual contiene una buena cantidad de las recientes lluvias en el lugar.

Por este cañón alguna vez hubo un camino que salía del ejido El Pelillal y se continuaba por un camino a la Presa Zacarías, y a su vez se podía llegar al ojo de agua que se llama “Chupaderos”.

Esta agua era de tan buena calidad que de alguna manera se construyó una especie de acueducto que transportaba agua hasta el ejido. Debido a algunas rencillas entre diferentes comunidades, la conducción del vital líquido frecuentemente era vandalizada, cortada o dañada de alguna forma.

Posteriormente se utilizó tubería metálica, después mangueras de plástico y por último nada… Sin embargo, la propia gente utiliza burros para acarrear en envases de plástico actualmente el preciado líquido.

Para su uso en la actualidad se perforó un pozo profundo por el lado de la Presa Pantalones y de este lugar se lleva el agua a la apartada comunidad.

Pero… ¿qué es lo importante en cuanto al Arte Rupestre de este sitio? Simplemente porque algunos grabados nos dan información que nos indica que aquí se realizaban algunos rituales propiciatorios para la buena cacería, la recolección, la lluvia y que fueran beneficiados por la buena salud otorgada por los espíritus y por último realizar ritos de paso o inclusive de fertilidad.

Es un sitio donde los petroglifos están sumamente protegidos, pues la maleza y las espinas no permiten acercarse lo suficiente para recabar su debida documentación.

Los grabados van desde algunas navajas de más de 30 cms de altura. Destaca un par de grecas que son de llamar la atención, ya que en su elaboración podemos distinguir un fino diseño donde sobresale una línea ondulada con algunos rellenos que la hacen a la vista muy atractiva.

La otra es una línea curva que en determinados espacios se deja ver unas 5 líneas cortas. Extrañas grecas de las que no se cuenta aún con una interpretación.

Esta salida coincidió con las elecciones estatales para gobernador y para diputados locales, ganando el partido político que en este Estado no ha permitido la alternancia.

En esta misma fecha también estuvo en estos lares el gran amigo José Guadalupe Flores Ventura junto con dos amigos que se trasladaron desde Monterrey, siendo guiados por Ventura a un sitio muy especial para la arqueología de Coahuila: El Cañón de San José, un sitio muy conocido por nosotros. Pepe aprovechó para elaborar un video del sitio, con los vastos conocimientos elaboró un pequeño ensayo donde nos habla de la gran información que proporcionan los grabados de este espectacular Cañón de San José.

Explica sobre la enorme roca que por azares del destino fue girada, y debido a esto podemos observar unos grabados que están “de cabeza”, y de donde destacan de la roca tres cruces de la época de la Colonia que podrían datarse alrededor del Siglo XVII. Las cruces son de factura española o elaborada por tlaxcaltecas que llegaron ya evangelizados, y que en estos sitios sagrados grabaron sus nuevos símbolos divinos cristianos; todo esto con la finalidad de acabar con las religiones o creencias de los antiguos habitantes de la región.

El Cañón de San José, por la cantidad de diversos grabados, da mucha información ideográfica de la forma de pensar de los indígenas, pero de eso a que sea la “Piedra Rosetta” hay un mundo de distancia en mi humilde opinión.

Del Cañón de Zacarías entregaremos una nota posterior que contenga más elementos, toda vez que en esta ocasión solo se habló del lado sur del mismo.