Sheinbaum y Xóchitl en la final por la Presidencia en el 2024

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El fenómeno Xóchitl Gálvez fue creado por el propio AMLO.

La consulta en Morena, una simulación, Ebrard podría irse por la libre.

Carlos Padilla Muñoz.

El proceso electoral del 2024 en México comenzó de hecho desde hace dos o tres años, cuando el propio Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, decidió crear sus propios candidatos.

Pero no fue hasta este 2023 cuando se calentó el cuadro, en términos beisboleros, con la puntada de hacer una precampaña, que según el huésped de Palacio Nacional, no es campaña. En un principio solo estaban contemplados Claudia Sheinbaun, Jefa del Gobierno de la Ciudad de México; Adán Augusto López, Secretario de Gobernación y el Canciller Marcelo Ebrard Causabon, en ese orden de preferencias.

Solo ellos estaban contemplados como candidatos para tratar de conservar el poder y el proyecto de la Cuatro T, pero otros funcionarios también consideran que tienen los mismos derechos de participar en este proceso, y salieron del closet, Ricardo Monreal, Líder del Senado; Gerardo Fernández Noroña apoyado por el PT y el ex gobernador Manuel Velazco.

De hecho, solo los tres primeros tienen posibilidades de ser designados para ser el candidato o candidata, por ser los más cercanos al presidente, que de esta forma prepara su retirada, la que quiere blindar, por aquello, de que gane la Presidencia otro candidato a Morena, sobre todo el representante del Grupo Opositor, que se ha venido fortaleciendo poco a poco, a diferencia de las corcholatas presidenciales que se han desinflado en las últimas semanas.

Claudia Sheinbaum ha militado al lado de López Obrador desde que ocupó la Jefatura del Distrito Federal, ahora Ciudad de México y en los intentos por alcanzar la Presidencia. Ella tiene una clara ventaja, forma parte de la familia presidencial, fue pareja sentimental de un hijo del presidente López Obrador, lo que la convierte en la favorita. Además, su género de mujer se acomoda más al sometimiento del presidente en su intento de continuar su mandato desde La Chingada, su rancho en Tabasco.

Adán Augusto López es amigo desde la juventud de López Obrador, su docilidad y lealtad con el presidente no solo es notorio, su servilismo se antoja con asco y coraje. El Ex Secretario de Gobernación, que entró a la mitad del sexenio, solo ha ocupado puestos para rellenar los huecos, sin peligro alguno. No tiene posibilidades, además no cuenta con la simpatía entre el pueblo, colocado en tercer lugar de las corcholatas serviles.

Marcelo Ebrard podría considerarse una duda, con buena penetración entre la gente, ha demostrado que podría descobijar al presidente, como sucedió con José López Portillo que desapareció todo lo que oliera a Echeverría; lo mismo sucedió con Ernesto Zedillo, metiendo a la cárcel al hermano de su antecesor, Raúl Salinas, y cortó el cordón umbilical con el ex presidente.

Morena no abrió la consulta a la ciudadanía, lo que hace sospechar que se tratará de una simulación, y que Claudia Sheinbaum ya es la candidata, ha cobrado fuerza dentro y fuera de Palacio Nacional. Marcelo tiene aceptación entre la ciudadanía, pero esto no será suficiente, todo parece indicar que el presidente, acostumbrado a dirigir todo y mandar, aun cuando no respetar las indicaciones del INE y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, remendar la Constitución, ya decidió quien podría ser su sucesora. Acostumbrado a montar actos circenses en escenarios de tres pistas, López Obrador ha montado todo un teatro para hacer creer, a su estilo, a la gente que se trata de un acto democrático.

De ser cierto esto, Claudia podría enfrentarse a otra mujer, Xóchitl Gálvez, una mujer de origen indígena, que a base de empuje y coraje ha logrado ser una exitosa empresaria y política.

Se le encasilla en la derecha, pero Gálvez tiene aceptación entre la gente del PRI y PRD, y no se duda que podría ser la candidata del Frente Opositor, donde aparecen además Beatriz Paredes, una priista olvidada, además de Santiago Creel, quien podría ser un buen candidato, aunque el fenómeno político publicitario, los ha rebasado y por mucho.

La popularidad de Xóchitl ha crecido en gran parte por las denostaciones, difamaciones, ataques y otras caricias desde Palacio Nacional en las Mañaneras, donde López Obrador ha tratado de apagar con gasolina esta pequeña fogata, que ha crecido como bola de nieve al grado de estar ya a la altura de la corcholata Claudia Sheinbaum.

Para quienes no creen que México podría estar preparado para ser gobernado por una mujer, ahí tienen a las gobernadoras, diputadas, senadoras, secretarias de estado y no se diga alcaldesas. México está en posición de cambiar de rumbo y de mañas.

De llegar a la final Claudia Sheinbaum con todo el apoyo del gobierno federal y sus programas sociales, incluyendo los programas clientelares, que son casi 17 millones de mexicanos, frente a Xóchitl Gálvez con el apoyo de los partidos PRI, PAN y PRD y lo que se les pegue, así como la iniciativa privada y millones de mexicanos que ya están hasta el colmo del hartazgo de la forma de gobernar con puntadas y caprichos, con altos índices de inseguridad con más de 160 mil crímenes en el sexenio y con un país que arde de inseguridad en manos del narco y el crimen organizado, será a un choque de trenes, donde no hay favorita.

¿Y por qué se antoja que sean Claudia y Xóchitl?, simplemente porque son las favoritas del gobierno federal y la oposición. Ebrard será una cuña que podría dividir el voto de Morena, se habla que podría irse por Movimiento Ciudadano, apuntalado por Dante Delgado y el Gobernador de Nuevo León, Samuel García y el alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Jr. Los mexicanos tendrán en cuenta en las próximas elecciones los 160 mil crímenes, 120 mil desaparecidos, los escándalos en el gabinete presidencial, el desabasto de medicamentos, el fracaso del sistema de salud al estilo socialista, el rechazo a los libros de texto por parte de los padres de familia, directores de escuela y la iniciativa privada, la persecución feroz contra medios de comunicación y periodistas.

Tal parece que el gobierno, como si fuera un pastel, se le desmorona en las manos al presidente que vive sus últimos días en el Palacio Nacional, que se ha convertido en la fábrica de intrigas políticas y otras lindeces.

Lo cierto es que esta elección llega en un momento donde Morena y López Obrador se juegan el pellejo o la vida.