Los autónomos.

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Samuel Cepeda Tovar.

El presidente AMLO tiene ahora en la mira a los organismos autónomos, particularmente a la autoridad electoral, el INE, y al órgano garante de la transparencia en México, el INAI. Dice el presidente que son organismos que se crearon para la simulación, que cuestan mucho y que no son imprescindibles, pues ya existe el gobierno para garantizar esas funciones.

De todo esto, el presidente tiene razón en una sola cosa, pues se trata de organismos que salen muy caros y con funcionarios que ganan muy bien, que cobran estipendios bastante onerosos, y eso es en esencia el problema; pues en 2018 el presidente AMLO se redujo el sueldo en un 40% y por ley, se supone, ningún funcionario puede ganar más que el presidente, o al menos así lo dice la Ley Federal de Remuneraciones a los Servidores Públicos que establece que nadie puede ganar más que el Presidente de la República.

Sin embargo, por lo menos 130 funcionarios del órgano electoral –entre ellos el consejero Benito Nacif Hernández– promovieron amparos individuales para evitar la reducción de sus respectivos salarios, lo cual ha desatado una guerra entre estos funcionarios acostumbrados a un estipendio que sí, hay que decirlo, es insultante en un país repleto de necesidades y pobreza, pero tampoco es para tanto, es decir, no se puede atentar contra organismos que son esenciales para el desarrollo de la democracia solo por una rencilla casi personal contra funcionarios del INE.

Ahora bien, la amenaza no es solo contra ellos, los comisionados del INAI tienen un sueldo bruto mensual de 151,539.76 pesos; pero tampoco son los únicos que están en la mira; pues los otros organismos autónomos son el Banco de México, el INEGI, la Comisión Federal de Competencia Económica, el Instituto Federal de Telecomunicaciones, la CONEVAL, la CNDH y la Fiscalía General de la República.

Pero más allá del pleito por la remuneración excesiva, vale la pena analizar si realmente son imprescindibles y simuladores; al respecto, me parece que el presidente se equivoca y bien haría alguien en recordarle lo que sucedía cuando los procesos electorales eran exclusivos de la Secretaría de Gobernación, de recordarle como el PRI se robó la elección de 1988; de los esfuerzos del grupo Oaxaca para abrir los “intestinos” del gobierno al escrutinio público gracias al INAI y los órganos garantes en los Estados.

Es cierto, los consejeros y comisionados del INE o INAI tienen un pecado de origen, son designados por los diputados y ese proceso mancha la imparcialidad de las designaciones, pues hay que decirlo, sus nombramientos obedecen a cuotas partidistas, llámense priistas, panistas, perredistas y morenistas, al final de cuentas son producto de una negociación algunas veces faccionaria.

El presidente se está extrapolando, suprimir estos organismos solo nos hará regresar a los modos del antiguo régimen, al del partido de Estado, al del monopolio de la autoridad. Lo correcto es legislar sobre los sueldos de estos organismos, sobre los procesos de designación de sus integrantes, no sobre la manera de absorberlos y con ello golpear a los pocos contrapesos que existen con respecto al poder, que han costado mucho edificarlos.

En lo personal estoy en desacuerdo con esos exorbitantes sueldos, pero jamás con la idea de eliminar a estos organismos, porque sí funcionan, y sí, seguramente requieren ajustes, pero definitivamente no la supresión.

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