#Políticaaldeana. De profesor a millonario

0
3965

De ser un modesto profesor nacido en Arteaga, Coahuila, “El Gato” Alfonso Cepeda Salas se convirtió en un empresario millonario y dejó de ser aquel líder de la devastada Sección 38 del SNTE en Coahuila (1995-1998), para convertirse en el flamante Secretario General del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (2018-2024) por el apoyo que recibió en su momento de la ex dirigente Elba Esther Gordillo Morales. El secreto del enriquecimiento del dirigente magisterial es su hijo Alfonso Cepeda Garza, quien -se dice- utilizó los dineros mal habidos de su padre para hacerlos producir.

El secreto es conocido entre los profesores coahuilenses que conforman las secciones 38, 5 y 35 del SNTE en esta entidad, por la descarada forma como la familia de Alfonso Cepeda se enriqueció bajo la sombra del poder sindical en los últimos siete años en Saltillo, Torreón y Monclova.

 “El Gato” Alfonso Cepeda Salas

Xicoténcatl de la Cruz García, Carlos Moreira Valdés, Juan Manuel Armendáriz Rangel, José Luis Ponce Grimaldo, Alejandro Orta González, Julián Montoya de Fuente, Jorge Fernando Mora Garza, Jorge Salcido Portillo y Gabriel Uchino Oviedo son solo algunos de los que dirigieron las secciones del magisterio coahuilense, y además son los cómplices y por lo tanto beneficiarios de Alfonso Cepeda Salas.

Alfonso Cepeda Garza (hijo de “El Gato”) es uno de los cuatro socios que componen la empresa Albora Grupo Capital Humano S.A de C.V., que sigue prestando servicio a la desahuciada Clínica Hospital del Magisterio Unidad Saltillo en los últimos años. De tal manera, que los despojos que dejaron los ladrones sindicales, todavía le rinden frutos al hijito del corrupto.

Antes de tomar posición como Secretario General del SNTE en la ciudad de México, Alfonso Cepeda Salas conformó varias sociedades mercantiles en el estado de Nuevo León, como son Alheira Servicios Hospitalarios S.A. de C.V; Alheira Medicina Avanzada y Alheira Servicio Operativo y Sistema Operativo Hospitalario, S de R.L. de C.V. a través de su esposa Irazema Yazmín Garza Ramos y sus hijos Hector Iram y Alfonso Cepeda.

Los allegados a Cepeda Salas con mucha discreción confirman lo anterior, más ahora que el caso se ha divulgado ante la opinión pública. Incluso, se afirma que el deshonesto dirigente magisterial creó a través de varios socios y de su misma familia la Corporación Alheira Integrada S.A de C.V. que administra en Saltillo un edificio propio que alberga el laboratorio Médica Bosco, Salud Ocupacional Médica Bosco, Farmacia Bosco y Médica Bosco, que incluye un hospital equipado que seguirá creciendo. El inmueble se ubica a un lado de las instalaciones de la UANE.

Para que el negocio sea redondo, el Hospital del Magisterio de Saltillo y las Clínicas del Magisterio de Torreón y Monclova contratan los servicios médicos de dicho corporativo de salud, para que brinden atención a profesores activos o pensionados, debido a que las tres clínicas carecen de equipos modernos y no pueden brindar una atención adecuada a los trabajadores de la educación en Coahuila, por eso “El Gato” Cepeda Salas creo estos negocios. 

Queda claro que Alfonso Cepeda Salas visualizó desde años atrás el rumbo crítico que tomarían los tres principales hospitales del magisterio en la entidad, a los que dejaron morir, para crear la necesidad de estas empresas servicios médicos, y de paso, también atender a ciudadanos con recursos económicos, para hacerle la competencia a los hospitales privados de Saltillo como son Christus Muguerza y la Clínica Hospital La Concepción, quienes no se quedaron atrás y triplicaron sus ingresos gracias al Covid-19 y a la pandemia. 

Estos redituables negocios de la familia Cepeda-Garza, creados con dinero robado, recibieron de las clínicas del magisterio coahuilense pagos millonarios; de tal manera que las empresas médicas de la familia de Alfonso Cepeda Salas, han experimentado un vertiginoso éxito, mientras las tres secciones del SNTE en Coahuila tienen problemas serios no solo para darle servicio médico a sus agremiados, sino para cubrir las pensiones de los sindicalizados.

Pero todo esto no parece importarle a los profesores y empleados de la educación, por nuestra parte lo retomamos, para que “El Gato” Alfonso Cepeda Salas se dé cuenta que sus raterías y el producto de lo robado, están a la luz pública, aunque se hayan camuflajeado como inversiones familiares. ¡Pinches ladrones! Ni la despistan…