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Samuel Cepeda Tovar.

¿Son 500 mil votos suficientes para asegurar el triunfo en la elección por la gubernatura en Coahuila? El precandidato, Manolo Jiménez, ha mostrado músculo en la elección interna del PRI dejando en claro la fuerza de su imagen como candidato, aunque ciertamente los comicios no fueron más que un proceso de simulación en donde ya todos sabíamos sobre el designio con años de antelación, la realidad es que se trataba de mostrar y presumir votos para derrotar psicológicamente a sus adversarios.

La respuesta a la pregunta inicial tiene dos respuestas dependiendo el contexto. La primera: En Coahuila el listado nominal con corte al 2022 es de 2 millones 249 mil 789 electores, es decir, matemáticamente no hay mucho que celebrar, pues representan tan solo el 22% de los coahuilenses con derecho a voto y teniendo en cuenta que representa la unión de varios partidos en alianza los números parecieran ser definitivos, y todo dependería de los candidatos restantes y su poder de convencimiento durante la campaña.

Por su parte, Morena, en la elección federal de 2021 obtuvo 406 mil votos y 350 mil en apoyo a “la transformación” durante la revocación de mandato de 2022; sin embargo, Morena llega fragmentado a este proceso electoral al haber también designado a un candidato poco carismático y con antecedentes de derrota electoral en elecciones pasadas por lo que se ve muy difícil que esos 400 mil votos sigan íntegros rumbo a las elecciones de junio próximo.

Una desbandada morenista hacia el PT no suma en nada a la oposición; sin embargo, derrotar a un 22% no parece ser una misión imposible; no obstante, y aquí viene la segunda respuesta al planteamiento inicial: el abstencionismo. Generalmente vota el 50% del listado nominal, estaríamos hablando de un millón cien mil votos; de los cuales el PRI tendría casi el 50% lo que sin duda lo acercaría más a la victoria, y nada anticipa que el 50% de ciudadanos que nunca salen a votar salgan a hacerlo en esta próxima elección, pues Coahuila no es un Estado con violencia como lo fue en sexenios anteriores y la economía es fuerte en las principales ciudades como para que la ciudadanía en un voto de hartazgo y castigo decidieran salir en masa a votar por la alternancia.

En lo personal lo único que le puedo reprochar al PRI en Coahuila es estar lleno de juniors y amigos en un reparto cíclico del poder con integrantes cuyos méritos son el compadrazgo y la alcurnia política; que la seguridad ha costado innumerables violaciones a derechos humanos por parte de la policía estatal y definitivamente que el progreso no se siente en municipios pequeños como en los grandes, fuera de ahí, el gobernador actual ha hecho un trabajo aceptable y su candidato hizo lo propio como alcalde de la capital, y frente a este escenario y con la oposición dividida 500 mil votos no aseguran una elección, pero si se acercan mucho a una situación muy similar a la victoria electoral.

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