En Canadá estalló el enésimo escándalo de la iglesia católica. En sólo tres fosas se encontraron los restos mortales de más de mil niños indígenas que fueron arrebatados de sus padres, para meterlos en internados operados por sacerdotes y monjas católicos, donde fueron maltratados, torturados, abusados sexualmente y muertos; además de obligarlos a renunciar a sus costumbres, idioma y familia. Se dice que hay miles de casos más, pues falta de investigar en decenas de internados de este tipo, que funcionaron hasta finales del siglo pasado.
¿Por qué el “mundo libre” sigue creyendo en la iglesia católica, cuyos sacerdotes y monjas violan, secuestran y asesinan a sus hijos?