¿Qué sigue en Coahuila?

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José Guadalupe Robledo Guerrero.

Los resultados de las elecciones intermedias del pasado 18 de octubre requieren de algunas observaciones: el carro completo que obtuvo el PRI sorprendió a propios y extraños, pero esa victoria electoral es explicable por el trabajo de Miguel Ángel Riquelme Solís, por la estructura partidista del PRI y el esfuerzo y disciplina de los operadores del partido en el poder, características de las que adolecen el resto de los partidos.

La votación fue mínima: del padrón electoral sufragaron el 40.91 por ciento, y el restante 59.09 por ciento corresponde a la abstención. Aun así, los perdedores de Morena, encabezados por el inefable Armando Guadiana Tijerina acusaron a las hermanas Hortensia y Miroslava Sánchez Galván de su derrota, porque -según ellos- le ayudaron al PRI a llevarle votos. Por su parte, el dirigente interino de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, aseguró como mal perdedor que su partido “no reconoce los resultados”.

Y siguiendo con aquello de que la victoria tiene muchos padres y la derrota es huérfana, el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno “Alito”, se apresuró a decir “Ganamos en Coahuila e Hidalgo”, mientras que el gobernador coahuilense insistió en que no hubiera triunfalismo, que los nuevos diputados trabajaran en favor de los coahuilenses.

Sin embargo, lo más importante del triunfo electoral priista, es que el gobernador Miguel Ángel Riquelme no tendrá obstáculos en el Congreso estatal para realizar sus proyectos en la segunda mitad de su sexenio, solo faltan las elecciones de 2021, en donde se elegirán los presidentes municipales y los diputados federales, pero concurrirán a esa elección con la confianza de haber ganado la intermedia. Por otro lado, aquellos saltimbanquis del PRI que oportunistamente estaban listos para brincar a Morena, seguramente lo pensarán con más cuidado.

En otras palabras, el camino a la sucesión gubernamental de 2023 está despejado, y seguramente comenzará a ser transitado por aquellos que tienen posibilidades de conseguir la candidatura de PRI, siempre y cuando tengan la anuencia del gobernador.

Por eso no está de más asegurar que hasta ahora hay dos visibles precandidatos del PRI a la gubernatura: el torreonense Eduardo Olmos Castro y el saltillense Manolo Jiménez Salinas.

Se dice que Olmos Castro en 2011 perdió la candidatura priista, porque Rubén Moreira la consiguió con su hermano, el entonces gobernador Humberto Moreira, y como disciplinado priista terminó su gestión como alcalde de Torreón, y luego se fue a la representación de Coahuila en la Ciudad de México.

Por su parte, Manolo Jiménez se ganó una buena imagen pública por su trabajo al frente de la Presidencia Municipal de Saltillo, allí ha mostrado sensibilidad, disciplina y coordinación con el gobernador Riquelme, en momentos difíciles para todos los gobernantes, sobre todo en lo concerniente a la pandemia del Coronavirus que no cesa en su contagio y mortandad.

De este par de políticos priistas, dicen los enterados, surgirá el candidato del PRI a la gubernatura de Coahuila. Por lo pronto, el torreonense será -como se ha dicho- el Presidente de la Junta de Coordinación del Congreso estatal, mientras que el saltillense terminará su gestión como alcalde, con la seguridad de que ocupará un lugar importante en el gabinete estatal o decide buscar una curul en la Cámara de Diputados, pues se cree que la segunda reelección no será aprobada, pero la moneda está en el aire…

Política aldeana

A quien le fue muy mal en las elecciones del pasado 18 de octubre fue al Partido Unidos del exgobernador Humberto Moreira, perdón, de su hijo Rubén Humberto Moreira, pues únicamente lograron 21,598 votos que representan el 2.51 por ciento de la votación total, por tal motivo -dicen los que saben- perderán el registro, ya que necesitaban obtener el 3 por ciento de los votos para conservarlo. ¿Será?

Lo cierto es que los resultados indican que los coahuilenses están hasta la madre de Humberto Moreira, quien fue el artífice y beneficiario de la megadeuda que le endilgó a Coahuila. Por eso, bien haría Humberto en dejar en paz la política coahuilense y dedicarse a disfrutar la enorme riqueza personal que los enterados aseguran que atesora…

Pregunta huérfana

Y a propósito de la megadeuda. Hay quienes dicen que Fernando de las Fuentes Hernández “El Diablito” quiere ser presidente municipal de Saltillo, seguramente porque cree que le deben un favor, pues en 2011 cuando fue presidente del Congreso estatal legitimó la deuda ilegal de más de cinco mil millones de pesos que no tenía ningún respaldo, ni documentos, pero hay quienes creen que ya le pagaron el favor con creces.

¿Tendrá posibilidades “El Diablito” o ya palomearon al otro que andan “plazeando”?