“NO DEBES HACER COSAS MALAS QUE PAREZCAN BUENAS, NI BUENAS QUE…”

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 Jesús M. Moreno Mejía.

Son muy sabios los
refranes mexicanos.

            El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo recientemente un tremendo berrinche, tras de haberse enterado que en el periódico “The New York Times” se señalaba que algunos de sus colaboradores habían tenido vínculos con el crimen organizado, a fin de financiar su campaña política en 2018.

            Obvio es que AMLO negó lo señalado por el NYT, tal como lo había hecho anticipadamente en relación con el mismo tema en otros periódicos extranjeros, asegurando que se trataba de una cruzada política de sus adversarios, para descalificarlo a él, a su régimen y a su movimiento, pues no se aportaban pruebas y además se aprovechaban los tiempos electorales en México y en Estados Unidos de América al publicar el infundio.

Pero, “haiga sido, como haiga sido”, el mandatario cometió un par de exabruptos cuando comentó lo publicado en el NYT en su espacio matutino que se transmite de lunes a viernes, al exhibir en público el número telefónico de la responsable de la nota periodística, para luego afirmar que se estaba dañado a la autoridad moral del presidente, “que está por encima de la Ley”.

En relación con el reportaje del NYT, existe el comentario de que se trata de una indagatoria cerrada hace tiempo por las autoridades del vecino país del norte, recuperada ahora a semanas de las elecciones del domingo 2 de junio, junto con la campaña emprendida por la oposición con la consigna “narcopresidente”.

Con algunas variantes, el mismo señalamiento lo hizo antes la agencia informativa “ProPublica”, motivo por el cual AMLO insiste en que se trata de una campaña orquestada en su contra y el intentar perjudicar a la candidata del partido en el poder (Claudia Sheinbaum), como parte de la “Guerra Sucia” del grupo opositor.

El periodista Jorge Zepeda Patterson, comentó hace unos días que “el impacto propagandístico que tiene la nota en México es mayúsculo, pero en Estados Unidos no es menor, (pues) fortalece las posiciones de la derecha que pugna por una política de intervención directa, bajo el argumento de que el estado mexicano está dominado por los carteles.”

A lo anterior, agrega lo siguiente: “Lo que sabemos es que uno o varios testigos protegidos negociaron su sentencia, ofreciendo información sobre presuntos vínculos entre el narco y colaboradores del presidente mexicano en funciones, (pero) la información fue desechada por el Departamento de Justicia por carecer de sustento.”

AMLO ha insistido que se aporten pruebas del señalamiento, e incluso dijo que en caso de comprobársele fehacientemente que hubo tratos con el narco, él renunciaba.

El NYT, por su parte, señala que el Departamento de Justicia habría desechado la investigación, no porque careciera de veracidad sino por motivos políticos y Zepeda Patterson opina que es un planteamiento indigno de un reportaje de investigación, porque para argumentarlo deben citar a los mismos funcionarios que hicieron la acusación y que les fue rechazada por falta de elementos, “pero la fuente es seguramente la DEA”, o sea el Departamento Oficial Antinarcóticos de EUA.

También critica que “sostener la campaña de “narcopresidente” con inversiones millonarias o publicar artículos forzados, provocan un enorme daño potencial a la estabilidad del país y sus instituciones. Es altamente irresponsable tanto por parte del NYT o de quien lo ha tuitiado (aludiendo en principio a Claudio X y sus equivalentes), quienes se dicen defensores de la democracia, pero que en realidad sólo pretenden ganar votos en favor de la candidata de oposición.”

El caso da para toda una serie de especulaciones, pero lo que no es posible soslayarse es la postura de AMLO al reclamarle el por qué exhibió a la reportera del NYT en una de sus “Mañaneras”, dando a conocer el número telefónico de ella, exponiéndola a una posible agresión verbal (sino es que física), pero la respuesta del mandatario fue: “No pasa nada y si tiene miedo que cambie de número telefónico.

Además, al insistírsele que divulgar el número significaba ser algo innecesario y agredir a la dignidad de la persona, irritado el presidente dijo que mayor era atentar contra él, “ya que su autoridad moral está por encima de la ley”, lo cual desfavorece a su causa.

¡Hasta la próxima!